La cinta roja

Cuenta la historia que en tiempos de la Revolución Francesa los reos anudaban una fina cinta roja alrededor de su cuello para simbolizar el tajo de la guillotina que les esperaba. Ese detalle, símbolo de un tiempo "azaroso y apasionante", lo toma Carmen Posadas para elevarlo a la categoría de título en su último libro: la autobiografía novelada de la española Teresa Cabarrús, enviada por su padre a París para completar su formación y así entrar a formar parte de los círculos de poder. Lo que se propone Posadas es sacar al personaje de la penumbra histórica en un relato que arranca de una exhaustiva documentación que adereza con rigor lo que toma de las ficciones históricas. De esa difícil gestión de recursos resulta esta ambiciosa autobiografía, afortunada en la recreación de ambientes y personajes.

Lo que consigue la autora es, en respuesta al sugerente detalle destacado en el título, una recreación escenográfica inusitada y fascinante, todo un despliegue expresivo al servicio del decorado que, sin duda, sostiene las memorias del personaje, a veces explícitas en extremo, a veces faltas de ritmo narrativo en favor del afán descriptivo que rodea el monumental conjunto. Así la época se convierte en excusa perfecta para perderse en un relato de magnitud épica que brinda la oportunidad de descubrir a la que fue "rea de la guillotina, amante de asesinos y de futuros emperadores, marquesa, revolucionaria, princesa y madre de diez hijos".