El ABC verdadero
La expresión “el ABC verdadero” se ha generalizado y muchos lectores me piden que explique su significación. Nada más fácil.
El ABC verdadero es el que fundó Torcuato Luca de Tena como semanario en 1903 y como diario en 1905. Desde esa fecha, ABC, como el resto de los diarios, administró el derecho a la información que tienen los ciudadanos y ejerció el contrapoder, es decir, elogiar al poder cuando el poder acierta, criticar al poder cuando el poder se equivoca, denunciar al poder cuando el poder abusa. Pero Luca de Tena quiso, desde el primer momento, que ABC fuera más que un periódico. Aspiró a que se convirtiera en una de las columnas sociales sobre las que se asienta la estabilidad de la nación, junto a las otras grandes columnas: el pluralismo político, el Ejército, el sistema financiero, la familia, la Iglesia y la Corona. Torcuato Luca de Tena estudió a fondo la significación de The Times y se esforzó porque ABC cumpliera en España lo que el gran periódico británico en el Reino Unido. Y lo consiguió. Muchos años después, el informe estadounidense Merrill situó al ABC en el puesto décimo entre los cien grandes diarios de la historia del periodismo universal. Desde su fundación, Luca de Tena alineó el periódico en favor de cinco principios básicos: la libertad de expresión, la unidad de España, el Derecho público cristiano, la justicia social y la sociedad de libre mercado. Y entendió que la forma de Estado que mejor garantizaba esos principios era la Monarquía parlamentaria.
El ABC verdadero fue el de Juan Ignacio Luca de Tena que rozó el heroísmo a lo largo de la II República en defensa de los ideales de su padre, el fundador. Durante la guerra incivil, el ABC verdadero fue el que se editó en Sevilla. El ABC, “diario ilustrado al servicio de la República”, impreso en Madrid, no era el ABC verdadero. Está claro.
El ABC verdadero fue el de los nietos del fundador, Torcuato Luca de Tena y Brunet y después el de su hermano Guillermo. En un momento de especial dificultad, Guillermo Luca de Tena se puso al timón del diario y defendió el ABC verdadero con uñas y dientes. Cuando me llamó para dirigir el periódico, no solo El País, sino también Diario 16 habían adelantado en difusión a ABC, que acumulaba una deuda considerable y perdía dinero cada ejercicio. Pero era el ABC verdadero y yo tuve la suerte para resucitarlo de contar con un presidente, Guillermo Luca de Tena, que participaba de los mismos ideales del fundador, de un director gerente, Juan Manuel González Úbeda, que era un ingeniero eficaz e intachable y de una Redacción de excelentes profesionales. El ABC verdadero recuperó en muy poco tiempo su influencia en la vida española, pagó sus deudas y ganó cantidades importantes de dinero. Yo que siempre fui un hombre de ABC decidí dejar la dirección del periódico tras casi 15 años en ella, a pesar de las reiteradas insistencias verbales y escritas de Guillermo Luca de Tena para que continuara, porque el mexicano Emilio Azcárraga me hizo una oferta irrechazable que significaba poner en marcha la televisión digital y ocupar la presidencia de Televisa España y Europa. Me incorporé a mi nuevo puesto en la más completa armonía con ABC y con su presidente Guillermo Luca de Tena. El gran empresario mexicano, que falleció un año después, aceptó que permaneciera en ABC en el Consejo de Administración y que presidiera El Cultural.
Por razones bien conocidas, tres años después Guillermo Luca de Tena decidió vender la mayoría accionarial del periódico al entonces llamado grupo vasco, que era un ejemplo de buen periodismo y de eficacia en la gestión. El nuevo propietario, como es lógico, hizo en ABC el periodismo en el que creía. No sé si mejor o peor. Diferente. Pero, a mi entender, el periódico dejó de ser el ABC verdadero, el de Torcuato Luca de Tena, su hijo Juan Ignacio y sus nietos Torcuato y Guillermo. Demostró el grupo vasco un gran respeto por la historia de ABC, sobre todo durante la presidencia de Enrique Ybarra, un hombre culto y de cualidades excepcionales. El nuevo propietario, en fin, nombró algunos directores de fuera de la Casa y ABC pasó a formar parte del entendimiento del periodismo que tenía el grupo gestor de otros diez periódicos de éxito en España.
Hablar del ABC verdadero, en fin, no es más que una referencia a la época en que el periódico era propiedad casi absoluta de la familia Luca de Tena. Los cuatro Luca de Tena que dirigieron el diario tenían conciencia clara de que ABC era algo más que un periódico, convertido, gracias a la visión de su fundador, en una de las columnas más robustas sobre las que durante cien años se asentó la sociedad española.