Cruz Sánchez de Lara y Carmen Posadas: de Catalina la Grande a las infinitas infamias del azar
La vicepresidenta de El Español publica 'En la corte de la zarina', que este martes presentan juntas en la Fundación Telefónica. Ambas conversan sobre libros, amor y escritura.
16 junio, 2024 01:14Vicepresidenta ejecutiva de El Español, editora de Magas y Enclave ODS, abogada y escritora, la actividad incesante de Cruz Sánchez de Lara (Almería, 1972) mueve al asombro. También la de Carmen Posadas (Montevideo, 1953), escritora y profesora en talleres literarios.
Ambas coinciden también porque acaban de publicar nuevos libros en Espasa el mismo día, 5 de junio: Sánchez de Lara, su primera novela histórica, En la corte de la zarina, mientras Posadas recupera la novela con la que en 1998 conquistó el Premio Planeta, Pequeñas infamias, un libro sobre la importancia de las casualidades y el azar.
Juntas estarán este martes 18 en la Fundación Telefónica para presentar la historia de José de Ribas y Catalina la Grande, junto a Marta Robles.
Y además comparten su ambición, su inconformismo, esa rebeldía que, por ejemplo, a Cruz Sánchez de Lara le hizo pasar de la historia de una gran pasión (Cazar leones en Escocia) a un thriller sobre el maltrato (Maldito hamor) y ahora a una novela histórica. También Carmen Posadas ha frecuentado la novela histórica, de costumbres, el policiaco...
Pregunta. A pesar de la variedad de géneros de sus novelas, ¿no existe una suerte de conexión entre ellas, una cierta mirada? Porque en su caso, Cruz, en sus tres libros hay un gran amor, y en las dos últimas, maltrato y traumas…
Cruz Sánchez de Lara. El amor es uno de los grandes temas de la literatura porque es uno de los grandes temas de la vida. Todos queremos que nos quieran y de uno u otro modo, aspiramos a tener una historia arrebatadora porque nos han contado que ahí está la esencia de la felicidad.
»Lo mismo sucede con los traumas sin resolver: son más habituales de lo que nos gustaría. Y por último, sobre el maltrato he aprendido mucho intentando ayudar a las víctimas durante un cuarto de siglo. Sentía que le debía una explicación a la sociedad de lo fácil que es caer en la red de un narcisista perverso.
»Con lo que yo no contaba al escribir Maldito hamor es con el sufrimiento de la invención de una relación así. Creé un asesinato tan cruel que Henry me dejó agotada y bastante “tocada” durante meses. No me gustan los malos, ni siquiera en la ficción. Siempre dejan heridas profundas.
Carmen Posadas. Bueno, en mi caso sé bien cuáles son los ingredientes que me gusta poner y siempre son los mismos: sátira social, retrato psicológico de los personajes, un poco de intriga y después revuélvase y sírvase muy frío. Pero con esta receta realmente puedes hacer mil cosas, novela histórica, novela de costumbres, un ensayo... Los ingredientes son siempre los mismos.
»Ahora, por ejemplo, estoy terminando una novela que está a punto de acabar conmigo, y no al revés, que es una mezcla de géneros –histórica, policiaca– y se va a titular El impostor del Titanic.
"Llegué a sentir pánico por lo que pasa en tu interior al escribir una novela como 'Maldito hamor'". Cruz Sánchez de Lara
P. ¿Sabe ya a qué se debe su pasión por la novela histórica?
C. P. A que yo ya no soy testigo de mi tiempo. A partir de una edad todos los escritores se van al pasado porque ya no podemos hablar del presente, de lo que le pasa a la gente de dieciséis años: no tenemos ni idea, sería algo muy impostado.
P. Y usted, Cruz, ¿por qué se ha embarcado en una novela histórica, por qué ahora, y por qué Catalina la Grande?
C. S. L. A Catalina la Grande llegué por José de Ribas. Quería contar la historia del español que fundó Odesa. La calle principal de esa ciudad ucraniana tan dañada por la invasión sigue conservando el nombre de su fundador. Se llama Deribasoskaya. Su vida es inconcebible sin un personaje como el de Catalina.
»Cuando terminé Maldito hamor quedé muy impactada por el golpe que deja en una misma escribir una historia de ficción tan perversa. Llegué a sentir pánico por lo que puede pasar en tu interior al escribir una novela psicológica de tanta profundidad.
»Con José de Ribas decidí reposar en la comodidad de que la biografía y la historia están escritas. No había margen para que la creación volviera a agotarme.
P. ¿Cuál ha sido el motivo, Carmen, para recuperar Pequeñas infamias más de veinticinco años después?
C. P. Verás, siempre ha sido una novela que se ha vendido muy bien, así que cuando me ofrecieron reeditarla dije que sí, que por supuesto, porque ella se defendía sola bastante bien. Tengo otros libros que no les pasa lo mismo [...].
P. ¿Y no ha sentido la tentación de cambiar algo, algún personaje o episodio?
C. P. Bueno, empecé a leerla y a cambiar, a tachar, hasta que me dije: no, esto no puede ser, se queda así, y si se ha defendido bien hasta ahora, que se siga defendiendo igual.
P. Cruz, ¿cómo, cuándo y dónde nació su fascinación por Catalina la Grande?
C. S. L. En 2017 visité San Petersburgo en el centenario de la Revolución. Me pareció que su biografía era magnética y sentí la fuerza de aquel imperio en lugares tan imponentes como la Cámara de Ámbar, sin poder imaginar entonces que ese fue el escenario real de la boda de José de Ribas, el español que me llevó con él a la cama de la zarina.
