En abril de 2010, El Cultural, tan atento siempre al pensamiento que despunta, dedicaba la doble página del libro de la semana a La salvación del alma moderna. Un fascinante trabajo, escribíamos entonces, dedicado a poner en evidencia cómo el capitalismo ha propiciado el desarrollo de una cultura emocional guiada por el discurso psicoterapéutico, la cultura de la autoayuda, la publicidad y el consumo. En enero de 2013, repetíamos espacio con Por qué duele el amor, un texto que consagró a nivel global a Eva Illouz por su brillante análisis de las paradojas del enamoramiento en tiempos de un capitalismo que convive con el feminismo y las identidades emergentes.
Nació en 1961 en Fez (Marruecos) en el seno de una familia sefardí religiosa y sionista que debe trasladarse a Francia —donde obtendrán la nacionalidad— tras la Guerra de los Seis Días en 1967 (Israel combate contra Egipto, Siria, Jordania y Libia). En los ochenta prepara su doctorado en la Universidad de Pensilvania y en 1987 hace su aliá, se instala en Jerusalén, aprende hebreo y obtiene la ciudadanía israelí. En la actualidad, es directora de estudios en la francesa Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales y sus textos e intervenciones son requeridos en todo el planeta. Aunque su lengua materna es el francés, piensa y escribe en inglés.
Tamara Tenenbaum nació en 1989 en el Once, un barrio ortodoxo judío situado en Buenos Aires. En la adolescencia escapa a un colegio “laico” ajeno a la ortodoxia tradicional y descubre un mundo distinto en el que el enamoramiento ocupa un lugar central en el contexto de una generación, la milenial, que crece al compás del machismo y de un internet en el que todavía predomina el texto. La red no era una plétora de imágenes. Todavía Instagram no empujaba a pasar horas en el gimnasio y las redes “de levante” como Tinder o Happn eran proyectos. Tamara Tenenbaum quiere realizarse y ya en sus años universitarios comienza a leer a Eva Illouz y a Michele Anapol, la conocida teórica del poliamor, y a utilizar las redes de ligue. Al mismo tiempo su feminismo se va radicalizando.
En lo que coinciden ambos libros, de idéntico título, es en considerar el amor y la sexualidad como el espacio vital en el que se cruzan la autonomía personal, la autoestima y el deseo con formas de coerción derivadas de la economía capitalista. La consecuencia de ese choque es que la incertidumbre se ha apoderado de las relaciones amorosas y sexuales contemporáneas. Al difuminarse hasta el límite las viejas reglas de cortejo, a las parejas actuales les cuesta tanto manejar sus emociones como entender las de su partner. La desregulación dificulta entender los mensajes de la pareja. El “mercado del deseo” y su falta de regulación no hace sino producir una angustia que perjudica, sobre todo, a las mujeres.
Ambos libros consideran el amor y la sexualidad como el espacio vital donde se cruzan la autonomía y la coerción capitalista
Tamara Tenenbaum escribe, con abundancia de argentinismos, al hilo de su autobiografía. Nos muestra cómo se mueve en la escena bonaerense de los milenials y los centenials. Un espacio en el que las relaciones son tan frecuentes como insatisfactorias. La frescura y agilidad de su texto no excluye un interesante y actual apoyo bibliográfico procedente, en buena medida, del feminismo radical
Illouz hace cumbre. Este libro refleja más de dos décadas de estudio de las emociones desde los instrumentos que proporciona la sociología. Su metodología es la habitual en sus textos. Una ingente cantidad de información que le permite establecer comparaciones históricas —la evolución del amor romántico—, y un bagaje marxista / feminista con el que rebate las derivadas del capitalismo, sin caer en la trillada crítica al neoliberalismo, y trabajo de campo. En esta ocasión, 92 personas entrevistadas en cinco países con edades comprendidas entre los 19 y los 72 años.
Esta reflexión sobre la “modernidad emocional” pone de manifiesto una nueva subjetividad en la que la capacidad de elección ya no es únicamente positiva. Es también negativa porque no solo elegimos lo que nos gusta, lo que deseamos, sino lo que rechazamos. El rechazo, el desamor, el divorcio, la evitación de relaciones, el abandono de las mismas con la novedad del ghosting, como formas de afirmar el yo y la autonomía personal, reflejan un proceso social que indican para Illouz el negativo impacto de un capitalismo de consumo que imbrica las esferas de lo económico y lo sexual y genera una “yoidad” cuajada de incertidumbre y desorden.
En un momento en el que la última oleada de la revolución feminista está volteando las reglas de las relaciones amorosas estas páginas se agigantan. Convergen así, dos perspectivas generacionales que al cruzarse focalizan con fuerza aspectos cruciales de la vida.