Letras

Sector editorial: ¿Con el agua al cuello?

La crisis marca el balance del año editorial 2005

5 enero, 2006 01:00

Adolfo García Ortega, Sergio Gaspar, Valeria Ciompi y Daniel Fernández

Terminado el año editorial toca hacer balance, recuento de beneficios y, sobre todo, se impone el necesario repaso crítico para localizar los fallos y solucionarlos de cara al futuro. El Cultural ha reunido en estas páginas a 13 editores para que nos hablen de los títulos que más alegrías y disgustos les han dado, del crecimiento del sector en el último año, de sus deseos para este curso que empieza y de la crisis que amenaza al sector desde hace tiempo.

El 2005 ha sido un año “extraño” en el sector editorial. Junto al balance positivo que editoriales como Anagrama, Tusquets o Seix Barral aseguran haber tenido al cierre de este año, la palabra crisis y el adjetivo difícil no deja de oírse, incluso en boca de aquellos que han obtenido mayores beneficios. ¿Qué sucede en el sector editorial? ¿Por qué las facturaciones milmillonarias y el aumento de producción no consiguen provocar la sensación de optimismo que esas cifras se merecen? En los últimos cuatro años la tendencia en el sector ha sido de crecimiento. Así lo muestran los datos facilitados por la Federación de Gremios de Editores de España, según los cuales la facturación ha crecido un 4,4% de 2002 a 2003 y un 3,2% de 2003 a 2004. A la espera de las cifras del 2005, Antonio María ávila, director ejecutivo de la Federación, anticipa que “no esperamos buenas cifras. El incremento nominal previsto para este año está entre el 0% y el 1%. Salvo que las cifras de las ventas navideñas alteren mucho los números de todo el curso éste no ha sido un buen año. Hemos tenido muchísimas devoluciones. Estamos ante un cambio de tendencia”. Pero ¿cuál es la opinión de los editores? Para Valeria Ciompi, editora de Alianza, “el 2005 ha sido un año interesante, dentro de un entorno no siempre favorable, y después de un primer trimestre un poco decaído”. Un año difícil Este año se han confirmado, en palabras de la editora, “algunos síntomas que hacen pensar que estamos en un momento de incertidumbre, con un crecimiento de la oferta editorial que no se adecúa al mercado real. También estamos asistiendo a la pérdida de prestigio social y cultural del libro, a la progresiva desaparición del mercado cautivo -esencial para las editoriales con un fondo importante-, y a la concentración y uniformización de la venta. En Alianza hemos vuelto a comprobar cómo el impacto mediático de una película puede reavivar el interés por títulos del fondo editorial, como Oliver Twist, o de qué manera una nueva traducción puede convertir un clásico como La Odisea, en la espléndida versión de Carlos García Gual, en una novedad”. Para Ciompi, las alegrías de este año han venido de la colección 13/20 y de autores como Tariq Ali, Yasmina Khadra, Daniel Picouly, Amin Maalouf, Raúl Guerra Garrido, Ramón Buenaventura, Paula Izquierdo y Roberto Blanco Valdés, entre otros nombres. Otros libros como La vergöenza de Bergljot Hobaek Haff, han sido apuestas de la editorial que “merecían mejor suerte”. Jorge Herralde señala al 2005 como el mejor año de la editorial Anagrama, “que ha superado en un 13% las ventas del 2004”, aunque reconoce que ha sido en general “un año difícil”, debido “a la sobreproducción y al deterioro de la red librera”. En su caso, los títulos que más alegrías le han dado son “Los girasoles ciegos de Alberto Méndez, con 40.000 ejemplares vendidos, 2666 de Roberto Bolaño, que supera los 30.000 ejemplares -ambos textos han sido premiados-, o el Cervantes a Sergio Pitol, a quien desde 1984 hemos publicado 10 títulos”. Herralde también señala los 100.000 ejemplares vendidos de La inteligencia fracasada de José Antonio Marina y añade los nombres de Vila-Matas y Pombo a la lista de “alegrías”. “En el capítulo de desgracias, me refiero a los escasos lectores a pesar de las excelentes críticas, está La novia liberada, de Abraham Yehosua”. Para hacer frente a este periodo difícil que parece atravesar el sector editorial, Herralde tiene su propio antídoto: “Para evitar la crisis, o intentarlo, hay que persistir en unproyecto editorial