Guía de supervivencia para un apocalipsis smartphonil
El Homo Androidus vive felizmente sin saber los retos que tendría en un mundo sin smartphones. La ONU estudia cómo reintegrarlos en caso de catástrofe.
4 abril, 2015 20:30En los últimos años, el Homo Androidus se ha acostumbrado a vivir muy bien en un entorno donde todo lo podía hacer perfectamente a través de su smartphone, tablet, o, en el peor de los casos, de su ordenador, nunca consciente de lo cerca que está del completo desastre.
El Homo Androidus juega al Candy Crush en la seguridad de su hogar sin prestar demasiada atención a los peligros que le rodean. Por todos es sabido que si alguien busca Google en Google rompe Internet y a nadie se le ocurriría hacer eso, ni siquiera a un vulgar Homo Sapiens, pero menos conocidos son los catastróficos efectos que podría tener que alguien buscase Bing en Google. Iker Jimenez cree en Mountain View podrían tener preparado una máquina del fin del mundo que se activase en caso de que tal evento sucediese, mientras que científicos del CERN opinan que podría generar un agujero negro que se tragase la Tierra en apenas unos segundos. «Es como si alguien atase una tostada con mantequilla a la espalda de un gato y lo tirase de lo alto de un rascacielos», aseguran.
Pero la mayoría de científicos son algo más optimistas, y creen que únicamente comenzaría una reacción en cadena que dejaría fritos todos los móviles, tabletas y ordenadores del mundo. En caso de tal evento, la ONU tiene preparado un ambicioso plan de acción para integrar a los Homo Androidus en la sociedad del Homo Sapiens, pero no va a ser fácil. Estos son algunos de los puntos que recogen las 1138 páginas del volumen «Guía de supervivencia para un apocalipsis smartphonil». El primer y más importante consejo para los Homo Androidus: fundamental llevar siempre contigo una toalla. Pero siempre, siempre, siempre.
Readaptación al teléfono fijo
Muchos Homo Androidus ven el teléfono fijo como una especie de reliquia antigua que te ponen las operadoras que contratas para que te provean Internet, que de vez en cuando suena y al otro lado de te contesta una señortita que te propone cambiarte de compañía. Lo cierto es que estos aparatos son también una arcaica forma que los Homo Sapiens usaban para comunicarse entre ellos.
El Homo Androidus deberá enfrentarse al reto de memorizar los números a los que llama más frecuentemente -esos que en el teléfono tenía marcados como favoritos- y de apuntar en una agenda de papel los varios cientos de contactos que tenía en su smartphone, pero sobre todo deberá enfrentarse a esa pregunta trascendental que los Homo Sapiens dan por supuesta: ¿por qué el cable del teléfono fijo tiene esa forma así divertida en espiral? La ONU calcula que al Homo Androidus le harán falta unas 100.000 horas de conversación telefónica para llegar a la conclusión de que es para juguetear metiendo el dedo en el rollo mientras hablas.
Redescubriendo el buzón amarillo
Otro drama al que se enfrenta el Homo Androidus es el correo. Acostumbrado a recibir todo su correo en su bolsillo, perfectamente ordenado en las bandejas de Gmail y un magnífico filtro contra el spam, acostumbrarse a mirar el buzón antes de subir a casa para que no reviente puede ser un hábito difícil de recuperar. La ONU prevé que hasta medio millón de personas pierdan la vida por explosiones de los buzones de los olvidadizos Homo Androidus y calculo que los desperfectos pueden ascender hasta los 4.815.162.342 dólares.
Además, sin un botón de «marcar como spam», se calcula que las pilas de cartas sin abrir pueden llegar a alcanzar los 4,85 metros antes de colapsarse sobre si mismas. También se estima que uno de cada treinta Homo Androidus comprará Viagra sin necesitarlo realmente, y uno de cada diez tratará de alargar su órgano reproductor.
La guía recuerda que el Homo Androidus también puede tener serios problemas al tener que enviar una carta por correo convencional. Sudores fríos y mareos son algunos de los síntomas de ansiedad que pueden experimentar ante la perspectiva de tener que salir de casa en búsqueda de un buzón en vez de presionar cómodamente el botón de «enviar». La ONU cree que muchos Homo Androidus confundirán las papeleras con buzones, y además, tras años olvidándose de subir el archivo adjunto, se estima que se enviarán más de 80 millones de sobres vacíos.
