La editorial Siruela, que ha ido publicando en español la mayor parte de los textos del escritor suizo Robert Walser (1878-1956), nos trae ahora un nuevo volumen de gran interés y proyección. Autor de tres relevantes novelas publicadas en los inicios del siglo XX: Los hermanos Tanner (1907), El ayudante (1908), y Jakob von Gunten (1909), fue abriendo su escritura hacia el ámbito de los textos breves, en prosa, la mayor parte de los cuales aparecieron en publicaciones periódicas. Su último libro publicado en vida: La rosa (1925), de una profundidad admirable, pertenece a ese género.
La trayectoria literaria de Walser, que nació en la ciudad bilingüe de Biel, tiene sus inicios en torno a sus veinte años, cuando comienza a publicar en periódicos y revistas, y a viajar y pasar temporadas en diversas ciudades alemanas y suizas. Después, sería decisivo el periodo que vivió en Berlín, entre 1905 y 1912. Posteriormente, regresó a Suiza, viviendo de nuevo en Biel entre 1913 y 1921, y luego en Berna entre 1921 y 1933. Ese año, aquejado por una profunda enfermedad mental fue internado en una clínica psiquiátrica en la ciudad de Herisau, donde pasaría sus últimos veintitrés años. Fue entonces, a partir de 1933, cuando tomó la decisión de no escribir más, pues según manifestó la escritura es incompatible con la falta de libertad. Fallecería, de un ataque al corazón, el día de Navidad de 1956.
Poco a poco, la recuperación de sus obras y la publicación de sus textos breves en diversas compilaciones y antologías acabarían convirtiendo a Robert Walser en uno de los escritores más relevantes del siglo veinte en lengua alemana. Fue muy apreciado, entre otros, por Franz Kafka, Robert Musil, Elias Canetti, o Thomas Bernhard. Y Walter Benjamin escribió sobre él, en 1929, un hermoso texto en el que tras subrayar que su estilo se caracteriza por un asilvestramiento del lenguaje que resulta fascinante y por un específico dejarse llevar, nos dice que lo que Walser consigue así es trasladarnos intensamente cómo viven los personajes.
A través de los textos este volumen viajamos, como señala el propio Walser, "en busca del retrato de algo vivido en un sueño"
Se trata de algo decisivo, porque leer a Walser es respirar, a través del lenguaje, el aroma de la vida. El libro que ahora se publica en español, con una excelente traducción, recoge una serie de prosas breves, de textos diversos, escritos entre 1899 y 1928, y ordenados cronológicamente. Hay que decir, en todo caso, que el título elegido: Berlín y el artista, que es el de uno de los textos seleccionados, puede inducir a equívoco, pues el conjunto de prosas no se refiere a esa cuestión. De hecho, el título de la edición original en alemán: Una bofetada y otras cosas, que coincide también con el de otro de los textos seleccionados, es diferente, y alude de forma directa al carácter abierto y disperso de las prosas. En su edición original, los textos han sido seleccionados y reunidos por uno de los artistas plásticos actuales más relevantes: el también suizo Thomas Hirschhorn, junto con el escritor Reto Sorg.
En su breve texto de introducción, Hirschhorn indica que en la escritura de Walser “lo único esencial es el texto”. Y, efectivamente, ese es el punto de partida en la lectura de un conjunto de prosas diversas que nos llevan de un lado a otro, pero siempre trazando el vuelo de un espejo entre la vida y lo que las palabras dicen. Eso sí, hay una pauta de estilo firme: la escritura en primera persona, que abre continuamente los espacios de la interrogación y la duda desde el interior del texto. Y así, cuando leemos es en todo momento como estar pensando de forma abierta, comunicando directamente con una voz que nos habla.
Con una temática tan variada y diversa, los textos de Walser reunidos en libro nos muestran la gran coherencia de su escritura. Con él viajamos en el tiempo. Recorremos sus itinerarios con mujeres y hombres. En la naturaleza: las montañas, los estanques, la nieve… Y en la vida cotidiana de las ciudades de entonces: los tranvías, los bares, los restaurantes, las calles, los teatros, el cine… No se pierdan este libro intenso y profundo. En él, como señala el propio Robert Walser: “Lo que se busca es el retrato de algo vivido en un sueño.” (pág. 313)