Diane Keaton y Woody Allen
Diane Keaton, que acaba de cumplir 66 años, logró con una sola película, Annie Hall (1977), convertirse en el icono femenino de toda una generación. Junto a Woody Allen, construyó la imagen de una chica neoyorkina, liberal, culta, neurótica, sexy a su modo y de muy peculiar estilo en el vestir, que se convirtió en modelo y espejo de muchas mujeres y en objeto de deseo de muchos hombres.Aunque Keaton ha rodado otras varias películas interesantes -seis más a las órdenes de Allen-, un éxito tan descomunal -con efectos sociológicos- la mantiene atrapada, en la memoria colectiva, en un tópico único, preludiado por su papel en Sueños de seductor, que, en contra de lo que se dice en el índice de películas citadas de esta edición, no fue dirigida por Allen, sino por Herbert Ross.
No hay duda, creo, de que el interés y la atracción que lectores y, sobre todo, cinéfilos puedan sentir hacia Ahora y siempre, las memorias de Diane Keaton, se deriva de la nostalgia y de la querencia hacia aquella chica, cosa que la fotografía de portada se encarga de incentivar. Ahora y siempre es un libro bien escrito y, además, de una forma muy personal. Pero no responde exactamente al mito forjado por aquella película. Con fragmentos abundantes de los diarios que escribió su madre -85 cuadernos- y de los suyos propios, con saltos atrás y adelante en el tiempo, Keaton hace, sobre todo, una crónica muy íntima, muy emocional y muy de lo cotidiano de su vida, dejando a un lado tanto los testimonios y las opiniones sobre sus películas más importantes como los recuerdos -¿cotilleos?- sobre sus abundantes amores.
Es el recuento vital de una mujer sensible y vacilante que lucha por ser persona y artista. Es, sobre todo, el delicado libro de una hija -su madre es la gran protagonista-, de una hermana -la familia- y de una madre, pues Diane Keaton lo es (adoptiva) de dos adolescentes. Si no se me pidieran demasiadas aclaraciones, diría que escritura y temas responden a una sensibilidad y un mundo interior (y exterior) que definiríamos como tradicionalmente femenino. A la opción por un universo de sentimientos le sigue una redacción minimalista, impresionista, en la que radica el valor literario del libro y que revela a una mujer inteligente y cultivada, lo cual sitúa esta obra en la órbita de lectoras de los más refinados mensuales o semanales dirigidos a una distinguida clientela femenina.
Quiere decirse con esto que Diane Keaton quizás espere a otra ocasión para hacer un relato más informativo, pormenorizado y crítico de su carrera como actriz y directora , pues, en Ahora y siempre, el balance de varias de sus más importantes películas -de Annie Hall a la saga de El Padrino o Reds- aparece en relación a sus relaciones amorosas: Allen, Al Pacino y Warren Beatty. Por cierto, en contra de lo que todo el mundo cree, Keaton dice que Allen y ella ya no eran pareja cuando filmaron Annie Hall.
Los cinéfilos y especialistas, pues, van a encontrar en Ahora y siempre un material escaso si su interés consiste en aumentar su erudición, pero cualquiera encontrará un buen y legible autorretrato de esa actriz que tanto admira.