La fotografía instantánea fue uno de los inventos más relevantes de la era moderna. Desde su invención, hemos pasado de requerir horas de trabajo para la captura de una imagen a décimas de segundos. Mientras más fue avanzando la tecnología, más rápido y menor coste suponía sacar una foto, hasta tal punto que sacar una foto es completamente gratuito si tienes una cámara digital u smartphone.
Al no existir un coste de captura de imágenes, las causas por las que uno saca una fotografía se han ido volviendo cada vez más banales, creando una casi obsesión por fotografiar cada aspecto de nuestra vida, por muy poco interés y sentido que tenga.
Con la revolución de Internet, se añadió un nuevo campo de batalla, y es que ahora no era más accesible que nunca sacar fotos, sino que podíamos compartirlas con nuestros conocidos (y desconocidos) en cuestión de segundos. A causa de ello, Internet lleva desde que se convirtió en un medio popular lleno de fotos de comida, gatos, y de nosotros mismos, mediante autofotos o selfies.
El origen del selfie
Echarse un selfie es el acto de sacarnos una fotografía a nosotros mismos, con mucha maña mediante el uso de espejos. Aunque el término sea relativamente nuevo, el acto de autofotografiarse existe desde muchos años atrás, siendo Robert Cornelius la primera persona que conocemos que se hiciese una autofoto ¡en 1839!
A pesar de la proeza, en aquella época no tenía el curioso nombre que nosotros le hemos acuñado , sino que lo llamó El primer retrato de captura de luz jamás tomado, convirtiéndole en el auténtico pionero de nuestra actual moda.
El inicio de una moda
Tras la primera captura de Cornellius, seguramente no fuese el único en autofotografiarse, aunque dicha actividad si que pasó desapercibida durante unos años. No fue hasta el boom de la fotografía digital e Internet que los autoretratos se convirtieron en tendencia.
Durante los primeros años del siglo XXI, lugares como Myspace o Fotolog fueron infestados de fotos con un nivel de calidad bastante bajo. Ante la escasez de cámaras frontales, la solución encontrada por la mayoría de mortales fueron las fotos en el cuarto de baño, frente al espejo, fotografía que normalmente catalogaríamos como de mal gusto, pero que era socialmente aceptado entre los jóvenes (mientras otros padecíamos vergüenza ajena)
Comenzando la segunda década del año, el término selfie para semejante acción se popularizó de tal manera que incluso la revista TIME la consideró una de las 10 expresiones más populares de 2012, pero eso no fue todo, ya que los diccionarios Oxford la catalogaron como la palabra del año durante 2013.
Aprovechando el tirón de un término que no paraba de crecer, Samsung preparó para la gala de los Óscar del año pasado un movimiento de marketing que sería el pistoletazo de salida en una nueva guerra del mercado móvil, moviendo los hilos para crear el selfie más famoso de la historia.
Este último selfie generó un terremoto entre los fabricantes, los cuales durante un tiempo se olvidaron de los gigahercios para entrar en la batalla de las cámaras frontales, una batalla en la que hemos visto casi de todo, desde teléfonos dedicados a los selfies, hasta cámaras rotatorias, además de aplicaciones diseñadas para compartir nuestro hermoso rostro en Internet.
Tipos de selfies
Como si de un virus se tratase, los selfies no solo han invadido todo lo que amamos y nos rodea, sino que han evolucionado hasta tal punto que podemos llegar a categorizar los selfies en distintos tipos, según lugar, actividad o evento. Como dar una categoría a cada uno sería muy complicado, comentaremos algunos de los más populares.
- En el baño: El selfie clásico de toda la vida, una buena pose frente al espejo para compartir tus azulejos con todo internet.
- El selfie saludable: El selfie de los que no solo les gusta tener vida sana, sino comunicárselo al resto de conocidos, una foto después de sudar la gota gorda o mostrando bíceps.
- Duckface o Morritos: Un tipo de selfie bastante popular entre un sector del género femenino que consiste en apretar los morros, sin comentarios.
- Estamos de celebración: Típico selfie que uno se hace cuando está en una boda, cumpleaños o comunión. Por algún extraño motivo, tu jeta es más importante que el resto de la celebración en sí.
