Con la divertida imagen, aún muy vívida, del Rey Felipe VI tocando con sorprendente destreza un cajón flamenco en la plaza Fragela de Cádiz, la que alberga el Gran Teatro Falla, ha arrancado la segunda jornada del IX Congreso Internacional de la Lengua Española. El español, lengua común. Mestizaje e interculturalidad en la comunidad hispanohablante era el título de la sesión plenaria introductoria, moderada por la escritora y académica Carme Riera y celebrada en el Palacio de Congresos de Cádiz. Los escritores Juan Villoro, Martín Caparrós, Alonso Cueto y Ángel López García han leído sus respectivas ponencias.
Riera ha recordado en su presentación que la mítica agente literaria Carmen Balcells, de quien la escritora publicó hace unos meses una biografía, solía pronunciar una frase que encajaba en este simposio: “Mi destino es América”. Riera, por su parte, ha recordado que "los territorios americanos conquistados nunca fueron considerados colonia", sino que "tuvieron la misma consideración que los habitantes de este lado del mar". Y es que, "aunque muchos no lo crean así, España no impuso la lengua castellana en América hasta el siglo XVIII", ha concluido.
Caparrós, en cambio, piensa que "llegó la hora de pensar un nombre para esa lengua que no sea la del reino que la impuso a sangre y cruces". Se refería, claro, al término "español", una palabra "peliaguda", "muy viejita" y que "suena al producto de un país llamado España". Habría sido inventada, según ha apuntado, por "los fenicios que ocuparon estas costas [las de Cádiz] y significaba 'tierra de conejos'". El escritor argentino ha propuesto sustituirla por el vocablo “ñamericano”, remitiéndose a los vínculos inseparables de España con el nuevo continente. A propósito, ha recordado que la “ñ” fue acuñada "por unos monjes que se habían cansado de escribir dos enes seguidas".
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Villoro también opina que "el término 'español' es un arcaísmo", pero su propuesta para una nueva nomenclatura resulta mucho más convencional. "Hablamos hispanoamericano", ha dicho. En todo caso, Villoro abraza "la aventura de la inclusión", pues "estamos condenados a entendernos". La efeméride de los 500 años de la muerte de Elio Antonio de Nebrija ha sido el pretexto elegido por el escritor mexicano para asegurar que "el idioma es un instrumento con un único tenor para todos los siglos por venir".
El autor de El testigo ha celebrado que la Academia mexicana de la Lengua incluyera la entrada "españolismo" en su diccionario, pues "la lengua de origen debe sonar natural en su campo de llegada". Por otro lado, ha subrayado la importancia de "las traducciones" como vehículo de consenso lingüístico. "Procuran asumir un discurso que cause sentido en distintas latitudes", ha resaltado antes de despedirse con una reivindicación.
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"Todo idioma puede ser un recurso de dominio o liberación", ha deslizado, así que "si la lengua ha dejado en el camino otras lenguas, también puede ser una oportunidad de volver a ellas". Además, "más de la quinta parte de los hispanohablantes son mexicanos", ha apuntado, por lo que "el español sabe que otras lenguas son posibles".
En esta línea se ha expresado Cueto. "Muchos idiomas de Latinoamérica siguen desapareciendo", ha recordado. Solo en Perú, "37 lenguas originales se han extinguido", y sin embargo "nunca ha habido un tráfico de palabras más nutrido que el que hemos visto entre países de habla española". En clave humorística, ha recordado que no hace tanto en España "a John Wayne se le llamaba Jon Güeine (sic)".
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Quizás el momento más intenso del acto ha tenido lugar en la ponencia del autor de La hora azul, cuando ha reivindicado la "impureza" de una lengua "marcada por la sangre y la tinta que no deja de resistir". La "polinización de la lengua" no existiría sin la inmigración. Por tanto, "defender el español del inglés es tan absurdo como haberlo querido defender del árabe", ha dicho, e inmediatamente ha citado palabras que están, desde hace siglo, incardinadas en nuestro idioma. "Acequia" era una de ellas.
No ha querido olvidarse del editor Carlos Barral, que editó las obras de los autores del boom latinoamericano "en la lengua original en que estaban escritos", sentando un precedente para la mayoría de los sellos que surgieron posteriormente. Por último, "el habla coloquial es la sala de máquinas donde el idioma se va renovando", ha dicho. Nuestro problema no es la "perversión", sino la "simplificación del lenguaje". Las redes sociales y Whatsapp están generando "lugares comunes" en los que se está perdiendo la riqueza de matices que tiene nuestro idioma.
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López García, remitiéndose al propio título que congregaba las cuatro ponencias, ha precisado que "mestizaje e interculturalidad no son conceptos equivalentes". En el caso del español, "el mestizaje viene antes", mientras que "la interculturalidad se produce después".
En su afán por desmantelar ciertas teorías asumidas, el catedrático emérito de la Universitad de Valencia ha asegurado que "el castellano es un español elaborado" que fue promovido, precisamente, por los mestizos. Cuando se produjo la independencia de las naciones americanas, adoptaron la lengua española como propia porque les interesaba, vino a decir. Con todo, ha reconocido que "el problema del multilingüismo es una asignatura pendiente", pues "las sociedades hispánicas son plurilingües por definición".