La fragmentación no solo está en Android, también en la mensajería
A pesar de que el móvil sirve para comunicarse, no siempre resulta sencillo hacerlo. Con tantas aplicaciones de mensajería, ¿cómo elegir la adecuada?
Llamar por teléfono siempre será la opción básica para un smartphone y casi la única que sirve para establecer la comunicación entre dos números distintos. Llamar y enviar mensajes es algo universal, aunque no lo más utilizado. En la actualidad, ¿qué es lo que más se usa? Las aplicaciones de mensajería, software que ha facilitado la manera de comunicarnos contribuyendo a una fragmentación que también resulta muy visible.
Existen cientos de maneras de enviarle un mensaje a una persona usando el smartphone. Dentro de esas maneras hay algunas más populares que otras, ya lo sabemos, pero siempre existe cierta obligación que no siempre casa con nuestro deseo. ¿Usamos la aplicación que nos apetece o la que menos problemas da a la hora de establecer el contacto con otra persona?
La mensajería tendría que adaptarse a ti, pero ocurre al revés
Imagen de XKCD
Si hay algo que cree más polémica que enfrentar a Android contra iOS es hacer lo propio con WhatsApp y Telegram. No son las únicas, que aquí entrarían desde Facebook Messenger a Line o WeChat. Siempre hablando de aplicaciones de mensajería ya que podemos comunicarnos directamente con Twitter, Instagram, LinkedIn, Google Allo… Tantas opciones que han terminado por fragmentar la comunicación.
Hay tantas opciones de mensajería que se ha creado una inmensa fragmentación
Imagina por un momento que alguien accediese a un smartphone por primera vez sin conocer nada de lo que implica ni de las aplicaciones que suelen utilizarse de manera habitual. Lo más lógico es que, si quiera establecer comunicación con sus amigos, utilizase lo que le viene de serie con el móvil. Los SMS, esta sería la primera opción, también las llamadas. En cambio, y aunque se sigan utilizando, lo que viene de serie es lo más desconocido.
Esa persona que ignoraba lo que es un smartphone se encuentra con que el dispositivo que le abría la puerta a la comunicación no viene con lo que todos utilizan para comunicarse. Así que necesita entrar en sintonía con el resto eligiendo lo que estos usan a diario. No hace falta dar nombres: puede descargar la más lógica o la que más le guste. Quizá resultaría más cómodo instalar las más usadas, pero el gasto de batería y datos en segundo plano sería importante.
El problema no es grave porque WhatsApp es un estándar
Nos guste o no (aquí ya entra la polémica), la única forma de comunicarnos con mensajes manteniendo la seguridad de que llegan al destinatario es elegir los SMS o WhatsApp. No tengo nada en contra de uno ni de otro, pero no me veo enviando mensajes de texto en pleno 2017. Además de que entrañan un coste (depende de la tarifa y de si el operador incluye un paquete de SMS), las aplicaciones por defecto que los gestionan no siempre ordenan bien las conversaciones.
WhatsApp es el estándar cuando queremos enviarle un mensaje a alguien y a la vez asegurarnos de que llega. Podemos decir que no es la mejor y sería cierto, que es la que menos innova y tampoco sería discutible. pero no hay nadie que pueda rebatir el hecho de que WhatsApp se ha convertido en la manera socialmente más aceptada de establecer comunicación con otras personas. Incluso aunque no se conozcan personalmente: la próxima barrera es la comunicación profesional, algo en lo que Facebook está asentándose.
WhatsApp es un estándar, nos guste o no. Y tampoco es tan malo: es una de las maneras de minimizar la fragmentación de la mensajería. ¿Imaginas que tuviéramos que elegir si todas se utilizasen al mismo nivel? En agendas extensas habría que instalarlas todas. Una locura.