La escritora estadounidense de literatura fantástica Ursula K. Le Guin, maestra y pionera de la escritura de ciencia ficción, ha muerto a los 88 años, según han confirmado miembros de su familia. "Ursula deja un legado extraordinario como artista y defensora de la paz, el pensamiento crítico y la justicia, y también fue una gran madre y esposa", ha asegurado su familia en un breve comunicado publicado en su cuenta Twitter oficial. Le Guin ganó fama por su serie Terramar iniciada a fines de los años 60, en los que un aprendiz de brujo lucha contra los poderes del mal décadas antes de que Harry Potter hiciera lo mismo.
Nacida en Berkeley, California, el 21 de octubre de 1929 y educada en el Radcliffe College de Massachusetts, y en la Universidad de Columbia de Nueva York, Le Guin era experta en antropología, ciencia que heredó de su padre, Alfred Louis Kroeber, un etnólogo conocido por su trabajo con los indígenas estadounidenses. Pero rápidamente halló su camino en las letras. Escritora prolífica, Le Guin dio a la imprenta indistintamente novelas, poemas y relatos cortos para adolescentes, pero fueron sus obras de fantasía las que le valieron numerosos premios y el reconocimiento del público, reflejado en la venta de millones de ejemplares de sus novelas.
La escritora se interesó muy joven por el género que le dio la fama, aunque pronto lo abandonó por considerarlo demasiado masculino y estereotipado. Publicó su primera novela, El mundo de Rocannon, en 1966, pero a finales de los 60 volvió a su querencia adolescente y escribió La mano izquierda de la oscuridad, publicada en 1969 y ganadora de los premios Hugo y Nébula (principales galardones del género), que pronto se convirtió en un clásico de la ciencia ficción y le valió una ola de premios, aunque tal vez su mejor obra fue la serie de seis novelas El ciclo del Ekumen.
El planeta en el cual se basa esta novela es poco diferente de la Tierra, salvo por su clima glacial, pero los seres que la habitan son radicalmente diferentes: tienen un solo sexo y a veces asumen roles femeninos y, otras veces masculinos. El libro plantea preguntas sobre la identidad sexual y cuestiona las reglas sociales, la cultura y la vida de ese planeta."Lo único que hace la vida posible es una incertidumbre permanente e intolerable: no saber qué es lo que viene después", aseguraba Le Guin, cuya escritura está influenciada por el taoísmo y el anarquismo.
En total, Le Guin escribió veinte novelas en las que siempre luchó por sacar a este género de la consideración de literatura "menor", tanto que desde hace años se barajaba su nombre entre los candidatos al Nobel de Literatura. Su obra, caracterizada por incluir dragones, brujería, naves espaciales y conflictos planetarios, cuenta, por ejemplo, con claras pinceladas feministas. Los conflictos representados en sus libros solían tener su raíz en choques culturales que acababan resolviéndose de manera pacífica.
Sin emabrgo, a pesar de los reconocimientos, por ejemplo haber sido finalista del Premio Pulitzer en 1997, un logro excepcional para una escritora de ciencia ficción y fantasía, a menudo criticaba la "maquinaria comercial del best-seller y el premio mayor. Realmente no quiero ver a la literatura estadounidense venderse",aseguró en una ocasión Le Guin. "Nosotros, que vivimos de escribir y publicar, queremos -y debemos exigir- nuestra parte justa de los ingresos. Pero el nombre de nuestra hermosa recompensa no es ganancia. Su nombre es libertad".
Pero más allá de la ciencia ficción, su versatilidad literaria, que incluye además de sus 20 novelas, libros de poesía y cientos de cuentos y ensayos, se refleja, por ejemplo, en el libro que publica estos días Círculo de Tiza, Contar es escuchar, una recopilación de sus textos de no ficción donde la escritora rescata los autores y los textos que la han inspirado, y dialoga con el lector sobre asuntos tan aparentemente dispares como el feminismo, la belleza, la vejez, la naturaleza, el arte o la política y la influencia en su vida y su obra de Virginia Woolf, Tolstoi, Tolkien, Mark Twain o Borges. Sobre todos estos textos sobrevuela la necesidad de la imaginación como supervivencia. "Creo que la imaginación es la herramienta singular más útil que posee la humanidad".
Según confesaba, para ser feliz en su vida le bastó con "inventar historias y universos alternativos", como solía definir su trabajo. La admiración por su figura comprende la admiración de grandes críticos y escritores que la consideran una autora universal cuya obra transciende cualquier calificación de género. El crítico Harold Bloom sostuvo que Le Guin era "una creadora magníficamente imaginativa y gran estilista" que "ha elevado la fantasía a la alta literatura para nuestro tiempo". Y de ella afirma Margaret Atwood, dejo que "la calidad literaria de Ursula K. Le Guin, la gracia de su prosa, la hondura y coherencia de su pensamiento, su perspicacia psicológica, y su inteligente percepción del mundo, la han hecho acreedora de los máximos reconocimientos literarios y sociales".
"Soy un hombre. Pensarán que he cometidoun error de génerosin querer, o quizá que intento engañarlos, porque mi nombre de pila acaba en a, y soy dueña de tres sujetadores, y he estado embarazada cinco veces, y otras cosas por el estilo que sin duda habrán notado, pequeños detalles. Pero los detalles no importan. Soy un hombre, y quiero que me crean y lo acepten como un hecho, tal y como lo acepté yo misma durante muchos años".
Así comienza la escritora Ursula K. Le Guin el prólogo de Contar es escuchar, una recopilación de sus textos de no ficción donde la escritora rescata los autores y los textos que la han inspirado, y dialoga con el lector sobre asuntos tan aparentemente dispares como el feminismo, la belleza, la vejez, la naturaleza, el arte o la política. Los acaba de publicar Círculo de Tiza.
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