Chus Gutiérrez
Directora de cine
La risa es poder
La risa es una representación de la utopía, por eso amamos la comedia, porque nos reconcilia con nosotros y con las fragilidades de los demás. Si puedes mirarte desde fuera, ser consciente de tu vulnerabilidad y reírte de tu intrascendencia, la utopía es posible. Reírse es poder. Según la RAE, la palabra comedia viene del latín y del griego: “1. Pieza teatral en cuya acción suelen predominar los aspectos placenteros, festivos o humorísticos, con desenlace casi siempre feliz”.
La comedia es el género cinematográfico menos valorado dentro del mundo de los festivales internacionales pero el más deseado por los productores. En nuestra industria, comedia se relaciona con éxito comercial. Si analizamos las tres comedias nacionales más taquilleras de 2019, nos encontramos con algo sorprendente: todas son remakes de películas extranjeras.
"Me pregunto dónde están los Berlangas y Azconas del siglo XXI, qué propuestas no testadas estarán esperando en guiones no escritos que nos ayuden a entender los dramas de nuestra época"
Con más de catorce millones recaudados en taquilla, Padre no hay mas que uno, de Santiago Segura, está basada en la argentina Madre no hay mas que una (2019). Con mas de once millones, Lo dejo cuando quiera, de Carlos Therón, está basada en la italiana Smetto quando voglio (2014) y la siguiente Si yo fuera rico, de Álvaro Armero, se basa en la francesa ¡Ah, si j’étais riche (2002).
Según los productores de las televisiones, este fenómeno se basa en la seguridad económica y alegan que las películas elegidas para hacer esos remakes desarrollan conceptos universales previamente testados y con sentimientos con los que la gente empatiza. Si tenemos en cuenta que el 90 % de las películas que se producen en el planeta Tierra son decididas y financiadas por hombres blancos, de unos cincuenta años, aparentemente heterosexuales y sin ninguna discapacidad, dejadme que desconfie de los conceptos universales.
Esta temporada los conceptos universales han llegado para impregnar nuestras comedias de un lenguaje universal, un lenguaje que carece de propuestas inesperadas y no testadas. El lenguaje universal, del malo, es un lenguaje soso, sin matices, lleno de estereotipos mil veces representados, con historias manidas construidas desde lo previsible.
La comedia es el género mas difícil, sutil, pantanoso y frágil al que una cineasta puede enfrentarse. Es el género que mejor representa una cultura, una forma de entender la vida, la risa y la crítica, porque las buenas comedias siempre esconden un profundo drama. Me pregunto dónde están los Berlangas y Azconas del siglo XXI, qué propuestas no testadas estarán esperando en guiones no escritos que nos ayuden a entender los dramas de nuestra época y nos hagan partirnos de risa.
Sigo reivindicando un cine que sea consciente de su poder, consiente de que contar historias con miradas personales y no testadas puede aportar luz en la oscuridad y abrir caminos nuevos para entendernos y, por qué no, despertar nuestros sueños mas utópicos sin parar de reírnos.
Manuel Hidalgo
Escritor, guionista y crítico
Un lugar en el corazón
Las películas de Luis G. Berlanga y José Luis Cuerda –engarzadas, pero no idénticas ni resultantes del mismo patrón– no tendrán continuidad en la comedia cinematográfica española. Determinados rasgos han aparecido, aparecen y aparecerán en películas de otros directores, pero sin la permanencia, la concentración y la propiedad identitaria que tuvieron en las filmografías de aquéllos.
Las comedias de Berlanga y, en otra dimensión, las de Cuerda, tenían tres fuentes que se antojan irrepetibles: la cultural, la social y, vinculadas a esas dos, la personal. La tradición de la picaresca, el sainete, el astracán, la revista, el esperpento, el costumbrismo, la zarzuela y el teatro español del absurdo, más la conexión con la comedia neorrealista italiana y La Codorniz, ya no está operativa. La sociedad española ha cambiado –aunque permanezcan bolsas de vestigios– de mentalidad, valores, comportamientos y aspiraciones: el papel y la vivencia de la religión, el sexo, la familia, el trabajo, las clases sociales etc. no son los mismos. Y las experiencias personales de infancia y juventud, en un doble contexto cultural y social, tampoco.
"Berlanga y Cuerda no tendrán continuidad en la comedia cinematográfica española. Determinados rasgos han aparecido, aparecen y aparecerán en otros directores, pero sin permanencia"
El desarrollo económico y tecnológico, los cambios sociales y políticos, la modernidad y la globalización producen otros sueños de la razón, otros monstruos. Y la colonización del cine y la televisión españoles por el cine norteamericano ha generado otros contenidos, otras realidades sobre las que fijar la mirada y otras formas –estructuras, estilos, ritmos– de contar.
Cuerda admiraba a Berlanga, pero sus cuatro comedias absurdas y “surrurales” respondían a una elaboración intelectual distinta a la de Berlanga. Hay que preguntarse, en efecto, por Rafael Azcona, por la continuidad de sus guiones y su escritura en la comedia española. Y la respuesta, y por las mismas razones, es idéntica: rasgos aislados, pero no permanencia esencial.
El corte se produjo mucho antes, cuando en los años 70-80 Fernando Colomo y Fernando Trueba –sin duda admiradores de Berlanga y Azcona– llevaron la comedia madrileña –como Gómez Pereira en los 90– por otros rumbos, al hilo de los cambios sociales y de su cosmopolitismo. Los herederos de Berlanga/Azcona lo fueron en vida de ellos y en vida de ellos fueron declinando. Me refiero a Francisco Regueiro –de corto recorrido, por desgracia, para su talento– y, sobre todo, a José Luis García Sánchez, el genuino albacea de Berlanga, no en balde nutrido por Azcona en varios guiones de sus películas.
Del primer Almodóvar a De la Iglesia, de La Cuadrilla a Segura –y hay más–, fulgores berlanguiano/azconianos se han observado muchas veces, pero no han tenido persistencia o han derivado a otras galaxias. Cuerda, aunque dentro de un archipiélago, fue una isla. El país es otro, y los jóvenes directores y guionistas de comedia miran, por regla general, al cine norteamericano, aunque reserven un lugar en su corazón al cine de sus ancestros españoles, Ozores incluido. Como lo reservan a sus abuelos asilados o difuntos.