riguroso y de largo aliento, un trabajo en profundidad que merezca las complicidades de lectores, libreros y críticos”. Para Andrés Torbado Quiñones, editor de La Esfera de los Libros, “2005 ha sido un año duro, aunque no es más que la confirmación de una tendencia que viene de lejos. Los índices de lectura de libros permanecen casi invariables, hay poca gente que lee mucho y muchos que no leen nada. Los editores nos concentramos en satisfacer las necesidades y deseos de quienes leen mucho, pero su capacidad de compra y de lectura están ya saturadas. En ocasiones logramos publicar betsellers que nos permiten mantener nuestras estructuras y seguir creciendo”. A pesar de las dificultades de mercado, Torbado asegura que este ha sido un año más que satisfactorio para La Esfera los Libros. Las sorpresas más agradables las han deparado títulos como Rapsodia española, de Antonio Burgos -“todo un hito para la poesía, porque ha vendido más de 50.000 ejemplares- y el interés creciente por los libros de Historia”. Quien también opina que el balance no ha sido muy favorable es Antonio López Lamadrid, consejero delegado de Tusquets, que insiste que siempre ha habido crisis, aunque se está agudizando “con un mercado desorganizado, con la pasividad administrativa, la venta de libros con los periódicos y el cierre de las pequeñas librerías”. A pesar de la crisis, López Lamadrid hace un balance positivo de este año “ya que hemos tenido autores como Almudena Grandes, Javier Cercas, Eduardo Mendicutti, Antonio Orejudo, Ramiro Pinilla o Carlos Marzal,y a Mankell entre los extranjeros, con especial sorpresa de Tokio Blues de Haruki Murakami”, del que, según los datos de la editorial, se han vendido más de 45.000 ejemplares. Frente a estos sellos asentados, editoriales como la neófita Kailas o minoritarias como DVD aportan una visión distinta y necesaria del sector. Para Sergio Gaspar, editor y propietario de DVD, especializada en poesía, “en 2005 ha disminuido la colocación de ejemplares de novedad, cuesta esfuerzo reponerlos y ha aumentado el porcentaje de devoluciones en relación al año pasado”. El caso de DVD es muy distinto al de editoriales como Tusquets o Anagrama, por ejemplo, ya que se trata de “una editorial de fondo, es decir, de venta tímida, pero a menudo constante. Sería una sorpresa que nuestros libros se vendieran masivamente”. Gaspar señala que la crisis editorial tiene dos causas: “el diluvio de novedades, que empieza a parecerse a un castigo bíblico contra libreros -les falta espacio-, distribuidores -les sobran devoluciones-, críticos -les faltan páginas en los suplementos-, lectores de calidad -le falta tiempo, dinero y ganas- y contra los editores, que tenemos que publicar más títulos al año para facturar lo mismo. Y segunda, el libro no es el objeto mimado en la industria del ocio cultural. El libro tiene que competir con los nuevos productos asociados a la electrónica”. Aun así, Gaspar asegura que “todavía pueden venderse en España libros de alta literatura. Por ejemplo, Tres poemas, de John Ashbery, Memorias del subsuelo de Dostoievski o la antología del poema en prosa Campo abierto. ¿Mi gran decepción? Ver narradores de tanta fuerza y calidad cómo Juan Francisco Ferré, con La fiesta del asno, o José María Pérez álvarez, con Cabo de Hornos, que no alcanzan un número significativo de lectores”. Kailas es una editorial con apenas dos años de existencia que ha visto cómo obras como Inmenso Estrecho -en la que participan autores como José María Merino o Manuel Rivas-, Herencia de Lan Samantha Chang y Las extraordinarias aventuras de Alfred Kropp alcanzaban, según su editor, las expectativas depositadas en ellos, mientras que Las natashas tristes, de Victor Malarek -una obra de denuncia sobre el tráfico ilegal de personas- no conseguían llegar a los lectores, como se había esperado, “porque es un libro demasiado duro”. Su editor, ángel F. Fermoselle, también coincide con otros editores cuando señala la “enorme crisis de lectores” que hay en España. Sobre la crisis de lectores, a la que contribuyen los cambios en los hábitos de ocio y el uso de internet como fuente de información, hay quien, como Antonio María Dávila, tienen muy claro cuáles