La organización de la Feria del Libro de Madrid ha presentado hoy la imagen de su 79ª edición, que se celebrará entre el 2 al 18 de octubre en El Retiro, después de que esta tuviera que ser aplazada por la crisis sanitaria del coronavirus. Bajo estas circunstancias, por primera vez, este acto, que históricamente suponía el pistoletazo de salida de evento, se ha realizado de forma virtual. Diseñado por la ilustradora Nuria Riaza el cartel de esta edición apela “a la lectura y la escritura como símbolos de futuro y empoderamiento” con una reivindicación en favor de “tantas mujeres, de antes y ahora, sin una habitación propia”, según detalla la propia artista.
Se trata de “un cartel en el que prima y brilla la relación emocional que se establece entre una escritora y un libro”, analiza el director de la Feria, Manuel Gil. Rinde homenaje “a las autoras que, a lo largo de la Historia de la Literatura, han tenido que escribir bajo la condición de anónimo, debiendo ocultar su nombre, y crear bajo seudónimo; y es, por extensión, también un homenaje a las mujeres lectoras, hoy mayoritarias en su acercamiento al libro, la literatura, y la lectura”.
Riaza desarrolló el proyecto en ese marco honorífico, teniendo presentes, además de la artesanía de sus propias abuelas, a personalidades como Mary Ann Evans, las hermanas Brontë, Louisa May Alcott, Violet Paget, Karen Blixen, Sidonie-Gabrielle Colette, Cecilia Böhl de Faber, Caterina Albert, Amantine Dupin o J. K. Rowling e inspirada en el retrato clásico, en el Renacimiento y el Barroco. Confiesa una voluntad transgresora al dejar incompleto el rostro de la protagonista, porque “es anónima y, a la vez, podría ser cualquier mujer”, y en el hecho mismo de dibujarla con un libro entre las manos “en una época en la que las damas eran retratadas sosteniendo cualquier otro objeto como joyas, abanicos, flores o espejos, y la escritura era un lujo que solo el hombre se podía permitir”.
Respecto al resto de las figuras de la composición, explica que esconden “mucho simbolismo asociado al goce del libro”. La casa es símbolo de “hogar”; la vegetación, de “crecimiento (y de ese olor a papel nuevo o viejo que se expande)”; el caballo de fuego es “fuerza y liberación”; y destacan “las golondrinas eternas, que siempre vuelven, y representan la libertad”.
El dibujo, que se adaptará a diferentes soportes, está realizado con bolígrafo azul y bordados en hilo de algodón. Deja ver texturas “para evidenciar que es algo hecho a mano”. La parte bordada “nos lleva a la doble vida de esa mujer escritora y lectora; y los motivos de punto de cruz en la cubierta del libro o en parte de la tipografía del cartel, hacen referencia a la buena hija, esposa y madre que zurce los calcetines con dedicación y paciencia: mujeres relegadas a la casa, calladitas y en la sombra, a quienes se les niegan estudios igualitarios por miedo a que tengan iniciativa propia y libre pensamiento”. Riaza cita a Rosalía de Castro y Las literatas. Carta a Eduarda como influencia de ese imaginario, y “a Jane Austen, que escondía sus escritos en su caja de costuras”.
Del libro también salen “elementos cosidos con puntadas más libres y sueltas”, que representan a esa mujer bajo anonimato o seudónimo, fuerza y pasión contenidas, pero hogar y vida eterna, en definitiva”. Tanto el bolígrafo como las perforaciones del papel (para poder bordar en él) “no se pueden borrar ni deshacer; si hay un fallo estará ahí para siempre”, una circunstancia que le hace reflexionar a Riaza: “La Historia no se puede cambiar, pero podemos educar para que el futuro sea realmente igualitario”.
Manuel Gil ensalza del estilo de Nuria Riaza “el toque inquietante y surrealista: ya sea en sus conocidas ilustraciones a base de Bic azul o en sus collages, siempre tiene un punto misterioso”. La ilustradora, que ha convertido el bolígrafo en su herramienta de trabajo, “eleva su trazo a la categoría de Arte, usando una técnica de ilustración analógica en tiempos de herramientas digitales de diseño y creación”. Esa originalidad a contracorriente dota de una gran fuerza a su composición “aparentemente sencilla, con muy pocos elementos”, consiguiendo “un fresco coral que captará a buen seguro la atención del visitante de la Feria y que gustará a toda la sociedad lectora”. A todas las virtudes citadas, Gil añade “la calidad del dibujo, su potencia figurativa y sugestiva, y la intensidad cromática de la ilustración, que determinan una identidad visual muy armónica”.
Como en las tres ediciones anteriores, y bajo la dirección de Manuel Gil, se ha dado total libertad a la artista para crear su obra, siendo Nuria Riaza la quinta mujer en la Historia de la Feria del Libro de Madrid en realizarla, tras Sara Morante (2019), Paula Bonet (2018), Ena Cardenal de la Nuez (2017) y Ana Juan (2006).