- Conociendo famosos: Encontrarse un famoso no es algo que uno haga todos los días, así que toca inmortalizarlo (recuerda que no eres el centro del mundo, y que en la foto debe haber espacio para el famoso en cuestión)
- Fotos de pies: Es quizás uno de los menos egocéntricos entre todos los selfies, pues fotografiamos nuestros pies como muestra de he estado en tal sitio, siendo el lugar el verdadero protagonista.
- Un selfie en las alturas: Quizás el único tipo de selfie que nos gusta a aquellos que no nos gustan los selfies, y es que echarse una foto en la cima de una montaña es una de las pruebas más veraces de que hemos conseguido llegar hasta allí. Recuerda no tapar todas las vistas con tu cara.
- Selfie en la cama: Y pasamos de uno de los más queridos por los ajenos al selfie a uno de los más odiados. Echarse un selfie en la cama para dar los buenos días o las buenas noches a Internet es costumbre de muchos, aunque a pesar de las buenas intenciones a muchos no nos haga tanta gracia.
Y esos serían algunos de los selfies más comunes y populares del panorama, aunque los amantes a Instagram sabréis por experiencia que hay muchos más escondidos
Rizando el rizo: Palos de selfies, Groufies y Panoselfies
Para temor de muchos, esto no iba a parar aquí, y tenemos varios ejemplos que demuestran que la moda de los selfies está llegando demasiado lejos:
Lo primero es el palo de los selfies, un curioso artilugio que consiste en un palo en el que sujetamos nuestro teléfono en un extremo, mientras que en el otro contamos con un botón que nos permite sacar una captura a larga distancia. Lo que podría ser un invento útil a la hora de viajar (siendo turista, quien no ha temido alguna vez porque le roben la cámara al pedir a alguien que te saque una foto frente a un monumento) se ha convertido en un detector de adictos al selfie.
Otro termino bastante curioso es el de los Groufies, término bastante sencillo para denominar un selfie grupal. Con propósitos de marketing este término ha sido registrado por Huawei, con la esperanza de que se convirtiese en una nueva moda.
Y por último, tenemos uno de los últimos fenómenos, el Panoselfie. Ya con el palo de los selfies muchos descubrieron que tan importante como su rostro también lo era el contenido del resto de la foto, y los Panoselfies son una vuelta de tuerca a esta premisa. Aprovechándonos de la tecnología de los móviles para realizar fotos panorámicas, denominamos panoselfie al acto de realizar un selfie durante una fotografía panorámica.
Esta última práctica se está volviendo muy popular en los últimos meses, con grandes fotos que podemos ver en flickr hacia aquellos expertos en el arte de las panorámicas que consiguen sacar buenos resultados. El gran pero de esta práctica, es que si nuestro pulso no trabaja bien girando la cámara, obtendremos resultados bastante decepcionantes, como los que podemos encontrar en Tumblr.
Por si estas interesado en el tema de las panoselfies, y te interesa aprender a hacerlas, en Petapixel disponen de una gran guía para realizarlas:
Por mi parte personal, temo el día en el que los palos de selfies y los panoselfies se unan en palos con motor de rotación que permitan el panogroufie perfecto. El día que esto suceda ya será demasiado tarde para reconocer nuestra obsesión.
Conclusiones
Hemos hecho un largo recorrido en lo que respecta a esta tan popular práctica. Hemos recorrido un poco de historia para llegar a analizar lo que es un fenómenos social, y aquí nos hayamos, en el final de este artículo.
Más allá de lo que puedan representar, no creo que la fiebre de los selfies sea algo tan negativo como sus detractores opinan. El ser humano siempre ha sido vanidoso por naturaleza, existiendo la diferencia de que en el pasado no existían tantas facilidades para demostrar nuestro amor propio.
Aún así, considerándolo como inherente a nuestra naturaleza, pensamos que la moda de los selfies está llegando demasiado lejos. Para aquellos que sientan obsesión por las autofotos os comentamos que no está mal, pero a su vez os advertimos que en ocasiones nos centramos demasiado en nosotros mismos, y eso nos hace perder ciertos detalles de nuestra vida. Incluso se habla de más de diez mil víctimas mortales en los dos últimos años por hacerse un selfie. Una cifra más fruto de la estadística y la casual y no tanto de la peligrosidad de los selfies, pero igualmente llamativa.
Nuestro rostro lo vamos a seguir viendo el resto de nuestros días en el espejo, mientras que algunas otras cosas no las vamos a poder disfrutar en tantas ocasiones. Menos inmortalizar momentos, y más vivirlos.