Tras conquistar con Fede quiere ser pirata el merecido Premio Ciudad de Málaga, Pablo Aranda rescata aquel entrañable personaje que soñaba con ser bucanero y disfrutaba jugando con las palabras para regalarnos una nueva entrega de sus descabelladas desventuras, ahora en la escuela primaria. Para evitar las caóticas caravanas que se organizan a la salida del colegio, se propone que cada padre apechugue en casa con el primer chaval que salga por la puerta con independencia de que este sea o no su hijo. Como es de imaginar, las situaciones más surrealistas se derivan de esta original medida por la que Fede descubrirá familias bien diferentes a la suya. Y para muestra del humor de nuestro protagonista escenas como la que explica el principio de Arquímedes en una taza de leche con galletas o comentarios del tipo "La noche pasó lenta… como un plato de lentejas".