Es posible que Alejandro Palomas (Barcelona, 1967) se encuentre en uno de sus mejores momentos literarios. Premio Nadal 2018 por su última novela, Un amor (Destino), el escritor continúa ahora la senda que inició en 2014 con Una madre y prosiguió, dos años después, con Un perro. Cuenta que su escritura le ha aportado "el reflejo de un Alejandro" que le "gusta mucho. Me gusta leerlo y pensar qué bien haber llegado así aquí. Es un espejo bonito en el que mirar".

Su reflejo nos devuelve la imagen de un trilero. "Lo bonito de esta trilogía -reflexiona- es que las novelas se explican entre sí. Como si en cada una de ellas cambiara la cámara y enfocara un personaje distinto, como los trileros, que van moviendo las tres fichas y lo que menos importa es dónde está la bola". Tres novelas independientes que parecen haber alcanzado su plena madurez con esta última. "En términos de escritura -analiza- es la más completa, la más madura. Ya conozco a los personajes tan bien que se nota. Hemos convivido juntos muchísimo tiempo. Entonces hablo de ellos con toda una serie de matices que antes no tenían".

En Un amor, de hecho, nos reencontramos con una Amalia que, lejos de sentir el tiempo como algo contagioso, se nos presenta a sus 73 años mucho más pletórica y más libre que nunca. La boda de su hija Emma, que coincide con su fecha de cumpleaños y con algún que otro mal augurio, será el detonante de esta nueva historia de secretos y mentiras que se mueve a medio camino entre la comedia y la tragedia. "Amalia ha creado un universo muy propio que despierta muchísimas cosas. Aquí o, por ejemplo, en Eslovenia, donde la sienten tan suya como aquí. O en Bulgaria. No hay nacionalidad para eso. Yo vivo un milagro con esta familia y no me quiero bajar. Me emociona y me da tanto que yo no quiero que se acabe".

Pregunta.- De hecho, en una entrevista concedida a El cultural, explicaba que cuando acabó Una madre sintió que no lo había dicho todo de estos personajes, que estaba demasiado enamorado de ellos. Después vino Un perro, y ahora Un amor, ¿le quedan cosas por decir aún?

Respuesta.- Teóricamente no. Pero la teoría es una cosa y el cuerpo, que pide cosas, es otra. En esta novela hay un problema en ese sentido y es que he descubierto un personaje del que estoy completamente enamorado, que es Oksana. Es un personaje nuevo, que no forma parte de la familia. Mi inconsciente funciona así. Cuando no se quiere despedir de algo introduce algo distinto muy atractivo para que ya no me pueda ir. Yo ya lo oigo. Y eso es que se ha quedado. Como si a medida que van pasando los días después del premio empezara a formarse el huracán. Estoy intentando parar eso, no mirar la tele, ni al hombre del tiempo que te enseña cómo va gestándose el huracán.

"Mi madre tunea la vida, y Amalia igual. Qué valor y qué ganas de seguir vivas. Versionan la vida para que cueste menos"

P.- ¿Y cómo lo ve?

R.- Lo veo fácil, lo veo ahí, veo el color, es que lo veo. Y voy a tener que luchar contra eso. Porque queda bien que sean tres, queda como cerrado, como un pack. Pero es que yo soy muy poco pack. Soy muy de si hay flores que haya muchos colores, que crezca todo. Y esto crece a un ritmo muy grande y me encanta que sea así. Ese es mi problema. Ya ocupa como tres carriles de la autopista y me gusta. Veo otro carril y quiero cogerlo. Tengo esa tentación. A medida que hablo y a medida que lo digo, más ganas tengo. Es que quiero.

P.- ¿Mira hacia atrás? ¿Cómo han envejecido sus personajes desde el principio?

R.- Lo bueno de esta novela es que si no has leído las anteriores el impacto que te provocan estos personajes se multiplica por diez. Me da mucha envidia la gente que llega a esta familia por Un amor porque creo que no hay entrada mejor que esta. Por lo menos es el tipo de entrada que me gusta a mí, llegar a algo que me impacte mucho y luego tener la posibilidad de investigar qué había antes, qué ha provocado esto, tener un mundo ahí detrás al que yo tenga acceso. Es como entrar en La guerra de las galaxias, que de repente vas a entrar y te preguntas qué pasó previamente. Porque eso da volumen, da carne a los personajes. Lo que hace la trilogía es encarnarlos. Les da mucha vena, mucha arteria, muchos órganos.

P.- Vuelve Amalia, un personaje querido por su transparencia, su naturalidad, su bondad y su lado cómico, ¿es la de Un amor su mejor versión?

