Los cien amores de película de César Antonio Molina
El escritor publica Tan poderoso como el amor un ensayo donde reflexiona sobre el amor, la muerte y la vida a partir del discurso cinematográfico
20 abril, 2018 02:00César Antonio Molina
¿Es el amor, como se decía en El Cantar de los Cantares, más poderoso que la muerte? César Antonio Molina se lo plantea en su nueva obra Tan poderoso como el amor (Destino). Un recorrido por más de cien películas, desde el cine mudo hasta nuestros días, donde el autor analiza hasta cien formas distintas de amar. "He deconstruido cada película que he visto", confiesa, en una labor que le ha llevado a ver y revisitar cientos de cintas, algunas de las cuales ya había visto con anterioridad. Desde Camille (1921) de Smallwood hasta La correspondencia (2016) de Tornatore, grandes nombres propios como Charles Chaplin, Woody Allen, Billy Wilder, Truffaut, Buñuel o Bergman se dan cita en este volumen que no es una antología, advierte su autor, y que trata más bien de "reelaborar narrativamente" esta multitud de historias, a partir de las cuales el ser humano se inventa y reflexiona."La muerte no es una ficción literaria -explica-, pero el amor sí. El amor como lo entendemos nosotros desde el Renacimiento es una manera de darle una forma bella a las relaciones entre las personas y evitar esa antropología innata del ser humano que es más fea". Del mismo modo en que, entiende Molina, hemos inventado la ropa para abrigarnos o la gastronomía para alimentarnos y hoy son algo más, una moda o una experiencia, "toda la cultura y toda la civilización ha consistido en crear belleza sobre las necesidades del ser humano". Una necesidad que ya desde Petrarca o Dante estaba presente en la literatura y que al séptimo arte llega desde la aparición del cine mudo.
Con grandes títulos como La sirena del Mississippi, de Truffaut, El último tango en París, de Bertolucci o La mujer infiel de Chabrol, Molina destaca además la "gran adaptación" de Los muertos de James Joyce versionada por John Huston. Mención aparte, entre las españolas de Vicente Aranda, el propio Buñuel, Julio Medem o Guerín, subraya la presencia de El Sur, de Víctor Erice donde el director vasco consigue "contar la posguerra a través de la pérdida de un amor".
Apasionado de las historias de amores imposibles, por las que confiesa que siente cierto interés, matiza César Antonio Molina que el amor no siempre se muestra en los mismos términos. "Se supone que es algo lírico y no es cierto, hay grandes películas épicas en las que el amor es fundamental" como ocurre en El Yang-Tse en llamas de Robert Wise o con el Robin Hood de Richard Lester en Robin y Marian. Entre sus páginas, el amor es, además, un libro, un demonio azul o un rostro de ángel, vagabundo, clandestino o francotirador, a veces dura un instante, es solo un recuerdo o huele a perfume de mujer, tiene alas, es un lugar en el mundo, da cobijo o baila un tango con la muerte.
Historias todas ellas en las que reposa la lectura común de cómo el amor puede luchar contra la muerte. "Permanentemente y de manera inconsciente -analiza- estos filmes crean una ficción para tratar de derrotar, posponer, saltarse la muerte que es, por otro lado, inevitable y que además eso sí que no es una construcción humana. Lo demás lo hemos construido nosotros, pero eso no. Es ajeno y nos domina. Estamos dominados por ese destino final que es inevitable".
Pese a ello, hay en la obra de Molina cierta positiviadad, una búsqueda consciente de la felicidad. "Luego llega el cine de Bergman y no", bromea. "El amor es muy contradictorio, dos identidades distintas, dos maneras diferentes de entender la vida, pero incluso en Bergman existe cierta felicidad porque no pueden sobrevivir unos sin los otros".
Libro de filosofía, pensamiento o reflexión sobre el amor y la muerte, Tan poderoso como el amor es, además, "una despedida del cine de arte y ensayo" en el que la generación de César Antonio Molina creció. Un tipo de cine basado en el encuentro o el azar. "Me parece vital el azar - añade -, despertarse todos los días y que siempre puedas esperar algo". Y es que aquel, "se trataba de un cine selecto, de pensamiento, meditativo, que poco a poco se está muriendo asfixiado por el entretenimiento, los efectos especiales o las nuevas tecnologías".
El ex ministro de cultura se muestra algo crítico con estos nuevos tiempos, esta otra forma de relacionarse o proceder, al considerar que el cine actual comulga más con el gusto de la gente que con el de los propios cineastas. No obstante, matiza, "el cine comercial ha hechos cosas buenas y malas, menos sofisticadas, pero con grandes actores". Es el caso de Dos en la carretera o Los puentes de madison, "una película extraordinaria para reflexionar sobre la sociedad".
Nostálgico, en parte, de ese cine más de autor, donde eran los directores quienes marcaban el camino a seguir, reconoce que su obra "también es una despedida de la cultura en la que hemos vivido, en la que las relaciones sociales son totalmente distintas -opina-, una rememoración de un tiempo que se acaba".
@mailouti