Poemas del lugar y la circunstancia
Bertolt Brecht
20 mayo, 2004 02:00Bertolt Brecht. Foto: G. Goedhart
Brecht como poeta ha quedado reducido entre nosotros a uno sólo de sus múltiples rasgos: se ha subrayado en él su carácter social, limitando e, incluso, eliminando lo que en su poesía hay de herencia expresionista (la estructura por fases de la fábula, el uso de la repetición y la sintaxis elíptica).Su amistad con Bronnen facilitó la ósmosis de un expresionismo carente del elemento religioso que tanto había enfatizado Kasimir Edschmid y que en Brecht siempre iba a faltar. Su mundo, como el de Lucano, era un mundo sin dioses. Su lírica primera se movía entre la balada, la comedia y la parodia, y de esos tres registros extrajo una lengua poética que unifica rima y coloquialismo, ironía y ternura, sarcasmo e invocación. El resultado es una escritura en la que Jens y Dörrenmatt vieron huellas del primer y mejor expresionismo, y Haas, el preludio de lo que luego se denomi- naría "nueva objetividad".
Sus formas predilectas fueron, en sus inicios, la canción montada sobre un esquema fijo y el soneto formulado a modo de pregunta y utilizado, sobre todo, para la confidencia, la intimidad y la confesión. Su uso de la balada difiere del de Auden y se orienta hacia Kipling, del midmo modo que sus monólogos dramáticos no siguen la línea de Browning sino que sirven para articular un tono irónico que propicia el distanciamiento y quepolarizará en su implacable crítica de todo lo burgués.
Entre nosotros -como dije antes- existe una muy falsa y parcial imagen de Brecht: su recepción había sido hecha en una sola clave que tendía a asimiliarlo a -y que lo identificaba con- la llamada poesía social. Sin embargo, la poesía de Brecht se distingue de ella en que supera el código y registro simbolista, del que la poesía social nunca salió, y en que, en vez de depauperar las posibilidades del lenguaje, crea una nueva retórica entendida como poética y como gramática de una también nueva realidad, a la que expresa.
La poesía de Brecht parte del concepto poético expresionista visible en su "Gran coral de Alabama"; pàsa, como Alberti y Lorca, por la fase cívica y urbana de tematización de la ciudad; se acerca al neoromanticismo -más que al surrealismo- de Aleixandre; deriva hacia el tipo de poema-relato de Pavese; vuelve sobre Hülderlin en su "Canción de los poetas líticos" e inaugura la línea del poema-testimonio. No hay pues, uno sino muchos Brecht, y el mejor tal vez sea el más rabiosamente semiótico, el siempre en lucha con la historiografía literaria y con la propia tradición. Este Brecht es el que en esta selección de Muñoz Millanes se recoge: no el Brecht más tópico, sino el más intenso; no el Brecht más estereotipado, sino el más singular. Un Brecht, pues, íntimo e interno, leído en clave barthesiana, y un Brecht clásico, que dialoga con los epigramas griegos, con las circunstancias de las situaciones y con la geografía y emoción de cada lugar. Se configura así una especie de antología biográfico-temática que el lector agradece, aun cuando no todas las versiones tengan siempre el mismo nivel de calidad. Algunas son demasiado libres, y se observa como una especie de diglosia entre el criterio seguido para cada versión -que varía y no es sistemático en las soluciones adoptadas- y el -este sí que estéticamente unitario y muy acertado- que rige toda la selección. Destaca, sobre todo, el poema traducido como "Palabras del poeta moribundo a los jóvenes", que parece la base del "Discurso a los jóvenes" de ángel González, y "Paisaje finlandés", en cuyo sexto verso se aprecia muy bien el influjo de Trakl.
La aportación de José Muñoz Millanes a nuestro mejor conocimiento de la obra poética de Bertolt Brecht consiste, sobre todo, en que enriquece nuestra perspectiva, completando así nuestra visión -ahora mucho más exacta y amplia- del autor. El resultado es una reinterpretación de una de las escrituras más significativas de la poesía lírica y dramática de todo el siglo XX, que nos ofrece un Brecht muy próximo al real: un Brecht otro, radicalmente diferente.