R.- Yo creo que sí. Es arriesgado tener un personaje de estas características con esta edad. Hay que tener cuidado con lo que es verosímil y con lo que no. Y yo me muevo en un terreno muy sensible. Creo que ella está muy empoderada. Es la que está en su mejor momento de todos. Esta reposada, plena, muy generosa y muy expansiva. Enseguida conectas con ella. En las novelas anteriores a veces costaba entrar al principio con ella porque ella misma estaba demasiada descolocada, aquí no, aquí esta estupenda y se siente así.

P.- Dice empoderada... ¿quiere decir "mejor que bien", en palabras de la propia Amalia?

R.- Esa forma de definir las cosas de esa manera me encanta. Es algo que hace mi madre. Caza palabras de este tipo y las define como cree que las debe definir. Ya puedes tratar de corregirla, que ella ya se ha quedado con su versión. Es lo que hace. Versiona cosas. Muchas veces sus versiones son mucho más acertadas de las que nos dan. Mi madre tunea la vida, y Amalia igual. Qué valor y qué ganas de seguir vivas. Veo que hay muchas mujeres que lo hacen, que tunean la vida para que cueste menos. Y sacan unas visiones, unos colores que son muy atractivos para mí.

P.- ¿En quién se inspira a la hora de escribir? ¿En estas mujeres de carne y hueso o en otros personajes literarios?

R.- Escribo mucho a partir de lo que tengo al lado. Si quiero escribir de una familia escojo la estructura familiar que yo tengo. No es que escoja a mi familia pero yo tengo dos hermanas, una madre y un perro. A partir de estos arquetipos construyo una familia. Yo necesito estar embarrándome con lo que tengo, modelando, aplastando y volviendo a crear. Soy muy orgánico a la hora de escribir. Tener a mi familia al lado, y de esa base construir esta otra familia, ayuda mucho.

"Siempre pensé que 'El tiempo que nos une' era mi mejor novela. Ahora creo que es Un amor. Yo la veo grande, como de 50 años"

P.- ¿Y concibe su universo, el de esta trilogía, sin Amalia?

R.- Sí, es uno de los temas que me planteo a la hora de futuras versiones. Pero es una bala que guardo en la recámara porque todavía no me atrevo a tocar eso. Tengo esta especie de creencia no confesada de que lo que escribo muchas veces pasa. Osea que el poder de la palabra es fuerte. Ten cuidado con lo que escribes porque invoca muchas veces. Entonces esa parte no la quiero tocar. No estoy preparado todavía. Pero está. Y llegará.

P.- En Un amor escribe mucho sobre las mentiras y las verdades, ¿por qué esa importancia que le da a las mentiras?

R.- Porque eso es familia. La familia realmente es secretos y mentiras y creo que es muy bonito poder jugar con eso. Es un lenguaje común. Se crea como un juego de las sillas. Esta dinámica de las mentiras, de los secretos, de las medias verdades, de la conciliación, de lo que no duele, de lo que mejor que no duela, esto a mí me da la vida. Me parece muy dramático. A nivel creativo, de escritura, funciona muy bien.

P.- Y, sin embargo, a pesar de esas mentiras y enredos, retrata el lado más amable de la familia, ¿no?

R.- Sí, es una familia amable que respeta mucho el ámbito familiar como un refugio. Son conscientes de que pueden pasar muchas cosas pero se resuelven siempre dentro de este círculo. No es un círculo en el que las relaciones sean frágiles porque son muy pocos y porque no tienen nada más. Lo demás es lo de fuera. Lo ajeno. Es como si estuvieran en una nave espacial y el exterior fuera un poco selva. Miran desde el interior de la nave siempre. Hacen esas excursiones fuera, pero vuelven.

P.- ¿Cómo es el amor de Un amor?

R.- Son muchos amores: el amor hermano, el amor madre, el amor amigo. Son todos los patrones del amor. Hay una parte al final de la novela que justifica el título de la novela. Un título que lees y lo primero que piensas es en una relación amorosa y además entre un hombre y una mujer. Yo quería jugar con esto. No todo es lo que dicen los titulares. Tras el titular hay mil puertas. Es como en El país de las maravillas, hay mil tamaños, mil requiebros... que al final te llevan a la diferencia entre 'un amor' y 'el amor'. Este es el viaje de esta novela.

P.- Dice que Un amor es un espejo bonito en el que mirar, ¿nota esa evolución desde que escribió Una madre hasta ahora?

R.- Desde Una madre hasta Un amor, desde todo hasta Un amor de hecho. Siempre pensé que El tiempo que nos une era mi mejor novela. Ahora creo que es Un amor. Yo la veo grande. La veo como de 50 años. Es el reflejo de cómo estoy yo en el mundo. Cómo estoy situado. Hay una serenidad a la hora de relacionarme con la obra. Ya no quiero con esa voracidad, quiero a mis personajes como compañeros de viaje. No como compañeros de relación. Una cosa bonita que te pasa, y la cuidas y es muy fluida. Fluye mejor.

@mailouti