Juan Marsé (Barcelona, 1933 - 2020), uno de los más destacados novelistas españoles de la segunda mitad del XX, ha muerto a los 87 años tras una larga enfermedad. En 1958 el escritor de Últimas tardes con Teresa empezó a publicar sus primeros relatos en la revista Ínsula y El Ciervo. En 1959 obtuvo su primer galardón, el Premio Sésamo, por su cuento Nada para morir y en 1961 quedó finalista del Premio Biblioteca Breve de Seix Barral con su primera novela, Encerrados con un solo juguete (1960).
El escritor, en palabras de Nadal Suau el más 'novelista' de los novelistas españoles de la segunda mitad del siglo XX, sufría una enfermedad renal. “Estoy tan fastidiado y sin fuerzas que no tengo ganas de nada”, decía el escritor a El Cultural a finales del mes de mayo. “El país, tal como anda, tampoco ayuda. Estoy muy harto”, sentenciaba. El pasado mes de junio la editorial Lumen anunció el lanzamiento de Viaje al sur, un libro escrito en 1962 que había permanecido inédito hasta ahora, pero la expansión de la pandemia ha retrasado su publicación hasta septiembre.
De joven se vinculó a la llamada Generación de los 50, que en su ciudad estaba liderada por los poetas Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo y el también editor Carlos Barral (Seix Barral). El gran protagonista de su mundo narrativo fue la Barcelona de posguerra, que también había sido escenario de su infancia, además de su vida en el barrio del Guinardó; y su personaje del Pijoaparte es un reflejo de todo eso. Un compañero de generación, José Manuel Caballero Bonald aseguraba que nadie como él ha sabido auscultar la Barcelona de posguerra ni reflejar la marginación y pobreza de entonces y que fue el que, de entre todos ellos, tenía una más saludable capacidad indagatoria.
Juan Marsé nació en Barcelona el 8 de enero de 1933 como Juan Faneca Roca, pero el destino quiso que su madre muriera en el parto y fuese adoptado por el matrimonio Marsé. A los trece años empezó a trabajar como aprendiz de joyero. El futuro escritor se vio obligado a ganarse la vida tras el encarcelamiento de su padre, militante de un partido de la izquierda catalana. Mal estudiante, pasaba más tiempo en la calle que en las aulas y empezó a conocer a fondo los que serían los escenarios de su personal mundo literario. Muy pronto, gracias a su amiga Paulina Crusat, comenzó a publicar sus primeros relatos en la revista Ínsula, dirigida entonces por José Luis Cano, y críticas de cine en Art–Cinema. A los 22 años le tocó cumplir con el servicio militar, tiempo que aprovechó para comenzar a plantear su primera novela, Encerrados con un solo juguete, que culminó en 1958 y resultó finalista del Premio Biblioteca Breve.
De Barcelona a París, ida y vuelta
A comienzos de los años 60, y por consejo de Jaime Gil de Biedma y Carlos Barral, se trasladó a París, donde trabajó en el Departamento de Bioquímica Celular del Institut Pasteur, como "garçon de laboratoire", según explicaba el propio autor con cierta retranca. Allí también se dedicó a la traducción e impartió clases de español a Teresa, la hija del pianista Robert Casadesús, que prestaría su nombre a la más célebre de sus novelas. A su regreso de París en 1962 publicó su segunda novela, Esta cara de la luna, e inició su relación con el PCE, "porque era el único que hacía algo contra Franco", pero cuatro años después, ya en España, decidió "separarse" por una cuestión de "intransigencia". En 1965 obtuvo el Premio Biblioteca Breve por Últimas tardes con Teresa, que en 1983 fue adaptada al cine por Gonzalo Herralde.
