Seguro que esta historia te suena
Karmelo C. Iribarren
1 septiembre, 2005 02:00Karmelo C. Iribarren. Foto: C. Caballero
La reunión de la obra de Karmelo C. Iribarren (1959) en un solo volumen evidencia la unidad y la coherencia de su mundo poético, desde el cuaderno inicial Bares y noches (1993) y La condición urbana (1995) hasta el libro inédito aquí incluido, La frontera y otros poemas.La poesía del autor ha crecido en intensidad, en penetración de la realidad y en potencialidad de emoción, pero también ha mantenido lo esencial de unos presupuestos estéticos que, partiendo de la cercanía al llamado "realismo sucio" y al modelo de Roger Wolfe, mostraban ya plenamente su personalidad y su tono propios desde Serie B (1998), su segundo libro.
No parece el suyo un camino poético en pos de novedades, sino el del ahondamiento en una visión de la realidad que Iribarren ya tenía madurada cuando se decidió a publicar poemas, mucho tiempo después de estarlos escribiendo, una visión de alcance crítico y social, pero eminentemente personal y auténtica. Si su lenguaje, el lenguaje de la calle, el de la espontaneidad común, se ha ido depurando en favor de la precisión de las estampas urbanas y de sus sugerencias, inevitablemente se sigue enfrentando a los riesgos de su ambiente necesario -la ciudad, con sus enseñanzas, o esas tan criticadas barras de bar desde las que se escriben los poemas- y a ese otro riesgo que se asume al escribir como se habla o al dejarse caer en la tentación del chascarrillo y de la anécdota trivial, más evidentes pero no más criticables que las trivialidades vestidas de intelectualismo de otras opciones estéticas más pretenciosas.
Con esa sorna cómplice del humor euskaldún, que sirve para refrenar la emoción y que abunda en sus poemas mezclada con la ternura y con el improperio, el propio Iribarren se retrata irónicamente en alguna poética autocrítica, como "Por teléfono" -"hay ciertas asperezas,/ ciertos giros,/ciertos versos agudos,/ cierta utilización/indiscriminada del taco,/cierta disposición/versal, ciertos/poemas demasiado breves,/cierta tendencia/al chiste fácil.../En fin, no quisiera/amargarte la mañana [...]"-, o en la continuada reflexión urbana de corte manuelmachadiano y antipoético de sus poemas más auténticos.
Son éstos los que van trazando el plano de una cotidianidad poblada de soledades y desvalimiento desde la cual su personaje conquista al lector gracias a una mirada crítica que deja constancia del desengaño, de las contradicciones morales y del paso siniestro de la edad pero también de la irredimible aspiración a una plenitud fugaz cuya mejor expresión son los poemas de y sobre la relación amorosa analizada en sus claroscuros, el tema clave en medio de tanta noche derrotada, de tantos despertares desolados. El mismo título del conjunto, Seguro que esta historia te suena, no deja lugar a dudas sobre su invitación a la complicidad ni sobre el carácter narrativo y confesional de esta poesía que sabe iluminar una visión lírica por detrás de su sencillez aparente: "Te veía/hacer esas cosas sencillas/que tú haces/para que el mundo/entre en razón;//y no sabía/a quién/ darle las gracias".
Más cerca en lo sentimental de Carver y Chandler que de Bukowski o Dashiell Hammet, referentes obvios, Iribarren indaga con acierto en la complejidad de las emociones de cualquier ser humano de hoy, sabe plasmar a sus perdedores, a sus camareros, a sus viejos, a tantos malamados, con ironía y con emoción, evitando una retórica del adjetivo y la metáfora que no cuadraría a su estilo, yendo al grano para que sean sus delgados versos los que nos alcancen desde su inconveniente y provocativo registro coloquial, aunque a veces se permita elevar sus palabras y su ritmo en tributo al amor, "unidos sólo/ por este raro amor impronunciable". Dejando claro que este mundo está mal hecho, Iribarren insiste en afirmar sus seducciones, pese a todo: "Es la ciudad -pienso-,/ es la vida. Y me gusta".