De edades similares pero distintas trayectorias, Care Santos (Mataró, 1970), Roberto Santiago (Madrid, 1968) y Alejandro Palomas (Barcelona, 1967) recuerdan bien qué libro les influyó más a la hora de convertirse en autores de Literatura Infantil y Juvenil (LIJ), pero incluso en eso se distinguen. Así, Santiago evoca con nostalgia La isla del tesoro. La descubrió con doce años y ha vuelto a disfrutarla “una veintena de veces”, pues tiene todo lo que necesita una buena novela: “personajes inolvidables, una trama absorbente, un gran dilema moral y lo más importante, crea la necesidad en el lector de pasar a la página siguiente”.
La de Palomas fue La historia interminable, de Michael Ende y le marcó profundamente, ya que “fue la primera vez que sentí físicamente que una novela me hablaba a mí, que me miraba y me veía. Fue magia. Supe en ese momento que esa intensidad era la que quería encontrar siempre en la lectura, que menos no. Y eso es lo que intento como autor, recuperar ese diálogo, esa fuerza”. Para Care Santos, en cambio, la diferencia no fue un libro sino una editora, Menchu Solís, que le propuso escribir para niños cuando recién comenzaba a publicar. “Descubrí, gracias a ella, una voz que no sabía que tenía. Y también a los mejores y más exigentes lectores de un escritor: los adolescentes”, confiesa a El Cultural.
"Tras leer 'La historia interminable' supe que esa intensidad era la que quería encontrar siempre en la lectura. Y eso es lo que intento como autor, recuperar esa fuerza". Alejandro Palomas
Autores de éxito cuando publican para adultos (Santos y Palomas ganaron el Premio Nadal en 2017 y 2018 respectivamente), a la hora de escribir para jóvenes sólo cambia, en el caso de Roberto Santiago, el lenguaje y la atmósfera, mientras el planteamiento de temática, personajes y dilemas éticos es similar; Santos busca ante todo enganchar al lector joven, mientras que a Palomas escribir para adolescentes le da más libertad creativa –“vuelo más alto, sin tanto peso”–, porque, dice, “el niño que se enamora de un texto perdona muchas cosas con las que el lector adulto no suele transigir”.
El fenómeno "Futbolísimos"
No parece que ese haya sido el problema de “Futbolísimos”. Creada en 2013, que fuera una colección donde los protagonistas son niños y niñas que juegan al fútbol juntos y que la igualdad fuese uno de los temas principales de los libros causó revuelo en ciertos sectores. “Por suerte, mi editora Berta Márquez fue una firme defensora de todos los valores. Sigo intentando mejorar en cada nuevo volumen de la serie”, afirma Santiago. También recuerda que a cada uno de los miembros de la pandilla les prestó algo de sí mismo, y que ignora las razones de su éxito, aunque “la mezcla de fútbol, misterio y amistad es la primera vez que se hace en la LIJ”.
Y lo mejor, que más que ver cómo triunfa la serie en cine o teatro, lo que más le emociona “y por fortuna es algo que me ocurre con frecuencia”, es cuando un padre, una madre o un maestro le dice que su hijo o hija o alumna “no leía nada, y ahora gracias a los ‘Futbolísimos’ se ha enganchado a la lectura y pide más libros. Crear nuevos lectores. No hay una satisfacción más grande”.
“¿Hay un sitio mejor que la ficción donde aprender a vivir? los jóvenes son jueces implacables”. Care Santos
En el caso de Care Santos, lo esencial es su trayectoria, que este año ha merecido el Cervantes Chico, “por la arquitectura narrativa y la construcción de los personajes de sus novelas”. Son aspectos que cuida especialmente una escritora que asegura no olvidar jamás “de qué tipo de lectores estamos hablando, los adolescentes. Que mis libros tengan éxito entre ellos me llena de orgullo. Los jóvenes son los lectores más críticos, los jueces más implacables. Me encanta ser capaz de emocionarles”. Claro que también confiesa que sus libros se basan en la observación y que a menudo sus hijos le cuentan lo que les ha pasado solo si les promete que no acabarán leyéndolo en un futuro libro…
Por su parte, Alejandro Palomas, reconoce lo mucho que hay de sí mismo en el protagonista de Un hijo: “Nació de una voz, la de Guille, que es en el fondo la del Alejandro de nueve años. Surgió de la necesidad de sanar, de recuperar y de compartirme. No quería morirme sin haber vuelto a ver el mundo desde abajo, desde lo no adulto”. Quizá por eso, más allá de los premios cosechados incluso en Estados Unidos, de las traducciones y ventas, o de una próxima adaptación teatral en Chile, lo considera su libro más redondo por su “universalidad y su verdad”. Y eso que el libro, que aborda cuestiones como el bullying, la intolerancia, el racismo y la muerte, no ahorra momentos de vulnerabilidad y tristeza.
Entre el realismo y lo siniestro
Care Santos, defensora de escribir de los temas más complejos y difíciles, comparte ese realismo que se niega a caer en lo siniestro y tenebroso. “Sí, necesitamos reflexionar sobre los problemas, aprender a enfrentarnos a ellos. ¿Hay un sitio mejor que la ficción donde aprender a vivir?”.
“Algunos autores de LIJ sacan la bandera de lo siniestro como si inventaran algo. Que lean a London o Dahl”. Roberto Santiago
Y eso que, como apunta Roberto Santiago, en la LIJ actual hay de todo, “mucha ñoñería y mucha moralina de andar por casa. Pero también es cierto que, en el extremo opuesto, algunos sacan la bandera de lo siniestro como si estuvieran inventando algo. Les recomiendo que lean a Stevenson, a London, a Dahl. En mis libros, no me planteo si voy a hablar del racismo o de la muerte… simplemente es algo que está presente en las historias. Trato de que los lectores se hagan preguntas, nunca les doy respuestas”.
Conscientes además de que la cuarentena ha impulsado la LIJ, Care Santos apunta que la pandemia ha hecho lectores entre los más jóvenes, “algo lógico porque la literatura ofrece mundos alternativos cuando el propio no está a la altura. Y nunca nos habían hecho tanta falta estas escapatorias”. ¿Un ejemplo? El propio Palomas, pues ha vivido la pandemia como “un pantano del que me cuesta salir: proyectos interrumpidos, giras canceladas…” Ha pasado por tantos estados de ánimo “que los he agotado todos. Pero mi gran preocupación ha sido intentar que la actualidad no contamine el universo que habito cuando creo, mantener la distancia de seguridad con el ruido”, subraya. Ahora necesitan tiempo para que todo lo vivido y sufrido se refleje en próximos libros. Ya lo leerán.