"Me dedico tanto a la novela histórica y vuelvo al pasado porque yo ya no soy testigo de mi tiempo". Carmen Posadas
P. ¿Qué es lo más sorprendente o inesperado que el lector va a descubrir de la emperatriz En la corte de la zarina?
C. S. L. Creo que el personaje de Praskovia Bruce, la catadora de amantes de Catalina, tiene muchísimo morbo y es un claro indicio de la forma de ejercer el poder de la alemana que lideró el imperio sin haber nacido Romanov.
P. Y en el caso de sus Pequeñas infamias, Carmen, ¿qué sorprenderá más?
C. P. Su humor, y que me leerán sin los prejuicios de entonces, cuando yo no respondía al estereotipo de escritora convencional, con gafas y pelo blanco tipo Carmen Martín Gaite.
P. Hablando de sorpresas, Cruz, ¿cómo descubrió a su protagonista, José de Ribas, que solo merece un par de líneas en la monumental biografía sobre Los Romanov de Simon Sebag Montefiore?
C. S. L. Muchos periodistas habían pasado de puntillas por la vida de José. Los artículos sobre él proliferaron en los meses de la invasión de Ucrania. Pero lo que me hizo caer en la red que aún me atrapa es leer los versos del Don Juan de Lord Byron y comprobar que ni yo ni muchas personas de mi entorno conocíamos a un personaje tan importante.
P. Si Catalina la Grande y De Ribas son los protagonistas del libro, similar importancia tienen secundarios como el príncipe Potemkin o la hermanastra de la zarina. ¿Qué aportan cada uno de ellos al relato y a la vida de la zarina?
C. S. L. Potemkin es el amor y la complicidad de un proyecto común. Nastia representa la personalidad más pragmática y menos emocional. Pero sin los secundarios, esta historia sería imposible.
"Creo que hoy catalina la grande intentaría derrocar a Putin como hizo con su marido Pedro El Cruel". Cruz Sánchez de Lara
P. Por cierto, ¿qué les ha prestado de sí misma a José de Ribas y a Catalina la Grande?
C. S. L. Ribas necesita dibujarlo todo para encontrar soluciones. Yo también. Catalina compartía conmigo su placer por el estudio y por la escritura como hecho físico. Dicen que agotaba los tinteros sin dar apenas tiempo a que se los rellenaran.
P. Carmen, ¿es cierto que lo que pasa al inicio de Pequeñas infamias le ocurrió a usted?
C. P. Sí [risas], es autobiográfico, yo también me quedé encerrada en una cámara frigorífica... Obviamente, no me morí porque aquí estoy, pero todas las sensaciones, todo lo que allí se cuenta, yo lo pensé. Imaginad, estaba en Córdoba, en casa de unos amigos muy cazadores, a 40 grados a la sombra.
»Yo tenía que ir a buscar un pollo que estaba al fondo de la cámara, y me encontraba rodeada de bichos muertos, de jabalíes, de perdices, y al buscar el pollo de pronto todo se oscurece y es que alguien estaba cerrando la puerta.
»Entonces lo único que me dio tiempo a pensar en esos segundos, antes de pegar un grito, fue: ‘Me voy a morir aquí, fuera hay 40 grados, los demás se están cociendo y yo voy a morir aquí como un sorbete’. Y eso es el comienzo de la novela [risas].
P. Uno de los aspectos más controvertidos de la zarina fue su agitada vida sexual: ¿seguimos conservando, pese a todo, esos viejos prejuicios que aplauden la promiscuidad de los varones pero condenan la de las mujeres, o los tiempos están cambiando?
C. S. L. Afortunadamente, las nuevas generaciones están superando esos prejuicios. Catalina era mucho más libre en este aspecto y más ‘poderosa’ que la mayoría de las mujeres del siglo XXI.
"Se ha producido una waltdisneyzación del lector, un buenismo que no beneficia a la literatura". Carmen Posadas
P. También han cambiado los lectores, ¿verdad?
C. P. Desde luego. Yo empecé a publicar en los años ochenta y desde entonces se ha producido una waltdisneyzación del lector. Si os fijáis en los grandes personajes de la literatura –Madame Bovary, Otelo, Scarlett O’Hara–, son bastante deleznables, irracionales, tristísimos… Ana Karenina acaba bajo un tren, Madame Bovary se suicida... Eso hoy no se permite, todo tiene que tener un final feliz y hay una especie de buenismo que yo creo que no le hace ningún bien a la literatura.
P. ¿Por qué no les gusta el concepto de “supermujer”?
C. S. L. Porque no existe la supermujer. Existe la mujer que se esfuerza para conseguir sus objetivos pero su ‘éxito’ implica renuncias personales importantes. Las fórmulas mágicas no existen.
C. P. Uf, yo encuentro agotador lo de supermujer, una pesadilla. Yo quiero ser mujer normalita, nada más.
P. ¿Sería hoy Catalina la Grande una Maga de Magas? ¿Cómo se la imaginan si viviera en nuestros días?
C. S. L. Es una opinión muy subjetiva pero creo que intentaría derrocar a Putin como hizo con su marido Pedro El Cruel. Tengo la sensación de que no soportaría volver a ver que Rusia está bajo el poder de un déspota nada ilustrado. Catalina fue una Maga de Magas durante mucho tiempo en su vida. Con la muerte de Potemkin, su magia se apagó. Catalina abandonó este mundo antes de que le llegara la hora de morir.
C. P. Es curioso, porque uno de los referentes de Putin es Catalina la Grande, siente una admiración enorme por ella y quiere reconstruir el Gran Imperio...