son sus causas y sus consecuencias. “La producción editorial sigue creciendo, afortunadamente. El problema es, junto con la falta de distribución, la la rigidez de la demanda, una rigidez que tiene en el sistema de bibliotecas su principal escollo. Las bibliotecas públicas, escolares y universitarias no tienen los recursos necesarios. El sistema bibliotecario necesita un vuelco presupuestario o estamos perdidos. Para que nos situáramos al nivel de otros países europeos haría falta una inversión de 600 millones de euros y, de momento, para el año que viene se han presupuestado 8’6 millones de euros”. Enseñar a vivir con libros A esta crisis de los lectores apuntan voces como la de Andrés Torbado o como la del propio ávila, que coinciden en señalar que “no hay demasados libros sino pocos lectores”, en palabras de Torbado. En esta cuestión, la mayoría de los editores culpan al sistema educativo y al entorno familiar que debería “no ya enseñar a leer, sino enseñar a que se vive mejor leyendo. ¿Tiene claro nuestro sistema educativo -se pregunta Sergio Gaspar- que hay que convertir la lectura en un hábito virtal? ¿Que hay que crear clubes de lectura en los colegios y universidades? ¿Tienen claro los padres que no sólo han de jugar con sus hijos sino también leer con ellos? ¿Tienen claro los poderes políticos que hay que aumentar la red de bibliotecas públicas?” En opinión de Manuel Borrás, editor de Pre-Textos, “seguirá habiendo crisis mientras se cierren las pequeñas y medianas librerías, haya un exceso de novedades, unos sistemas de distribución obsoletos y una deficiente política de compras en las bibliotecas públicas”. Para su editorial, asegura que éste ha sido un año muy positivo. “Hemos ampliado mercado en América Latina y hemos llegado a acuerdos con otros editores que podrían dar muy buenos resultados en el futuro”. Su mayor sorpresa este año ha sido el Premio Cervantes a Pitol, “del que publicamos El mago de Viena, que va ya por la tercera edición, la acogida de Nadan dos chicos del irlandés Jamie O’Neill y el libro Así procede el pájaro de Juan Antonio Bernier”. Jaume Vallcorba, de Cuaderns Crema y Acantilado, también hace un balance “muy positivo, tanto de las ventas en España como en América. Mi gran alegría este año ha sido ver cómo el libro de Ramón Andrés sobre Bach, Los días, las ideas y los libros, se reimprimía al poco de haber salido”. Eludiendo, como Borrás, hablar de decepciones, Vallcorba está convencido de que “los problemas derivados de la oferta, la demanda y la sobreproducción se solucionarían creando nuevos lectores y educándolos. El lector ya escogerá entonces lo que le parezca”. Asegura Daniel Fernández, editor de Edhasa, que ése año ha sido de consolidación de sus colecciones de ensayo y literatura. Los títulos que mejor han funcionado han sido Libro de réquiems de Mauricio Wiesenthal del que, según la editorial, se han alcanzado los 10.000 ejemplares, Mentira, de Enrique Hériz, La piel fría de Sánchez Piñol y La montaña mágica de Thomas Mann. El editor, que se lamenta de no haber podido publicar Pandora en el Congo de Sánchez Piñol, va a la raíz del asunto. “La mayor causa de la crisis es que los españoles estamos hipotecados y con el agua al cuello. España se ha convertido en un país de nuevos ricos, que han pasado del burro al Mercedes y tienen más afición por tunerar automóviles que por la lectura. Además, se está produciendo un fenómeno de concentración de la demanda en unos pocos títulos, como El código Da Vinci, por ejemplo, junto con la publicación de una enorme cantidad de nuevos títulos perfectamente prescindibles, que sólo reciben el nombre de libros porque se encuadernan y se cosen y que deben estar contribuyendo a que el lector se espante”. Y apareció. El fenómeno Dan Brown es inevitable cuando se trata de analizar el sector editorial en la actualidad, pues las ventas astronómicas de El código Da Vinci han supuesto, y lo siguen haciendo, un aumento de lectores, de ejemplares y de facturación. Sin embargo, ¿este tipo de fenómenos, centrados en uno o dos títulos multiventas, son beneficiosos, a la larga, para el sector? Un bestseller, por favor Para Sergio Gaspar, lo que mantiene viva a la industria son “los pocos libros que venden mucho y los muchos libros que venden poco. Pero habría que añadir una tercera clase de libros, los libros-puente, fundamentales en la supervivencia de cualquier editorial y, en especial, de medianas y pequeñas. El porvenir de la industria del libro pasa, en gran medida, por consolidar y ampliar la existencia de esos libros-puente. En cuanto a los Harry Potter, los Dan Brown o episodios como los protagonizados por Cercas o Ruiz Zafón suponen una inyección de ingresos indispensables para muchos libreros y distribuidores, ingresos que revierten después en otras clases de libros. No es una buena noticia que no haya al menos un par de bestsellers rotundos cada año. Otra cosa es la posible tendencia del mercado a reducir la industria del libro a la fabricación del bestseller”. Y Joaquim Palau, director editorial de Ediciones Destino, afirma con rotundidad que libros como Harry Potter o los títulos que firma Dan Brown “llaman la atención e influyen en las estadísticas, pero suponen un porcentaje muy pequeño en relación al conjunto, debido a que el libro está extraordinariamente diversificado, en concreto, mucho más en los últimos años”. Según Palau, la saturación es un problema real que afecta no sólo al aumento de la producción de títulos, sino “a las librerías. En el caso de Destino estamos trabajando desde hace algunos años en la reducción del número de novedades y ser más selectivo en los títulos que lanzamos. De hecho, Destino publicó en el año 2001 un total de 110 novedades, y tenemos previsto publicar 62 para el año 2006”. La novela de Genji, de Murasaki Shikibu, ha sido unas de las obras de la editorial que mejor han funcionado este año, ya que, según datos de Palau, “hemos vendido más de 10.000 ejemplares a 30 euros en apenas tres meses”. El caso de Destino es paradigmático, pues en su catálogo confluyen “las moderadas ventas de Shikibu con las ventas ‘bestselleras’ de una novela como La reina sin espejo de Lorenzo Silva”. La editora de Maeva, Maite Cuadros, reconoce que no ha sido un año fácil, pero “dentro de la línea de publicaciones de Maeva, podemos decir que, debido a que en nuestra editorial realizamos una selección muy ajustada en cuanto a calidad y número de títulos que publicamos -en el 2005 han sido 27 títulos- estamos satisfechos con los resultados obtenidos globalmente”. A esa satisfacción ha contibuido la novela El hermanastro, de Lars Saaye Christensen, y El dolor perfecto de Ricarelli. El año Quijote ha traído las mayores alegrías a Pilar Cortés, editora de Espasa, que dice sin tapujos que “ha sido una temporada bastante dura donde a falta de grandes pelotazos hemos dependido de obras con ventas medias y de nuestro fondo editorial”. Sin embargo, donde unos ven el vaso medio vacío, otros lo ven medio lleno, como Adolfo García Ortega, editor de Seix Barral. “2004 y 2005 han sido para nosotros realmente buenos en resultados económicos y editoriales, con grata sorpresas, como el éxito de Pasión India, Una palabra tuya y Manual de infractores. Los que hablan de crisis son los mismos desde hace años, verdaderos embaucadores que han perdido su hegemonía en el mundo editorial”. Compramos poco y leemos menos Según una encuesta realizada por la Federación de Gremios de Editores de España respecto al año 2004 -tomando como base 4.000 entrevista aleatorias- en nuestro país un 48% asegura no comprar ningún libro al año, un 20% compra entre 1 y 5 libros, el 13’2% declara comprar entre 6 y 10 libros y un 7,4% entre 11 y 15. Superada esa cifra, el 3,9% compra entre 16 y 20 libros y el 4% entre 21 y 30. Tan sólo 1,8% ha adquirido entre 31 y 50 libros y un 0,7% más de 50. En cuanto a los hábitos de lectura, según la misma fuente, el 45% de los encuestados se declararon no lectores, un 23’6% aseguran leer frecuentemente -unas tres o cuatro veves por semana- y un 15,4% lee ocasionalmente -alguna vez al mes o al trimestre-. Principales cifras del libro en España 2004 2003 2002 2001 Ejemplares producidos 310.583.181 278.066.196 275.635.409 260.447.377 Títulos editados 67.822 65.824 62.237 60.267 Facturación (Millones de euros) 2881,60 2.792,61 2.674,64 2.606,70 *Fuente: Federación de Gremios de Editores de España