El filósofo Enrique Lynch ha muerto en Barcelona a los 72 años, víctima de un cáncer. El autor argentino residía en la capital catalana desde que se exilió en 1976 de su país, tras el golpe militar. Era escritor y profesor y volcó su pensamiento en ensayos en los que abordó desde una perspectiva filosófica asuntos y personajes dispares como la belleza, la literatura, la televisión, Nietzsche o Thomas Hobbes.
Su último libro, Ensayo sobre lo que no se ve (Abada editores), vio la luz hace apenas unas semanas. En este libro el autor repasa la genealogía de las nociones de imagen, desde las herméticas pinturas rupestres hasta los trampantojos y los objetos virtuales de la técnica actual.
“Se ha muerto Enrique Lynch, que fue una persona importante como editor, ensayista, profesor, crítico... y una poco importante pero decisiva para mí: mi maestro”, ha publicado en Twitter tras conocer la noticia de su fallecimiento el escritor y crítico Gonzalo Torné, que colaboró con Lynch en la creación de Las Nubes, revista digital de filosofía, arte y literatura. Lynch recopiló sus textos publicados en ella en uno de sus penúltimos libros, Nubarrones: Breviario intermitente (Comba, 2014).
Lynch nació en Buenos Aires en 1948 y era hijo de la escritora Marta Lynch, intelectual muy reconocida en Argentina. De joven se matriculó en la carrera de Historia en la Universidad de Buenos Aires, pero pronto abandonó los estudios para dedicarse a la militancia política. A su regreso cambió de carrera y estudió filosofía. En 1975 acabó los estudios y se hizo editor, pero un año después estalló el golpe de Estado militar y Lynch emprendió el camino del exilio.
Ya en España, trabajó como editor hasta 1991. Fue director editorial de Gedisa, asesor de Carlos Barral en Argos-Vergara y director de Muchnik editores. En aquellos años introdujo en nuestro país obras aún inéditas en español de autores como Steiner, Lipovetsky o Gianni Vattimo. También fue traductor de autores como Thomas Hobbes (que además fue el protagonista de su tesis y de su primer libro publicado) y Michel Foucault.
En 1981 disfrutó de una beca para hacer estudios de posgrado en la Universidad de la Sorbona, y allí cambió la orientación de sus intereses filosóficos, cambiando la teoría política por la teoría literaria y del discurso. Un campo que exploró en obras como La lección de Sheherezade: filosofía y narración (Anagrama, 1987), que quedó finalista del Premio Nacional de Ensayo y del Premio Anagrama de Ensayo; El merodeador: Tentativas sobre filosofía y literatura (Anagrama, 1990); y Prosa y circunstancia (Anagrama, 1997), libro en el que desarrolló 33 modelos diferentes de prosa a partir de una serie de relatos.
En 1993, obtuvo el doctorado en filosofía con una tesis sobre Nietzsche que publicó la editorial Destino con el título Dioniso dormido sobre un tigre: A través de Nietzsche y su teoría del lenguaje y ganó la plaza de profesor titular de Estética en la Universidad de Barcelona, cargo que desempeñaba actualmente.