Dennis Lehane. Foto: Gaby Gerster
Todo el mundo tiene sus pesadillas. Contrariedades que de un modo u otro forman el relato de casi cualquier vida. Máscaras que casi cualquiera se pone bien para ocultarse o para mostrarse, para fabricarse una identidad que, por un lado, combata las pesadillas que le atormentan dentro del espejo de sí mismo y, por otro, haga frente a las adversidades de un mundo hostil, desapacible, público, voraz, devorador de personas. De hecho, máscara significa persona en latín.Viene todo esto a colación porque la última maravilla de Dennis Lehane (Dorchester, Massachusetts, 1965) es una novela sobre la identidad, un estudio de personajes que radiografía las debilidades humanas, un melodrama que se transforma en thriller despiadado que trasciende el género negro. Porque la elegante narrativa del autor de Mistic River entra y sale por los actuales contornos porosos del noir como y cuando quiere. Algo al alcance de pocos escritores.
Estructurada en tres partes (I- "Rachel en el espejo 1979-2010"; II "Brian 2011-2014"; III "Rachel en el mundo 2014"), la novela se vale de un narrador cómplice que va transformándose progresivamente de manera sutil a medida que avanza la historia. Si el prólogo comienza con una primera frase en la que Rachel mata a su marido, seguidamente la primera parte de la narración es una especie de Slice Of Life en el retrato de esta mujer compleja, una vida que adopta "la forma de un collage revuelto", marcada por la negativa de la madre a revelarle la identidad del padre. El dominio de la madre amargada, controladora, y la ausencia del padre -que Rachel buscará en su vida adulta, siendo ya una periodista de éxito que irá cayendo en múltiples inseguridades-, hace que el vacío existencial de Rachel sea una constante en su vida, lo que la llevará a experimentar ataques de pánico, ansiedad, agorafobia.Después de la caída
Hasta que se reencuentra con Brian, un antiguo detective, y Rachel halla la estabilidad perdida después de unos años de sufrimiento. Pero la felicidad dejará paso a la sospecha, y las palabras de la madre resonarán en su mente: "Un hombre no es más que la suma de las historias que cuenta sobre sí mismo, y la mayor parte de esas historias son falsas. Nunca hurgues demasiado, porque si sacas a la luz sus mentiras, será humillante para ambos. Más vale vivir con el cuento". De forma gradual la acción de estos personajes de a pie se acelera. Aquella primera frase se resuelve en la segunda parte pero la narración impulsada por Rachel continúa, ya en una trama más propiamente noir. Las debilidades del personaje pasan a convertirse en fortalezas para afrontar los desafíos de la última parte del libro, después de haber sido manipulada por unos y otros.
Después de la caída es una novela adictiva, magnética, que uno no puede dejar de leer, por muy tópico que suene. Y eso que en ella no hay nada convencional ni tópico. El creador de los detectives Patrick Kenzie y Angela Gennaro es alérgico a los clichés y a las historias convencionales. Por esa razón, en la última y redonda novela de Dennis Lehane, el bostoniano urde una trama poderosa a partir de un personaje femenino complejo, una mujer interesante, fuerte, alejada de lugares comunes, en la que resuena algún eco a Perdida, de Gillian Flynn.
Una novela que funciona como tratado de caracteres de este siglo, y que se corresponde con las situaciones de este mundo áspero, donde todo se vuelve público, pero donde cada vez se vive con más disfraces. "Aunque se fotografiara a una persona cada día de su vida, barruntó Rachel, su verdad, su esencia, permanecería oculta para todo aquel que después pretendiera desentrañarla".
¿Quiénes somos? ¿Quién es la persona con la que se comparte la vida? ¿Qué mostramos y ocultamos a esa persona que supuestamente amamos? Son preguntas que resuenan en esta absorbente, magistral Después de la caída, una intensa historia sobre los miedos más cercanos de una sociedad cada vez más pública y, a la vez, más secreta, embustera, donde predominan las dobles vidas y los monstruos no visten como monstruos, sino como seres humanos.
@M_A_OESTE