Walt Whitman

Traducción de Jesús Pardo y Carlo Zotti. Capital Swing, Madrid, 2013. 384 páginas, 19 euros





"Filósofo de la democracia" es el apelativo que George Kateb utiliza para definir a Walt Whitman en la "Introducción" (se trata del conocido trabajo crítico Whitman and the Culture of Democracy,1992) de este magnífico volumen en el que se incluye su celebérrimo Perspectivas democráticas junto a otros escritos de índole más personal no traducidos -que yo sepa- hasta ahora al español. Y, efectivamente, al concluir la lectura de este libro uno considera que el autor de Hojas de hierba tiene tanto de filósofo y politólogo como de poeta. Lo que Whitman nos está presentado -y me refiero exclusivamente a Perspectivas democráticas- es el desarrollo intelectual de su percepción política, de lo que según él debiera ser la democracia norteamericana. Parte de principios similares a los de Thoreau en Of Civil Desobedience, en cuanto a la exaltación del individuo, y su argumentación parece evocar aquella de Thomas Paine -alabado en los escritos posteriores- en "The Crisis", al asumir su proyección en el futuro: "Es una gran palabra [la democracia], cuya historia, me imagino, sigue sin escribirse, porque esa historia todavía tiene que ser llevada a la práctica." (p. 94).



La principal aportación de Whitman a los principios democráticos tiene que ver con la incorporación del elemento cultural. Parece sugerir que un pueblo sin cultura nunca alcanzará la verdadera democracia: "Yo afirmo que la democracia no podrá nunca mostrarse como es allende la pura teoría si no se lanza a fundar y a cultivar lujuriantemente sus formas nuevas de arte, poemas, escuelas, teología, desplazando todo cuanto existe…" (p. 62). Un punto de vista en concordancia con su principio filosófico en torno a su asunción del cuerpo y el alma como unidad indivisible constitutiva del ser humano, y no como una dualiad. Al igual que en su poesía también en estos escritos ensalza el aspecto individual de la persona muy por encima del aspecto social. Entiende, por ejemplo, que siendo necesarios los partidos políticos para la construcción de una sociedad democrática, pueden representar un peligro para la propia democracia en tanto en cuanto sus intereses partidistas pueden no coincidir con los individuales. Se trataría de una singular derivación política de los principios ya expuestos por Emerson respecto a los conceptos de "Inner Soul" y "Over-Light". No en vano Ralph Waldo Emerson es uno de los autores citados en la parte del volumen correspondiente a los "Otros escritos" referidos en el título.



Con el título genérico de "Días cruciales en América" se han agrupado de forma cronológica más de doscientas micro-narraciones que nos sirven para conocer de primera mano al autor. Por su temática podríamos subdividirlas en tres apartados relativos a sus recuerdos de índole autobiográfica, sus sentimientos ante y sobre el horror de la guerra -recordemos que fue enfermero de la Unión- y por último una serie de impresiones sobre aspectos nimios a primera vista pero que se antojan "poesía narrada"; en esta tercera parte también se incluyen reflexiones sobre algunos autores contemporáneos -W.C. Bryant, T. Carlyle, Longfellow…- con motivo de su fallecimiento. Es en esta parte, por ejemplo, donde menciona a Emerson, asegurando que tras una larga conversación con él entendió que "nunca había tenido un juez tan completo y convincente"; pero lejos de seguir los consejos de Emerson se sintió "más dispuesto que nunca a afirmarme en mi propia teoría y a ponerla en práctica." (p. 360).



Me ha resultado especialmente interesante la segunda sección dedicada a los horrores de la guerra; uno de los mejores alegatos antibelicistas que conozco. En ella descubrimos a un Whitman más humano que poeta, y que se siente aterrorizado ante la tragedia de la contienda. Pese a mostrar su admiración por Lincoln no entra en juicios de valor respecto a la justicia de los motivos que han provocado la guerra. Lo que él ve y describe son seres humanos destrozados. Le interesan los personajes anónimos que son quienes verdaderamente sufren las consecuencias: "Su historia íntima no sólo nunca será escrita, sino que su realidad, la minuciosidad de sus hechos, de sus pasiones, nunca será ni siquiera sugerida." (p. 37).