Carmen Laforet y Elena Fortún: nuevas voces para una amistad por correo
La Fundación Banco Santander reedita la correspondencia entre las dos escritoras y ofrece unos podcasts gratuitos que dramatizan una parte del epistolario
17 diciembre, 2021 18:58Con motivo del centenario del nacimiento de Carmen Laforet, la Fundación Banco Santander ha considerado realizar un homenaje a partir de su correspondencia con Elena Fortún. Se trata de una selección de podcasts dramatizados sobre algunas de estas cartas reunidas en Corazón y alma, editado en la colección Cuadernos de Obra Fundamental en 2017. Siete producciones sonoras a dos voces que, entre ocho y doce minutos, según la longitud de las cartas recogidas, humanizan, más si cabe, la relación tan especial que se fraguó entre las autoras. Estos podcasts, que podrán descargarse desde la web de la Fundación y escucharse desde un QR incluido en el libro, constituyen el colofón al centenario de Laforet.
La hija de la autora de Nada, también novelista, se muestra muy satisfecha con todas las actividades que durante 2021 se han llevado a cabo con motivo de la efeméride. "Se ha roto el 'misterio Carmen Laforet' y las etiquetas de persona poco comprometida y huidiza", celebra Cristina Cerezales. A propósito de las cartas, asegura que "son un mensaje de amor y de solidaridad. Una admiración literaria de una escritora a la otra, de mi madre a Elena Fortún, que se inicia cuando tenía siete años".
Efectivamente, la correspondencia tiene una duración de cinco años, desde 1947 hasta el fallecimiento de Elena Fortún en 1952, y surge del deslumbramiento que supuso para Carmen leer las novelas de Celia. Cerezales recuerda que su madre “aprendió a escribir con los libros de Elena Fortún” y cuando leía para sus hijos las historias de aquella carismática niña de principios del siglo XX “se reía a carcajadas, se le iluminaba la cara”.
Las cartas revelan una amistad profunda entre dos autoras que se llevan 35 años de diferencia. Una, Encarnación Aragones Urquijo —verdadero nombre de Elena Fortún—, en el ocaso de su carrera, exiliada en Buenos Aires por republicana, donde trabaja en una biblioteca gracias a Jorge Luis Borges, según muchos apuntan. Y otra, Carmen Laforet, en el inicio de una trayectoria que se presenta apasionante. Acababa de hacerse con el primer Premio Nadal de toda la historia con la novela que hoy se ha convertido en una referencia fundamental de la literatura española de posguerra: Nada.
Lazos de admiración mutua
El tiempo confirmó que no iba a ser tan brillante el futuro de la autora centenaria, porque nada termina siendo como parece que será. El propio epistolario es mucho más que una relación tierna y obsequiosa entre dos escritoras que se admiran y se respetan. También es un testimonio muy representativo de la época: dos mujeres, una exiliada y otra tratando de amarrar un prestigio que se le escabulle en un círculo cerrado y patriarcal. "Usted tiene razón, no puede vencerse esa gran fuerza de la vida que nos arrastra en la juventud..., sobre todo en España, donde se ha parado el tiempo y lo que no es legal es pecado", dice Elena Fortún a Carmen Laforet en la primera de las cartas, fechada el 1 de febrero de 1947 desde Buenos Aires.
Cuajadas de confidencias y reflexiones sobre el mundo que les ha tocado vivir, "nos muestran el desaliento, la soledad, la impaciencia, el dolor", dice Nuria Capdevila-Argüelles, catedrática de la universidad de Exeter y prologuista de Corazón y alma. Pero también de "la fuerza que ve cada una en la otra aun en momentos de desgana". Rafael Narbona, articulista de El Cultural, también se hace eco de la correspondencia. En una de las cartas, Laforet explica cómo concibe su trabajo de escritora: "Escribo una novela procurando que dentro de su modesta categoría quede todo lo bien que yo pueda hacerla".
Cuatro años después de su publicación, un hito de la literatura epistolar española entre mujeres, Fundación Banco Santander vuelve a poner al alcance una obra exquisita, salpicada de pasajes vitales al calor de la literatura más íntima y espiritual. Textos que revelan, también desde lo formal —la extensión de las cartas, el cuidado en la letra, etc.—, la personalidad de dos mujeres inolvidables.