Juan Tallón y el asfixiante peso del pasado
'Rewind', la nueva novela del escritor gallego, reúne todas las paradojas de la buena ficción: esmerada composición, equilibrio entre ficción y realidad, prosa rica y fluida...
1 junio, 2020 02:52No es habitual empezar a leer una novela y, de inmediato, verse envuelto en lo que cuenta y permanecer expectante hasta su final, que en este caso no es sino otro principio. Tampoco es frecuente lograr que las expectativas no decaigan en el proceso constructivo de una trama llena de historias, protagonizadas por vidas muy distintas, que deben reconstruirse tras un golpe que se lo lleva “todo” por delante. Esto es lo que siente quien lee Rewind, la tercera novela del periodista y escritor Juan Tallón (Orense, 1975), una propuesta narrativa que reúne todas las paradojas de la buena ficción: equilibrio y mesura en la mezcla de ficción y realidad, esmerada composición tras la apariencia de atractiva sencillez, prosa rica y fluida, estilo cuidado y el acierto en la elección de ángulos muy diferentes para ofrecer múltiples perspectivas de la vivencia del trágico suceso que absorbe el núcleo argumental de una trama compleja en todas sus dimensiones.
Su núcleo no tarda en desvelarse: en mitad de un viernes perfecto, la vida de cuatro jóvenes universitarios de diferentes países (Paul, Emma, Luca e Ilka) sufre una sacudida irreparable al producirse una explosión en el piso que compartían en el centro de Lyon. La tragedia solo dejó un superviviente, pero la explosión se llevó por delante el futuro de cada uno, el de sus familias y el de algunos miembros de la pequeña comunidad de vecinos que simpatizaba con ellos.
'Rewind' es una novela elocuente y sobrecogedora que reúne todas las paradojas de la buena ficción: esmerada composición, equilibrio entre realidad y ficción, prosa rica y fluida…
A un suceso así no se le ofrece el amparo del olvido, de ahí que durante tres años, quienes protagonizan cada uno de los cinco ángulos (la quiosquera, una médico, Paul, la hermana de Luca y el padre de Emma) que van componiendo el relato, no solo contribuyen a la reconstrucción de todos los pormenores, además aportan su vivencia de lo ocurrido al tiempo que van revelando el lado desconocido de su situación personal hasta confesar, de un modo u otro, que viven instalados en un “rewind” constante, rebobinando cada detalle, yendo de delante atrás continuamente.
Pero la fuerza dramática de este episodio no se limita a la intensidad de la brutal sacudida; va más allá y adquiere trascendencia cuando se remueven los escombros, se entrecruzan testimonios que evidencian la complejidad de la existencia con otros asuntos, como el azar, el dolor y el miedo, la dificultad de superar dramas de esta dimensión y la complejidad de cada núcleo familiar. Esto por un lado. Y por otro las preguntas que dejó abiertas la causa de la explosión. Causa que alcanza a una acción narrada entre elipsis, que a su vez pergeña una intriga relacionada con el terrorismo islámico y que no necesita ser narrada con todos sus pormenores para ser leída.
Y aún así, de tratar de cómo “lo entero se convirtió en roto, lo grande en minúsculo, lo pequeño en inexistente, los recuerdos en polvo, el futuro en pasado”, no hay derrota en estas páginas, sino afán de hacer de cada final el principio de algo. Otra razón para recomendar un libro tan elocuente y sobrecogedor.