Publicada en 1926, Fiesta (The Sun Also Rises) fue el primer título de impacto de Hemingway y supuso el necesario antecedente conceptual para obras como Adiós a las armas (1929), Por quién doblan las campanas (1940) o El viejo y el mar (1952), referenciada en la concesión del Premio Nobel en 1954 al reconocer “su dominio del arte de la narrativa[...] y la influencia que ha ejercido en el estilo contemporáneo”.
Comparada con las grandes gestas de novelas posteriores, Fiesta narra una historia aparentemente trivial: unos jóvenes americanos afincados en París deciden viajar a España y disfrutar de los Sanfermines. Durante los festejos participan del “Riau-riau”, los encierros, el vino, las corridas de toros… y mantienen algún que otro altercado amoroso entre ellos. El “Pobre de mí” marca el momento en que el grupo se disuelve.
En esta novela ya es posible apreciar con nitidez los intereses narrativos del autor plasmados sobre un intrépido lienzo sanferminero. Hemingway está decidido a explorar las consecuencias de la Gran Guerra, siendo la más importante que la humanidad perdió definitivamente la inocencia. Su propuesta guarda más que notables coincidencias con lo que pocos años más tarde se denominará “existencialismo”. El protagonista, Jake, entenderá que la incontestable verdad de la vida es la muerte y la única escapatoria, vivir el momento en toda su intensidad y peligro.
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Es en el último capítulo de la novela, al referir el reencuentro en Madrid de Jake y su amada Brett, que abandonó precipitadamente Pamplona junto al torero Pedro Romero, cuando el carpe diem alcanza su plenitud conceptual. Las vivencias en la capital navarra, con sus excesos de vida y muerte, han trasmutado a Jake en un hombre nuevo.
Se sabe que Jake rememora al propio Hemingway, pues ambos fueron heridos en la Gran Guerra e intentan encontrar el rumbo de sus vidas. Lady Twysden sería el modelo para la promiscua Lady Duff Brett, mientras que el referente para Robert Cohn es Harold Loeb, judío, escritor, y exalumno de Princeton como su evocación literaria. Bill Gorton, el mejor amigo de Jake, está inspirado en Bill Smith, amigo de la infancia por quien Hemingway sentía especial cariño.
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En cuanto a los personajes españoles, tanto Pedro Romero como Juanito Montoya, dueño del hotel Montoya en la novela, están totalmente identificados. Romero es el reflejo del matador Cayetano Ordoñez, conocido como El Niño de la Palma, y Montoya es la versión literaria de Juanito Quintana, dueño del Hotel Quintana, situado en la Plaza del Castillo.
La aparente intrascendencia del argumento encierra una carga de profundidad tremendamente significativa que interesa todas y cada una de las vigas maestras que conformarán la estructura literaria de sus novelas. Jake debe enfrentarse a una vida marcada, traumatizada, por la herida de guerra que le privó de su hombría, y algo similar le ocurre a Frederic en Adiós a las armas, o a Santiago en El viejo y el mar.
Todos ellos, como Harry en el Kilimanjaro o Francis Macomber cazando, tienen un estigma que marca sus vidas. Es ese “vacío existencial” la auténtica marca de agua en todas las creaciones literarias de Hemingway. En un desesperado intento por superarlo, sus héroes (tal vez sea más acertado llamarles anti-héroes) se enfrentarán a “situaciones límite”, ya sea corriendo encierros, luchando en una guerra o intentando pescar el más fiero pez imaginado.