¿Qué niño nacido en los años 80 y 90 no ha buscado alguna vez a Wally? Quien escribe estas líneas pasó innumerables horas tras la pista del icónico personaje ataviado con jersey de rayas rojas y blancas, de sus amigos y de las pertenencias que todos iban perdiendo en cada doble página.
Paradójicamente, el creador de Wally, Martin Handford, es más escurridizo que el personaje. Este ilustrador británico nacido en 1956, que era especialista en dibujar multitudes por encargo hasta que inventó a Wally, ha vivido siempre en el anonimato. Poco se sabe de él, jamás concede entrevistas y ni siquiera hay fotos suyas en Internet. De hecho, la foto del autor que comparte su editorial española, B de Blok, es esta:
Con sus estrambóticas multitudes a doble página en las que suceden todo tipo de situaciones hilarantes y que transportan al lector a diferentes escenarios y épocas, Handford drevolucionó el género de "busca y encuentra" (look & find en inglés) con su ¿Dónde está Wally? (1987), ¿Dónde está Wally ahora? (1988) y ¿Dónde está Wally? El viaje fantástico (1989), o lo que es lo mismo: el libro azul, el rojo y el amarillo, la trilogía clásica.
El nombre del personaje en su versión original, y también en la española, es Wally, pero en Estados Unidos y Canadá se rebautizó como Waldo; en Francia, como Charlie. En Alemania se lo conoce como Walter y en Italia lleva el nombre de Ubaldo.
A Wally se unieron otros personajes: el mago Barbablanca, con su túnica y su típico gorro de mago; Wenda, la versión femenina de Wally, y el perro Woof, ambos ataviados también de rojo y blanco; Odlaw, el doble malvado de Wally, vestido de negro y amarillo. Además de encontrarlos a todos, al final del libro aparecía una lista de cosas inverosímiles que había que encontrar en cada escenario, garantizando horas y horas de entretenimiento.
Después de la trilogía inicial llegaron ¿Dónde está Wally? En Hollywood (1993) y ¿Dónde está Wally? El libro mágico (1997). Por último, ya en el siglo XXI, vieron la luz ¿Dónde está Wally? ¡A la caza del cuadro escondido! (2006) y ¿Dónde está Wally? En busca de la nota perdida (2009). Estos son los siete títulos principales, todos ellos disponibles actualmente en España en la editorial B de Blok. Además, existe todo un universo de libros de actividades, libros con pegatinas y versiones de bolsillo de los que solo unos pocos han visto la luz en nuestro país.
Un éxito perenne
Más emparentados con los juegos y los pasatiempos que con los libros de lectura —aunque perfectos para aprender a leer imágenes y entrenar la agudeza visual—, las aventuras de Wally se convirtieron en un éxito que sigue vigente y son lo que dentro del mundo editorial se conoce como evergreen, es decir, un éxito perenne, como lo son El principito, la saga de Harry Potter o los libros de Roald Dahl.
Es muy difícil encontrar a Wally en los libros, pero muy fácil encontrarlo en las librerías. Desde la aparición del primer volumen, en 1987, hasta hoy se han vendido 84 millones de copias de los libros de la serie en 80 países y se ha traducido a 31 idiomas. Se han creado todo tipo de objetos con la cara de Wally, la gente se disfraza de Wally en fiestas, se hizo una serie de dibujos e incluso ha aparecido en juegos de móvil. Según The Independent, Handford vendió los derechos globales de la marca en 2007 embolsándose 2,5 millones de libras.
Sorprendentemente, entre 2020 y 2023 se ha producido en España un espectacular aumento del 135% en las ventas de los libros de Wally, afirma Isabel Sbert, la directora literaria de B de Blok, el sello infantil del grupo Penguin Random House que los publica. Es decir, ahora se venden más del doble de libros de Wally que hace tres años.
Este aumento se explica, en parte, por la compra de Ediciones B (grupo al que pertenecía B de Blok) por parte del gigante editorial Penguin Random House, que ha mantenido vivos los títulos en el catálogo y con una buena distribución en librerías. De hecho, se acaba de reeditar ¿Dónde está Wally? En busca de la nota perdida, que incluye un juego al estilo de la oca y un circo hecho a base de recortables, y la editorial lo ha celebrado enviando a un actor disfrazado de Wally a pasearse por las librerías madrileñas, haciéndose fotos con libreros y lectores.
Pero hay otros motivos más que explican este incremento de ventas. Por una parte, la nostalgia de los niños que crecieron cuando Wally era un fenómeno mundial, que ahora son padres y quieren "compartir con sus hijos lo que les entusiasmaba de pequeños", señala Sbert. Además, es una buena alternativa analógica a la saturación que provoca el entretenimiento con pantallas, probablemente el rasgo más distintivo de la crianza de los hijos en nuestros días.