Tienes la toalla a mano ¿no? Bien, sigamos.
Usar un callejero
La desorientación del Homo Androidus en el exterior es uno de los elementos que más preocupa a la ONU. Durante años, estos individuos se han acostumbrado a buscar en Google Maps cualquier dirección a la que necesitaban ir, encontrando de forma fácil la mejor ruta ya fuera en coche, transporte público o andando, y consultando en Street View. Sin esta información previa los expertos temen que el Homo Androidus se sienta profundamente desorientado. Según el informe de la ONU, «los Homo Androidus pueden ser los nuevos Lemmings«.
La ONU cree que se puede adiestrar al Homo Androidus para que aprenda a usar un callejero convencional, esos extraños volúmenes de papel con mapas. «El Homo Androidus está acostumbrado a ver retículas que usa para aplicar la regla de los tercios a sus fotos de Instagram, así que es posible que pueda usarlas también para encontrar una calle en el mapa», asegura César Millán.
Sin embargo, lo más preocupante es cuando, en las cercanías de su destino, el Homo Androidus no sepa llegar exactamente al lugar al que va. En su hábitat natural, sacaría el teléfono, se geolocalizaría y solucionaría fácilmente el problema. Sin smartphone, se verá obligado a acercarse a un extraño y preguntar.
En el caso hipotético de que consiga superar la barrera de establecer comunicación con un Homo Sapiens desconocido, ninguna investigación ha logrado evidencias de que puedan interpretar correctamente un «to’ recto y pasada la farmacia, pa’ la izquierda».
Un mundo sin Twitter: bajar a discutir al bar
El Homo Androidus es un ente opinador. «Tiene la necesidad biológica de opinar de cualquier cosa y a cualquier hora. Sienta cátedra en cualquier tema, ya sea la política agropecuaria del gobierno, la normativa de seguridad del transporte en patinete o la estrategia del seleccionador de curling de Skyrim», asegura el doctor Dave Bowman, del International Institute of Human Research de Cuenca. Sin Twitter ni otras redes sociales donde mostrar su omnisapiencia, el Homo Androidus puede entrar en un estado depresivo.
En este caso, los especialistas son realmente optimistas. «Son criaturas que, para opinar, se adaptan muy rápido a nuevos ambientes, les da igual hacerlo en Twitter, que en un foro, incluso en Google Plus, donde nadie les lee», dice Bowman. Por eso creen que no les supondrá ningún problema bajar al bar a discutir. «En sólo unos días, el Homo Androidus podrá discutir con un carajillo y un palillo en la boca». Más complicado ve, eso sí, que alguna vez lleguen a ser capaces de hacerlo sin usar hashtags. «En cuanto a la ausencia de Google para buscar datos, no les afectará mucho. Total, la mayoría de veces ya dicen solo tonterías».
Ligar sin Tinder
Pero si hay un aspecto que preocupa enormemente a los expertos de la ONU es la capacidad del Homo Androidus para reproducirse fuera de su entorno virtual, algo que comparan con la dificultad de conseguir que los hipopótamos se reproduzcan en cautividad. En este nuevo mundo, no tendrán Whatsapp ni Facebook para «picar piedra», se tendrán que enfrentar no sólo al reto de llamar a su interés romántico, sino que tendrán que hacerlo al teléfono fijo, donde existe la posibilidad de que les coja el/la marido/esposa padre/madre de la persona con la que pretenden llegar a copular.
No sólo eso, en un mundo sin smartphones no habrá Tinder que te ponga los matches en bandeja, con lo que el Homo Androidus deberá hacer frente a la necesidad de entrar a alguien en la discoteca, algo que puede provocarle mareos y diarreas explosivas. Tampoco podrán aliviar su frustración onanísticamente como hasta ahora tras la desaparición de todo el porno de Internet, lo que puede causar ansiedad e incluso delirium tremens.
Adaptarse a un mundo sin smartphones
Hacer cola para comprar entradas, apuntar citas en un post-it, cargar con carpetas llenas de papeles a una reunión en vez de subirlo a Google Drive, tener que ir a las grandes superficies en vez de encargar el juguete de turno a Amazon… miles son los retos a los que tendrá que hacer frente el Homo Androidus en un mundo sin smartphones, sin tablets y sin ordenadores. ¿Tienes la toalla a mano? Bien, pues sécate el sudor de la frente, que te hace un brillo y no habrá filtro de Instagram que te lo quite.