Existen varios tipos de aplicaciones Android que poseen serias dudas de su efectividad. Optimizadores, antivirus, limpiadores de móvil… ¿Y si se reunieran todos en una sola app?
Suelo ser de los que analiza el móvil de mis amigos y familiares en busca de lo que habitualmente utilizan en su día a día. Las aplicaciones más populares lo son porque se usan a diario; de ahí que tomar conciencia de lo ajeno ayude a encontrar la opinión más equilibrada. Pues bien: pocas veces son las que no me topo con algún antivirus, optimizador de sistema o aplicación encargada de limpiar el móvil.
No puedo decir que sean inútiles porque faltaría a la verdad: hay muy buenas apps de cada tipo que yo recomendaría a los usuarios que estén en riesgo. El problema viene cuando observas aplicaciones que no solo son dudosas en su efectividad, encima se empeñan en llenar el móvil de funciones extra y, como es lógico, terminan inundando con publicidad. Sí, ya sabes a qué aplicaciones me refiero.
Entras a la Play porque el móvil te dice que tienes un virus y terminas lleno de publicidad
El truco del banner publicitario que simula ser un virus es más que viejo, pero sigue siendo efectivo en aquellas personas que desconocen cómo funciona su teléfono, que es la mayoría. Lo habitual es encontrarse con un anuncio a pantalla completa que simula ser un virus. El usuario se lo cree, así que pulsa en el anuncio para ¡oh, sorpresa! caer en la Play Store, dentro de la ficha de un antivirus. Descarga directa, como es lógico.
Hay aplicaciones de antivirus que abusan de la alarma para que se instalen sin pensar
Esta estrategia tan sucia de promover aplicaciones sigue en boga porque Google aún no ha hecho nada por evitar el fraude. Prometió bloquear los anuncios que se salten las reglas de buena publicidad, pero esta opción aún no ha llegado a todas las versiones de Google Chrome. Y claro, basta que el móvil te avise de que tienes un virus para que te descargues el antivirus al que mágicamente te envía el banner.
No solo supone una falta de respeto al usuario, también es un fraude: la mayor parte de las aplicaciones que se promocionan de esa forma tan sucia no hacen su cometido. No protegen del malware por más que digan que detectan y borran los virus; tampoco ofrecen ningún tipo de seguridad ya que, con la cantidad enorme de permisos que utilizan, tienen acceso a todos los datos de quien instala estas apps; y lo peor: el móvil se vuelve terriblemente lento por la publicidad, las pantallas de bloqueo y los widgets anclados en la barra de notificaciones.
¿Recuerdas los tiempos de Internet Explorer y la cantidad enorme de barras de herramientas que acumulaban quienes le decían a todo que sí? Pues en Android ocurre algo parecido con los antivirus y optimizadores. No solo eso, estas apps se han propuesto ganar aún más clientes al convertirse en supuestas herramientas para todo.
Security Elite, el combo perfecto para arruinar tu teléfono
Uno de los ejemplos del combo del que te hablo es Elite Security, una aplicación de seguridad que está utilizando la estrategia de los banners de virus. Es una de las más descargadas de la Google Play Store esta semana y acumula entre 20 y 50 millones de instalaciones. Una barbaridad para una aplicación que incluye supuestas herramientas de optimización y termina arruinando la experiencia de usuario, especialmente si el móvil es poco potente.
Instalé la aplicación y me han salido anuncios, tengo un montón de notificaciones, saltan banners en la pantalla de bloqueo y, según he leído en los permisos y en los acuerdos de uso, tienen acceso a prácticamente todos mis datos. Un peligro al que no debería estar nadie expuesto ya que, en sí, Security Elite no es fiable para ninguno de los aspectos en los que se especializa.
Existen muchos ejemplos que se equiparan a Security Elite, los antivirus y los optimizadores son muy rentables. Y suponen un agravio comparativo a los antivirus Android que realmente hacen su trabajo y no abusan de la confianza del usuario. Google debería poner en marcha algún tipo de restricción al abuso de estas aplicaciones. Algo que, por desgracia, no va a ocurrir.