Domicilio
Javier Jover
26 julio, 2000 02:00Ha publicado La luz que nunca yerra, premio Ciudad de Alcalá de Henares 1991, El íntimo asedio, accésit del premio Rafael Alberti, 1992 y Urano en la casa, 1996. Con Domicilio Jover se adentra en el espacio habitado por la vida, recorriendo, en largos poemas de tradición salmódica, el hogar que da cobijo al poeta, la palabra, que le identifica en su estar en el mundo. En los pasillos de esa morada, que el poeta reconoce e intenta comprender porque es una búsqueda de su propio yo, hay cabida para ciertos inquilinos, que son los seres y las voces, fruto de la experiencia vital del yo lírico y de sus lecturas, y le permiten adentrarse en la búsqueda de ese silencio que marca el tiempo de toda espera. Jover plasma esa búsqueda muy notablemente, con la memoria siempre detenida en el zaguán de ese domicilio que es nuestra identidad. Poesía de la reflexión, que remite al componente ético de la lírica e invoca al hogar como el espacio de partida donde el ser humano comienza su existencia.
El poeta es consciente de que "a veces la vida se acumula en las palabras/y, al ordenarlas, se ordenan los días" (pág. 64), y así se estructura este poemario, donde la palabra es el eje central para acomodar el verbo y el espacio del poeta, y por lo tanto, también los seres que pueblan el calendario de su biografía, descrita en los versos de una manera elíptica. Jover no se siente rehén del tiempo, y en esa búsqueda desgrana unos versos que dejan en el lector la compañía habitada por una palabra interior en el domicilio de la buena lírica.