Las artes del maestro Antonio de Nebrija
Las aportaciones del humanista a la filología fueron decisivas. Sus 'Introductiones latinae' fueron estudiadas en toda Europa y su 'Gramática', la primera de una lengua vulgar, transformó la evolución del español
4 julio, 2022 01:03La lengua castellana no fue sustento del Imperio español. Muy al contrario, Carlos V promueve desde 1522 el estudio y reconocimiento oficial de las lenguas amerindias y Felipe II promulgó una disposición para sus nuevos súbditos en la que se afirma que “no parece conveniente apremiarlos a que dejen su lengua natural, más bien se pondrán maestros para los que voluntariamente quisieren aprender la castellana”. Los lingüistas acreditan que a principios del siglo XIX solo hablaban español menos de un 20% de los hispanoamericanos, de modo que quien hizo a nuestra lengua un idioma global fue la independencia de las repúblicas.
La gramática latina de Nebrija fue publicada en 1481 bajo el título de Introductiones latinae con el propósito modesto de convertirse en el manual de referencia contra el decaimiento de la latinidad, empresa en la que Elio Antonio fue paladín. Pero siete años después, la traduciría como Introduciones latinas contrapuesto el romance al latín.
Frente a este éxito editorial, la Gramática sobre la lengua castellana de 1492 no sería reimpresa hasta 1743. Pero las Introductiones tenían un “público cautivo”: eran libro de texto en las Universidades de toda Europa. Nada semejante ocurría con el romance castellano. Se conserva una real cédula de Carlos I de 1513 por la que se encarga al tesorero de la Casa de Contratación que compre, para enviar a la Isla Española, veinte artes de gramática entre otros ítems.
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Puede suscitarse debate acerca de cuáles eran exactamente las “artes de gramática” reseñadas, pues es cierto que por tal término —arte— se entendía antes de 1492 exclusivamente las gramáticas latinas, y las Introductiones latinae eran conocidas como “el arte del maestro Antonio”. Pero el propio Nebrija, en su prólogo a la reina Isabel, extiende tal denominación a su Gramática sobre la lengua castellana: “como vemos que se ha hecho en la lengua griega i latina, las cuales, por aver estado debaxo de arte aunque sobre ellas an pasado muchos siglos, todavía quedan en una uniformidad”.
Para el Nebrija de 1492, en la antesala de la serendipia americana, Arte serviría ya tanto para referirse a la lengua clásica como a la lengua vulgar. Pues toda gramática, según nos recuerda Aurora Egido en su magnífico libro de 2021 El árbitro de las lenguas, era “concebida desde el Humanismo como arte que incluía reglas”. Y así, en 1495 añade a la edición definitiva las Introductiones latinae unos versos en los que, refiriéndose en prosopopeya al “arte mía”, le pide que vaya a ver a la Reina al palacio y “allí encontrarás a tus dos hermanas que se alegrarán mucho de verte: la que vuelve el latín en romance y la que enseña a hablar en español”.
Nebrija concluye que cualquier nuevo súbdito de la Reina tendría que tenerse a sus leyes escritas en castellano
¿Cabe pensar todavía que el maestro Antonio, tras la proeza de haber publicado la primera Gramática sobre la lengua castellana a partir de su experiencia y su sapiencia de la latina, no consideraba una y otra frutos condignos de su Minerva y una aportación gémina al fortalecimiento humanístico de su país?
La Gramática o arte de 1492, primera escrita sobre una lengua “vulgar”, comienza con un apartado “en que pone reglas generales del ortographia del castellano”. Y la regla de oro de Nebrija, “se ha de escribir como se habla y hablar como se escribe”, contribuirá decisivamente a que el español sea una de las lenguas más claras en la representación grafemática de la lengua hablada.
Nebrija sienta las bases de otras reglas que siguen vigentes hasta hoy, por ejemplo las referentes a “las diez partes de la oración que tiene la lengua castellana”: nombre, pronombre, artículo, verbo, preposición, adverbio y conjunción. No añade la interjección, que no distingue del adverbio, pero completa las diez con el participio, el gerundio y el “nombre participial infinito”.
Igualmente, dedica un amplio “libro”, a la “prosodia y la sílaba”, que trata de los acentos y de la medida y ritmo de los versos. Muy importante es el capítulo dedicado a la sintaxis y el orden de las partes de la oración, pero quizás lo más sorprendente sea que Nebrija concluya con lo que ahora denominamos ELE, esto es “Español como lengua extranjera”. El título de este libro quinto del Arte o Gramática sobre la lengua castellana de Elio Antonio de Nebrija es sumamente esclarecedor: De las introducciones de la lengua castellana para los que de estraña lengua querrán deprender.
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Ya en el prólogo había adelantado que “para tres géneros de ombres se compuso el arte del castellano”. Primero para los que “quieren reducir en artificio i razón la lengua que por luengo uso desde niños deprendieron”. En segundo lugar, “para aquellos que, por la lengua castellana, querrán venir al conocimiento de la latina”. Pero la mayor novedad reside en “el tercero género de ombres, los cuales de alguna lengua peregrina querrán venir al conocimiento de la nuestra”.
Puede interpretarse en una u otra dirección cuál era exactamente la naturaleza de las veinte “artes de gramática” que el rey encargó para el bachiller Suárez camino de Santo Domingo. Pero aún hay más en el prólogo de 1492 que ayuda a dilucidar este dilema, porque se argumenta que cualquier nuevo súbdito de la Reina tendría que atenerse a sus leyes escritas en lengua española y “entonces por esta mi Arte podrían venir en el conocimiento della, como agora nos otros deprendemos el arte dela gramática latina para deprender el latín”.
Años después de aquel libramiento para América, el franciscano Andrés de Olmos escribe en 1547 la primera gramática de la lengua náhualt advirtiendo que “no seré reprensible si en todo no siguiere el Arte de Antonio”. Y aparecen enseguida Artes semejantes del tarasco o purépecha, del otomí o hñahñú, de la lengua mixteca, de la zapoteca y de la maya yucateca, de la lengua pocomchí, de la chibcha, del quiché, cachiquel y zutuil, del tzedal, del vilela, del achagua, de las lenguas tarasca, guaraní… Y así, sin interrupción, a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII.
Bibliografía
Antonio de lebrija
Juan Gil
Athenaica
Sosegado y sabio, el latinista Juan Gil presenta un estudio documentado y riguroso de la vida y la obra del gramático universal que fue Elio Antonio de Lebrija (al que llama así por el pueblo natal del filólogo, más allá de la controversia que siempre ha rodeado su sobrenombre).
Antonio de nebrija o el rastro de la verdad
José Antonio Millán
Galaxia Gutenberg
El lingüista, editor, traductor, articulista y escritor español José Antonio Millán reivindica a a uno de los personajes que más han influido en la configuración de la idea de España y de la Hispanidad a través de sus peripecias vitales.
La pasión de saber
Pedro Martín Baños
Universidad de Huelva
Martín Baños, doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Deusto (Bilbao), revisa la vida del gramático a partir de todas las fuentes y archivos existentes. Mención especial merecen los apéndices en los que analiza la ascendencia conversa de Nebrija o su perfil humanista.
Gramática sobre la lengua castellana
Antonio de Nebrija
RAE
Además de la Gramática, el volumen editado por la Real Academia reúne un conjunto de textos que, bajo el título de Paginae nebrissenses, recoge las principales ideas gramaticales del filólogo.
Nebrija
Agustín Comotto
Nórdica
Riguroso y ameno, este cómic recrea la vida del humanista deteniéndose en los hitos de su trayectoria y las persecuciones que sufrió.