En 2019 cumplieron 60 años, pero Astérix y Obélix siguen protagonizando aventuras. Sus creadores ya no están: el guionista René Goscinny falleció en 1977, y el dibujante Albert Uderzo murió en 2020. Otros autores han continuado su legado, y este lunes el dibujante Didier Conrad y el guionista Fabrice Caro (que sustituye temporalmente a Jean-Yves Ferri, guionista de la serie desde 2011) han presentado en Barcelona la historia número 40 de los irreductibles galos.
El libro se titula El lirio blanco, y nos presenta a un nuevo personaje, Tulio Viciovirtus, médico jefe del ejército romano que recuerda mucho a los actuales gurús de la autoayuda. La historia pretende hacer una crítica a la proliferación de este tipo de corrientes que, en forma de libros, seminarios o mensajes en redes sociales, inundan cada vez más el día a día de las personas.
El médico llega a las afueras de la aldea gala para levantar la moral de las tropas del César y, a la vez, aplacar las ansias de lucha de los galos. Aunque estos llevan años resistiendo el cerco de los romanos, no son capaces de resistirse a los postulados de Viciovirtus, píldoras de autoayuda y pensamiento positivo que transmite por medio de aforismos.
La nueva filosofía mindfulness se extiende por la aldea, trastocando sus formas de vida y su equilibrio basado en "el conflicto, el caos y la confrontación", ha afirmado el guionista. A raíz de esto, por ejemplo, el jefe Abraracúrcix y su mujer Karabella sufren una crisis de pareja, un tema que no se había abordado en ninguna otra aventura de la serie.
Viciovirtus utiliza citas inventadas por el propio Caro con elementos de la cultura popular y el lector encontrará referencias a Star Wars, Rocky y la película francesa El odio, entre otras.
El libro, que ve la luz dos años después de la aventura anterior, Astérix tras las huellas del grifo, se ha traducido a una veintena de idiomas. En España, donde lo edita Salvat, la tirada inicial del álbum es de cinco millones de ejemplares, de los cuales 150.000 son en castellano, 30.000 en catalán, 3.000 en euskera, 3.000 más en gallego y 1.500 en bable.
La editora de Astérix, María José Guitián, ha asegurado que Fabrice Caro (que firma como Fabcaro) "le da sangre nueva a la serie con su perspectiva y su visión de los personajes", en un cómic que "habla de nuestro mundo y lo refleja".
Conrad ha manifestado que en Francia Astérix y Obélix son prácticamente "patrimonio nacional" y es un fenómeno que va más allá de lo popular porque impacta en mucha gente. Además, ha asegurado que Astérix es un cómic "intergeneracional" que gusta por igual a los más pequeños, a jóvenes y a mayores, las familias incluso los comparten e incluso los compran personas que normalmente no leen cómics.
Sin embargo, el ilustrador ha reconocido que hay países en los que la colección "no cuaja del todo" como Estados Unidos y Japón, donde tienen una tradición y una trayectoria sobre novela gráfica radicalmente distinta a la francesa, ha dicho.
"Tiene un impacto marginal", ha asegurado, porque en Estados Unidos se identifican más con los romanos que con una aldea asediada por un imperio y en Japón no interesan los cómics que llegan de otros países porque tienen una tradición propia muy potente.