Juegos para móviles en Android y otras plataformas, ¿Dónde está el límite?
Música, películas, libros, correo electrónico, chat, videoconferencia… cada día hay más cosas que podemos hacer con nuestros teléfonos, y cada día hay cosas que podemos hacer mejor.
Aprovechando que estamos a punto de acercarnos al parón del verano, he preferido daros algo en que pensar durante estos tres meses, así que os voy a traer una pequeña reflexión sobre la evolución de una de estas funciones anexas al móvil, pero que originalmente no tenían nada que ver con él.
Supongo que viendo el video os quedará más o menos claro que me estoy refiriendo, por supuesto a los juegos. Y aunque me ha costado muchas horas de documentación y sé que a muchos de vosotros os va a decepcionar, no me estoy refiriendo con juegos a nada relacionado con Dildroid, sino a videojuegos de última generación y lo que nos espera.
La verdad es que no pensaba que pudiera sacarle mucha chicha a un tema como éste, pero lo hablé con la dirección del blog y, tras comunicarme que tenían secuestrado a mi perro una serie de convincentes argumentos pensé que quizá mereciera la pena darle un poco de vida al asunto.
Llevamos un par de años asistiendo atónitos a una carrera loca por ofrecer más y mejor tecnología integrada en nuestros teléfonos (o tablets), pero en la mayoría de los casos no sabemos realmente qué significa eso. No somos conscientes de que lo que tenemos en la mano son dispositivos capaces de reventar las marcas que ofrecían consolas de hace tan solo una generación (como Playstation 2 o Nintendo GameCube). Quizá dicho así no parezca demasiado pero esos dispositivos son máquinas dedicadas totalmente a reproducir videojuegos, no máquinas destinadas a tener latente un sistema operativo bajo ellas que está esperando llamadas o correos electrónicos en todo momento. Tened en cuenta que uno de los benchmark que se utiliza para poner a prueba los chipset de los tablets es mover demos técnicas realizadas con el motor Unreal Engine, o hacer correr Quake III Arena con los filtros activados.
Los saltos tecnológicos están siendo cada vez más grandes, y cada vez más rápidos. Más polígonos, más texturas, más elementos en pantalla, más efectos, y cada vez funciona mejor… ¿hay un límite?
Pues, como siempre, hay un límite, pero al contrario de lo que muchos piensan, no lo pondrá la industria, ni los fabricantes, ni los propios diseñadores de videojuegos. El responsable de cuando se estanque todo esto, serás tú, y yo, y todos los que usamos el móvil o el tablet para jugar. Tarde o temprano tiene que llegar un punto en que, por más que se ofrezca, los resultados cada vez se noten menos, y la gente empiece a perder el interés y por tanto la industria simplemente se canse de innovar por innovar. Aunque, afortunadamente, aún falta un largo tiempo para eso, y nos quedan por ver muchas maravillas aún en este campo.
Donde espero que se devanen los sesos más profundamente es en el campo de las interfaces. En PC y consolas tienes teclados, ratones, mandos, volantes, ¡incluso asientos vibradores con pantalla integrada para simuladores de conducción o vuelo! Pero en un móvil… ¡ay amigo! ¿qué podemos ofrecer en un móvil? Tienes la opción de tocar la pantalla, tocar los botones físicos (escasos) o girar el aparato a un lado o a otro, pero eso, en cuanto los juegos se vuelven un poco más complejos, los vuelve además un poco más incómodos. No obstante, como siempre, las novedades nos sorprenden gratamente, y habrá que ver de qué son capaces por ejemplo las cámaras 3D a la hora de diseñar juegos de realidad aumentada (un Kinect en el bolsillo o la mochila no suena mal, ¿verdad?), también se pueden aprovechar los sistemas de geolocalización para que el mundo forme parte del juego (recordad el artículo que hicimos sobre VuHunt hace unos días e imaginad una nueva vuelta de tuerca al respecto)…
La verdad es que hay muchas posibilidades, y sinceramente tengo la esperanza de que igual que mi niño interior no se rinde y quiere más y más sorpresas, los fabricantes se piquen con él y sigan sorprendiéndole por muchos, muchos años.
Y vosotros, ¿qué opináis? ¿hay límites para la técnica de los juegos? ¿y para las formas de jugar?