Poesía

Trivium (1956-2010)

Enrique Badosa

15 octubre, 2010 02:00

Funambulista. 1.184 pp.,35 e


Poco comparte Enrique Badosa (Barcelona, 1927) con los poetas que por edad compondrían una hipotética Generación de los 50, aparte de algunos rasgos iniciales y su intervención en episodios como la polémica comunicación /conocimiento con Primero hablemos de Júpiter (1958). Deben mencionarse también Razones para el lector (1964) y La libertad del escritor (1968), que dicen mucho acerca de su situación generacional. Como poeta, su extensa producción evidencia desde el principio la distancia de su proceso poético respecto del de los autores de la Escuela de Barcelona y de los distintos ámbitos estéticos que compondrían una "generación" a la que con los años se ha ido adscribiendo a poetas de muy distinta condición. Badosa es un poeta con un mundo inequívocamente personal y una escritura "amplia, diversa y exigente", como dice Joaquín Marco en un epílogo que sitúa las claves de la obra completa.

Con su usual ironía Badosa la ha titulado Trivium, evocando los estudios clásicos aunque remitiendo a tres géneros: el lírico, el satírico y el viajero. Son tres fuentes principales de inspiración que ofrecen la unidad de una palabra que busca la luz "como problemático final del horror y la noche", de acuerdo con Margarit. Es más, yo diría que esos tres ángulos de visión, que nunca se dan exentos en los libros correspondientes, componen la unidad compleja de la voz inequívoca de este poeta, precisamente lo que más me seduce de su escritura. Leída en perspectiva, ésta va creciendo a partir de unos componentes formales y temáticos de época hasta los libros En román paladino (1970), Dad este escrito a las llamas (1976) y el primer Mapa de Grecia (1979), que ya canalizan en los tres géneros citados la escritura de madurez del autor.

El más polémico de estos tres modos es el epigramático que hallamos en sus Epigramas confidenciales (1989), Epigramas de la Gaya Ciencia (2000) o Parnaso funerario (2002), donde la voz personal se va retratando al pasar revista a su tiempo histórico. El viaje como fusión de reflexión intimista establece un territorio de escritura más objetivo en el que el protagonista despliega una muy rica variedad de argumentos existenciales para afirmar la huidiza plenitud de un resistente enfrentado a la pérdida que acompaña el vivir. Todo esto, que da altura moral al protagonista de Mapa de Grecia o Relación verdadera de un viaje americano (1994) se desnuda en los libros intimistas simultáneos y en las últimas entregas del poeta enfrentado a su mirada más despojada y honda, desde Marco Aurelio, 14 (1993), hasta la grave contemplación de las postrimerías en las últimas entregas Otra silva de varia lección (2004), Ya cada día es más noche (2006) y los inéditos de Segunda silva en los que el "viejo laborioso" (Guillén dixit), nos sigue ofreciendo una poesía de senectud de gran altura ética y poética.