Selec. de Ignacio Echevarría Mondadori, 69 páginas, 395 ptas
La lírica tradicional castellana, que data de los orígenes mismos del idioma, aunque sus testimonios escritos sean mucho más tardíos, fascinó a los poetas del siglo de Oro y también a los poetas de la edad de Plata. Gil Vicente, Lope, Góngora incrustaron entre los suyos versos ajenos que parecían no escritos por nadie, ser la expresión misma del sentimiento popular; también buena parte del encanto de la poesía de Lorca y Alberti procede del contagio con estos versos breves, punzantes, un chispazo sólo, que a veces recrean una historia con los mínimos elementos, ponen en pie un personaje (casi siempre femenino) y otras, como poetas de vanguardia, se entretienen en jugar con los puros sonidos. Julio Cejador fue el pionero en la recuperación de esta poesía. José Manuel Blecua y Dámaso Alonso prepararon una antología que ha sido para muchos poetas su libro de cabecera. Esta breve selección basta para hacernos comprender que la más antigua poesía castellana es la más moderna.