Las regiones literarias de Benítez Reyes
Ochenta narraciones emplazadas en territorios imaginarios componen 'Por regiones fingidas', un fascinante y ameno ejercicio de inventiva y brillante prosa
13 abril, 2020 07:00Desde el propio título, Por regiones fingidas, anuncia Felipe Benítez Reyes (Rota, Cádiz, 1960) el rasgo determinante del libro: la invención más absoluta. Las ocho decenas de narraciones que lo componen se emplazan en territorios imaginarios. Pero compartiendo ese seminal impulso, al que se suma un palmario fervor lúdico, los relatos se despliegan en un abanico de formas distintas. Como destaca la portadilla del volumen, se agrupan en cuatro “series de invenciones”. La primera contiene un “laboratorio de procedimientos narrativos” que, en realidad, consiste en un múltiple repertorio de formas en clave de imitación y parodia. Se encadenan cuentos populares de diferentes orígenes, modelos consagrados por la tradición y esquemas novelescos firmemente establecidos (la prosa victoriana, el cuento navideño, el relato viajero).
Benítez Reyes evidencia conocimiento y familiaridad con las fuentes recreadas, base de una magnífica capacidad imitativa. Pero los relatos son más que diestras copias burlonas; también tienen en sí mismos los alicientes del ingenio anecdótico y de la expresividad del estilo. Recrear más modelos (me extraña que no haya incluido la picaresca, a la que ya sacó buen jugo en otra ocasión) habría resultado cansino y los restantes bloques del libro transitan otras veredas. Un grupo está compuesto por “miniaturas” y “sueños ejemplares”, términos con que designa un repertorio de microrrelatos, alguno más bien aforismo, fieles también al principio rector de la inventiva, tintados de humor y de sorpresas, y también juguetones. Tanto, que una lista de varias clases de bicicletas finaliza con un par de líneas de puntos suspensivos que invitan al lector a añadir alguna más de su propia cosecha.
Benítez Reyes ha escrito un fascinante y ameno ejercicio de inventiva y brillante prosa. Un libro que es pura literatura
Cierra el libro una muestra de “milagros urbanos”, sorprendentes historias gaditanas, y antes tenemos una parte de pura creatividad, un conjunto tautológico (así lo califica el autor) de breves relatos que se cotejan en doble página con sendos collages. Aparecen gigantes,
una lituana macrocéfala, una novia invisible, marineros que sueñan con una sirena, una iguana que devora a los acusados por la justicia, una mujer víctima de la afición a robar identidades, un taxidermista que diseca a sus alumnos de ciencias naturales porque solo se interesan por Todorov y el narrador intradiegético… Estas y otras locuras de semejante calibre se miran en el espejo de los collages, composiciones tan arbitrarias, naifs y divertidas como chocantes. En el mínimo epílogo, el mismísimo Dante cuenta cómo el fantasma parlante de Virgilio se ha escapado de la fosa del Purgatorio donde “acabaremos todos los empeñados en fabular”.
Innecesario es preguntarse adónde va a parar Por regiones fingidas. No hay que buscarle tres pies al gato. Basta con reconocer que se trata de un fascinante y ameno ejercicio de inventiva y de brillante prosa. Benítez Reyes ha escrito un libro para disfrutar con la pura literatura.