Image: La aznaridad

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Ensayo

La aznaridad

Manuel Vázquez Montalbán

18 diciembre, 2003 01:00

Manuel Vázquez Montalbán. Foto: Santi Cogolludo

Mondadori. Barcelona, 2003. 375 páginas, 17 euros

Es éste el primer libro de Manuel Vázquez Montalbán que aparece tras su repentina muerte el pasado mes de octubre de este mismo año. En él muestra la vertiente más acerada como escritor, la del virulento cronista de la política nacional.

La aznaridad es una revisión satírico-burlesca del periodo de gobierno presidido por José María Aznar, sobre cuya figura pública y trayectoria política se emplea a fondo la ácida pluma del autor. El lector recibe las impresiones y análisis sobre el terrorismo, los efectos del Prestige, el decretazo, el trasvase del Ebro, las movilizaciones contra la guerra de Iraq, la crisis de Perejil, los desencuentros con nacionalistas vascos y catalanes... junto a retratos de políticos y episodios que aparecen descifrados. Por su presencia histórica, protagonismo en los medios e influencia intelectual y política, Vázquez Montalbán forma parte relevante del acervo de la izquierda.

El estilo mordaz de la obra habilita el recurso a la exageración en la crítica, sin temor a sobrepasar cualquier límite y de ello se vale el autor para trazar un cuadro caricaturesco de Aznar y su política. Se trata, pues, de un libro para disfrute de los detractores incondicionales del presidente. No se le reconoce mérito alguno, ni en el capítulo económico ni en lo que supone como gesto democrático la renuncia a presentar su candidatura, ni en la lucha contra el terrorismo ni en la sugerente incorporación del patriotismo constitucional al bagaje ideológico de la derecha... Aznar es presentado como un mediocre con delirios de grandeza, que ha cometido graves errores políticos y continuos fallos de gestión.

Pero lo que de verdad trasciende de esta sañuda crítica es una visión anacrónica de la actual derecha, que siempre, representada por el PP o por su líder, es equiparada al franquismo. El texto está plagado de referencias en las que la figura de Aznar aparece directa o indirectamente asociada con el nacionalcatolicismo, Franco, José Antonio, Falange... Es una fijación con consecuencias, la del antifranquismo en cuanto eje de acción en el ejercicio de la oposición política y como forma de deslegitimación del derecho democráticamente obtenido por la derecha española a gobernar. Un discurso obsoleto e ineficaz, pero dañino porque alimenta el rencor.

Por último, lo más lamentable es la explicación de la cuestión vasca. Pese a su diáfana condena del terrorismo, acaba legitimando las posiciones de los terroristas. Según el autor, hay unas razones profundas, seculares, de esa situación y la salida ha de pasar inevitablemente por la negociación para ir suprimiendo aquello que supuestamente sustenta el terror. Una interpretación equivocada y contraproducente que es de consumo general por una parte de la izquierda española.