OnePlus no acepta bien las críticas

Esta semana se ha presentado el OnePlus 2, la segunda generación de un smartphone con especificaciones de gama alta y precio reducido. Su aparición supuso un soplo de aire fresco a una industria que debe reinventarse cada año. Lo interesante es que OnePlus es tan solo una startup creada por ex-empleados de Oppo, una pequeña empresa que con un marketing agresivo, un sistema de invitaciones y un buen dispositivo consiguieron captar la atención de la comunidad Android.

En este segundo intento han corregido algunos errores como el sistema de ventas poco fluido, sin embargo han amplificado su marketing agresivo con un lema tan ambicioso para su móvil como el de «2016 flagship killer». Toma ya. Está bien que quieran competir contra los móviles de este año como el S6 o el LG G4 pero autoproclamarse campeón también el año que viene da cuanto menos risa. Así fue la conclusión que tuvimos en el artículo sobre si el OnePlus 2 merece la pena. 

Hasta aquí todo normal. Una empresa diciendo ser la mejor, no pasa nada. Todas lo hacen y si eres una pequeña startup lo lógico es que quieras ganarte un hueco a base de hiperboles, exageraciones y ataques directos a rivales más grandes. Cuando eliges a un rival más grande intentas ponerte a su altura para que los demás piensen que jugáis en la misma liga. Pero hay que saber encajar las críticas y OnePlus se encuentra justo en ese punto.

Uno de nuestros blogs más respetados y auténtico referente es Android Police. Ayer en un editorial, David Ruddock hizo una agresiva crítica a OnePlus y su estrategia. Diremos que empleó el mismo tipo de medicina contra ellos.

Empieza criticando el lema de flagship killer, continúa enumerando los diversos fallos del terminal (aunque quizás NFC sí podría tener), sigue con que su marketing no solo es agresivo si no también agotador. Después pasa por comentar que OnePlus solo puede existir a ese precio ya que si no no tendría posibilidades contra los peces gordos como Samsung, Huawei o Motorola. La crítica prosigue hablando que Oppo, inversor detrás de OnePlus, no permitiría muchos intentos más si no logran crecer significativamente. En definitiva, comenta de una manera muy apasionada los diversos problemas que tiene OnePlus. Ellos han elegido una estrategia con muchos puntos oscuros, puntos que intentan ocultar una verdad clara: son una empresa pequeña y para competir deben arriesgar.

¿Por qué entonces estamos hablando de esto? Básicamente porque desde OnePlus no han encajado bien esta crítica y han comunicado a Artem que las invitaciones y móviles de prueba tardarán en llegar. Lo que es lo mismo, si no hablas bien de nosotros no te daremos móviles. Tampoco la información que nos pidas. Esto se llama presión editorial y forma parte de la industria de medios de comunicación y empresas de tecnología, es el pan de cada día. Este pequeño desencuentro nos recuerda a la empresa de la manzana, cuando se cortó relaciones con Gizmodo por filtrar información.

Siguiendo con el ejemplo de Apple, estuvieron años sin poder ir a los eventos. Sin embargo con el paso de los años esto se solucionó y ahora mismo son amigos. Con Android Police puede acabar ocurriendo algo parecido, OnePlus sabe que debe llevarse con la comunidad y desde AP si todo acaba bien habrán fortalecido su relación con un prometedor fabricante.

Si a OnePlus le importa tanto la comunidad, deben entender que los críticos también forma parte de ella. Encajar estas críticas forma parte del proceso de maduración de toda empresa. Si en un futuro quieren convertirse en un fabricante establecido y respetado, deben poner buena cara a las verdades que les bombardean. Unas verdades que a veces son tan agresivas como sus propios eslóganes.

Hoy anuncian que han alcanzado el millón de invitaciones. No nos engañemos, menos del 30% se traducirán en ventas. El OnePlus 2 tiene pinta de ser un gran terminal, es hora de empezar a luchar de tu a tu contra los otros fabricantes. Esperemos que de esta polémica con Android Police abandonen la idea de que es bueno que hablen de ti, aunque mal.