Image: Ondulaciones. Poesía reunida (1968-2007)

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Poesía

Ondulaciones. Poesía reunida (1968-2007)

José-Miguel Ullán

3 abril, 2008 02:00

José Miguel-Ullán

Pról. de Miguel Casado. Galaxia. Gutenberg / Círculo de Lectores, Gutenberg

Aunque sea abril, ya se puede afirmar que uno de los libros importantes de este año es este Ondulaciones, que recoge la obra poética de José-Miguel Ullán (Villarino de los Aires, Salamanca, 1944), una obra de la que hay que decir que es esencial en la literatura contemporánea. Presentada como "obra reunida", supone este volumen la exclusión de su primer tramo -el comienzo ahora es la sección "Ficciones" de Mortaja- y la inclusión de toda una colección nueva de casi cuarenta poemas recientes. Además quedan recogidos algunos libros que, aunque publicados, no eran de fácil acceso. Y está el prólogo de Miguel Casado, quien con su pericia crítica y su excelente conocimiento de la poesía de Ullán ha escrito el que quizá sea su mejor trabajo sobre ella.

Leer ahora en secuencia esta obra poética viene a confirmar lo que es su marca: la diversidad, una diversidad que atañe a todos los aspectos del texto, así, marca sin marca. Si Pessoa necesitó inventar toda una serie de heterónimos para dar salida a diferentes concepciones poéticas, Ullán responde a una exigencia similar con una singular heteronomía, singular porque la firma es única -heteronomía homónima, entonces-, si bien cada conjunto de escritura es una verdadera reinvención.

Como respondiendo a un principio semejante, está la cuestión de la multipicidad de lenguajes, de registros lingöísticos, que se convocan en los poemas y no necesariamente de uno a otro, sino dentro de cada uno de ellos. Muy acertadamente lo señala Casado, quien además lo presenta como práctica del dialogismo del que habló Mijaíl Bajtín, si bien éste pensaba que sería propio de la novela. La poesía de Ullán, desde luego, desmiente tal juicio. Hacer coincidir en un mismo poema lo conversacional, lo culto de todo tipo, las jergas, etc., supone un rechazo del lenguaje poético estereotipado, de la poesía "poética" -en el peor de los sentidos-, pero también reunir las variedades del idioma para que de su fricción surja una situación de habla que, participando de todas, no pueda ser finalmente ninguna de ellas, un enunciador que habrá de calificarse de irreal pese a ser tan reales las diferentes modalidades del lenguaje. ¿Habla alguien como en estos poemas?, ¿hay algún texto que se le parezca? La respuesta, paradójica, a estas preguntas es que en conjunto no y parcialmente sí. Con ello, el poder cautivador de esta palabra se diría que no tiene límites. Dejó dicho Barthes en su Crítica y verdad que nada más esencial a una sociedad que la clasificación de sus lenguajes y que cambiar esa clasificación, desplazar el habla, es hacer una revolución, la que a la literatura le corresponde. Si se acepta esto, la obra de Ullán es el acto revolucionario permanente. Una consecuencia de todo lo anterior es que esta escritura está diciendo una difuminación, ya que el borrado es ilusorio, del sujeto, ese cimiento sobre el que se construye la ideología, o el imaginario, de nuestro tiempo y hay también en ello un gesto que desbarata toda estructura de cualquier tipo que se considere.

Incluso la escritura misma sale maltrecha. Desde Ardicia (1973) son frecuentes las páginas en que la simple lectura del texto se entorpece y llega a hacerse completamente ilegible: tachones, texto en fragmentos, grafías sin código o, en fin, ¿simples? trazos que deslizan el poema al dibujo, la escritura a unos modos de inscripción inclasificables. Así, recorre esta subyugante obra un efecto general de ilegibilidad, que, sin embargo, se ofrece a la lectura: se trataría de leer lo ilegible, tarea que no encuentra dónde concluir. Uno de los poemas aquí nuevos parece decirlo: "Llueva sobre esa misma / nada que no se deja con /-sumir."

Si la lectura ha de ser una experiencia, la de Ondulaciones lo es. Pone en entredicho la idea de poesía que se pueda tener y desquicia las certezas al señalar, más allá de las lenguas, hacia el lenguaje mismo, ese misterio que se resiste a manifestarse, pese a formar parte de lo cotidiano, y que aquí comparece para decir "misterio".