“Este tipo de desastres han existido toda la vida”. Acierta Bernard-Henri Lévy al afirmar, en el prólogo de este volumen, que la humanidad ha sufrido pandemias más letales que la actual Covid-19. A finales de la Primera Guerra Mundial, como señala Adam Kucharski en Las reglas del contagio (Capitán Swing, 2020), al otro lado del Atlántico había comenzado a morir gente en Camp Fuston, una transitada base militar situada en Kansas. La infección, mal llamada gripe española, mataría entre 1918 y 1919 a alrededor de cincuenta millones de personas.
Si la humanidad ha pasado por numerosas catástrofes sanitarias, a qué viene la idea de que esta es una “pandemia inédita que está a punto de exterminar al género humano”. Con esta pregunta comienza este original y potente libro, escrito desde la sorpresa y esa peculiar perspectiva, para muchos provocativa, que impregna la obra de Bernard-Henri Lévy.
Tras el fulgurante estallido de Mayo de 1968 el brillo intelectual francés comenzó a perder densidad. Al mismo tiempo, Bernard-Henry Lévy (Béni-Saf, Argelia, 1948) entraba en la prestigiosa y elitista École Normale Supérieure. Enseguida viaja (Bangladesh), escribe en periódicos y sube los escalones que conducen a una docencia universitaria que pronto abandona por actividades más lucrativas y glamurosas.
La aparición de La barbarie con rostro humano en 1977, una denuncia sin pelos en la lengua de la tentación totalitaria, causa un gran revuelo en el pensamiento galo y consagra a BHL como un intelectual a contracorriente. Sus romances, negocios millonarios, publicaciones y apariciones en público le han convertido desde entonces en constante objeto de polémica.
Este virus que nos vuelve locos es controvertido desde un primer capítulo en el que BHL se muestra sorprendido por el auge del “poder médico” y reenvía al lector al Michel Foucault de El nacimiento de la clínica. Obra en la que el hospital aparece como una derivada de los “saberes-poderes” del Estado. Una situación en la que la voluntad de curar se puede convertir en control político y sellar “la incestuosa unión del poder político y el poder médico”. En ningún caso, prosigue BHL, se puede aceptar la transformación del Estado providencial en Estado policial. O, dicho de otro modo, abdicar de la libertad a cambio de la salud.
Escrito desde la sorpresa, la rabia y la provocación, este original y potente libro cuestiona nuestro estupor y miedo y se cierra con un breve reproche a Putin y Trump
BHL reconoce a las mujeres y hombres que desde la primera línea médica han sido héroes capaces de arriesgar sus vidas para salvar las nuestras. Sin embargo, rechaza que se les convierta en “superhombres”. En ese sentido denuncia los errores de cálculo de los doctores que no supieron calibrar la gravedad de la pandemia, la inútil recomendación curativa de la cloroquina o “los delirios conspiranoicos” del célebre Luc Mon- tagnier, quien afirmó que se habían introducido secuencias del VIH en el SARS-CoV-2.
El otro gran eje que cuadra el contenido de este libro viene de la vieja lucha de BHL contra los credos laicos, que aliados con “dietistas”, “vegetócratas” o “ecologistócratas”, tratan de imponer sus creencias derramando miedo y control social. En su opinión, el conocido filósofo Bruno Latour se doblega ante el virus al afirmar que la pandemia es una “ocasión maravillosa” para cuidar el planeta y poner freno a la globalización.
No deja de ser curioso que otro reputado intelectual, Slavoj Zizek, en su interesante Pandemia. La covid-19 estremece al mundo (Anagrama, 2020) se sitúe en el extremo opuesto: “El camino lo ha iluminado Latour, que acierta al recalcar que la crisis del coronavirus es un ‘ensayo general’ para el inminente cambio climático, que va a ser la próxima crisis”. No obstante, Zizek deja claro que no se puede tratar esta epidemia como si fuese una consecuencia de la explotación desaforada de la Tierra.
Se cierra este brillante libro, escrito desde la rabia, con un breve reproche a diversos líderes políticos: Xi Jinping, Trump, Bolsonaro o Putin. El punto final es una recomendación:
“Y por eso hay que resistir, cueste lo que cueste, ante este vendaval de locura que azota el mundo”.