Alba Flores Robla gana el Premio Adonáis de Poesía
El jurado premia el poemario Digan adiós a la muchacha por representar con "ironía y certeza la despedida de la adolescencia"
15 diciembre, 2017 01:00Alba Flores Robla, ganadora del Premio Adonáis de Poesía 2017
La autora Alba Flores Robla (Madrid, 1992) ha ganado el Premio Adonáis de Poesía con su poemario inédito Digan adiós a la muchacha, "por representar con compleja sencillez y potentes dosis de ironía y certeza la despedida de la adolescencia", según ha destacado el jurado. El premio, sin dotación económica, consiste en la edición del poemario por parte de la Editorial Rialp, organizadora del premio.El paso de la adolescencia a la edad adulta es un tema central en la poesía de la autora, como evidencia también su último libro publicado por la joven poeta, Autorregalo (Ediciones en Huida), una colección de 50 poemas escritos durante los 50 días previos a cumplir 23 años. Antes vio la luz, este mismo año y en edición digital, su primer poemario, Tu hueco supraesternal.
Flores es también miembro fundador de #plataforma, un "grupo de trabajo" literario integrado por jóvenes escritores leoneses, y autora del blog Gotas sin agua y de videopoemas que publica en su canal de YouTube. Aunque nació en Madrid, a los nueve años su familia se mudó a León y allí se graduó en filología inglesa. Actualmente compagina su actividad poética con la preparación de las oposiciones para profesora de inglés en educación secundaria.
El Premio Adonáis nació en el año 1943, al mismo tiempo que la colección del mismo nombre, como apuesta bajo el signo de Biblioteca Hispánica, regida por Juan Guerrero Ruiz, el gran amigo de Juan Ramón Jiménez, para contrarrestar la creciente oficialidad de la poesía. En 1946, ambos empeños serían adoptados por Ediciones Rialp que los desarrolló hasta el día de hoy, contando actualmente la Colección Adonáis con más de 650 volúmenes.
Desde su fundación, el objetivo de este galardón ha sido el de promocionar voces nuevas para la poesía española por lo que sus bases establecen el límite de edad de 35 años para poder concurrir. Además del ganador, cada año se conceden dos accésits, que en esta edición han recaído en el poeta y dramaturgo vigués Pablo Fidalgo, por Crónicas de las aves de paso, "que combina la atracción y estética del Mediterráneo con la tragedia humana que tiene lugar en ese mismo espacio", y el periodista y poeta de origen bilbaíno Álvaro Petit, por Que aún me duelas, destacado por "la fuerza y originalidad al abordar un tema tan clásico como el desengaño amoroso".
Los otros finalistas de la 71ª edición han sido David Refoyo, por Melrose; Álvaro Guijarro, por La razón adivinada; Daniel García Arana, por Jardín sobre el alba; Emilio Sierra, por Silentium y otras voces; Aitor Francos, por Las gafas de Pessoa y Luis Llorente, por La dimensión del humo.
El jurado del 71° Premio Adonáis de poesía ha estado presidido por Carmelo Guillén Acosta, y compuesto por Joaquín Benito de Lucas, Julio Martinez Mesanza, Eloy Sánchez Rosillo, Enrique Garcia-Máiquez y Aurora Luque, y como invitado de honor Juan Cano Ballesta.
Con la recepción del galardón, Alba Flores sucede al ganador del año pasado Sergio Navarro, y se une a una espléndida nómina de poetas que abraca siete décadas, como José Hierro, Claudio Rodríguez, Francisco Brines, Félix Grande, Eloy Sánchez Rosillo, Luis García Montero, o más recientemente, Ana Merino, Joaquín Pérez Azaústre, Javier Vela, Rubén Martín o Martha Asunción Alonso.
Nogal
Mientras el nogal se partíame hubiera gustado tenerte a mi lado.
Mientras las ramas caían unas sobre otras
y se amontonaban en la tierra,
mientras la lluvia caía con insistencia
y empapaba el pelo de mi abuelo
y los huesos de mi madre,
mientras mi hermana lloraba
dentro de la casa
y todo crujía y hacía frío.
Mientras tú no estabas ahí
y las cosas pasaban rápidamente,
yo pensaba lentamente en toda la gente
que, a la sombra del árbol,
se había quedaqdo alguna vez dormida.
Minetras no me quedaba de otra,
yo pensaba con tristeza en toda la gente
que, como yo,
había encontrado un hueco entre las hojas
un resquicio azul,
y te había mirado.