A partir de entonces empezó a consolidarse como escritor profesional y abandonó la joyería y la redacción de Art–Cinema. Se empezó a ganar la vida redactando solapas para la editorial Planeta, anuncios y diálogos cinematográficos junto a Juan García Hortelano. Publicó sin excesivo éxito La oscura historia de la prima Montse (1970), libro que descubrió las claves del universo literario que siguió cultivando y comenzó Si te dicen que caí, obra con la que se propuso rescatar su infancia y desacreditar la versión franquista sobre la realidad social del régimen. Es su gran obra de madurez, con una estructura narrativa compleja, articulada a través de continuos saltos entre diversas etapas de la dictadura. Censurada en España, Marsé se vio obligado a publicarla en México, donde recibió el Premio Internacional de Novela. En 1976 se acabó editando en nuestro país, y en 1989 Vicente Aranda la llevó a la gran pantalla.
El Planeta
Su gran éxito llegó en 1978, cuando obtuvo el Premio Planeta con La muchacha de las bragas de oro, también adaptada al cine. Luego vendrían Un día volveré (1982) y Ronda del Guinardó (1984). Ese mismo año sufrió un infarto que hizo necesaria una complicada intervención quirúrgica. A los dos años Marsé tenía un libro de relatos en imprenta, Teniente Bravo (1986). En 1990 el autor publicó El amante bilingüe, que le valió el Premio Ateneo de Sevilla, y que Aranda volvió a trasladar al lenguaje cinematográfico. El embrujo de Shangai, que le reportó el Premio de la Crítica, llegó en 1994 y fue dirigida en 2002 por Fernando Trueba. Ya en 1997 obtuvo el Juan Rulfo de Literatura Latinoamericana y del Caribe. Tras La fuga del río Lobo (1996) y Dietario de posguerra (1998), Marsé publicó, en 2000, Rabos de lagartija, por el que recibió el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Narrativa.
En 2005 llegó la novela Canciones de amor en Lolita's Club, que cuenta también con su versión cinematográfica de Vicente Aranda. Ese mismo año renunció, con gran repercusión mediática, a seguir formando parte del Premio Planeta por –según sus propias palabras– "la calidad subterránea" de los originales enviados. Otro de los hitos de su carrera llegó en 2008 cuando el jurado del Premio Cervantes lo consideró digno de tan prestigioso galardón, después de que su nombre llevara sonando recurrentemente como posible vencedor los años anteriores. El fallo en su favor se justificó "por su decidida vocación por la escritura, venciendo los elementos personales y su dura vida, y por su capacidad para reflejar la España de la posguerra".
Tan solo un año más tarde depositó en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes un legado que permanecerá guardado hasta el 21 de abril de 2029. Más recientemente, en 2011 imprimió Caligrafía de los sueños, de la que Ricardo Senabre dijo que "confirma la fidelidad del autor a un mundo personal, a unas ideas y a un estilo narrativo -limitado a alternar en tiempo presente escenas de distintas épocas- que tienen, después de cincuenta años, un perfil propio, reconocible y diferenciado de cualquier otro". De 2016 es Esa puta tan distinguida, año en el que recibió el Premio Liber por una "trayectoria con proyección universal vinculada a sus raíces barcelonesas".
Ya en 2017 vio la luz Colección particular (Lumen), un volumen con nueve relatos y un esbozo inédito de guion cinematográfico que se unía los dos volúmenes de cuentos anteriores: Teniente Bravo (1987) y Cuentos completos (2002). ”Me gustan toda clase de historias cortas, soy un lector fiel a los cuentos. Mi vida como lector de relatos ha sido de lo más feliz. Pero como escritor he sido cauto: el relato corto es un género más difícil de lo que parece, y he considerado mejor para todos no prodigarme”, contaba en aquella ocasión. Su literatura realista, crítica e irónica ha sido traducida a más de 30 idiomas, consiguiendo alcance internacional y con gran impacto en el mercado hispanoamericano.
A lo largo de su carrera, Marsé ha acumulado numerosos premios como el Ciudad de Barcelona (1984), el de la Crítica (1994 y 2000), el Juan Rulfo (1997), el Nacional de Narrativa (2001) y el Cervantes (2008), entre otros.