Sorpresa arqueológica en el centro de París: unas excavaciones de control durante unas obras para construir una nueva salida en la estación del cercanías de Port Royal han descubierto una necrópolis del siglo II d.C. con medio centenar de tumbas y diversos ajuares, desde joyas hasta animales sacrificados. Estos hallazgos, realizados por los científicos del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas (Inrap) francés, arrojan luz sobre la vida de los habitantes de la antigua ciudad galorromana de Lutecia en época altoimperial.
Una parte de la necrópolis, situada al sur de la que fue la capital de los parisii, una tribu de la antigua Galia, y que habría sido la más importante del asentamiento a orillas del río Sena, se documentó en el siglo XIX. Estas investigaciones identificaron un espacio funerario que estuvo en uso desde principios del siglo I d.C. hasta ser abandonado definitivamente en el IV. Pero ni los múltiples trabajos de construcción de calles e instalación de tuberías ni la citada estación ferroviaria se habían topado con esta serie de enterramientos.
Los arqueólogos del Inrap han hallado intacta una sección del cementerio, también llamada necrópolis de Saint-Jacques y que presenta una densidad de sepulturas bastante elevada, con numerosas superposiciones. "Nadie ha visto esto desde la Antigüedad", ha destacado el presidente de la institución, Dominique Garcia. En las 50 tumbas descubiertas se depositaron esqueletos de mujeres, hombres y niños. Aunque la cremación era una práctica común en la época, no se han encontrado evidencias en este sentido.
Los difuntos fueron enterrados en ataúdes de madera, como revela la aparición de numerosos clavos que habrían fijado los tablones hoy perdidos. En algo menos de la mitad de los enterramientos los investigadores han documentado objetos de distinta índole, según se detalla en un comunicado del Inrap: desde recipientes cerámicos como tazas, jarros o platos hasta artefactos de vidrio como copas o balsamarios.
Una de las prácticas más singulares que se desarrollaron esta necrópolis fue la de colocar en la boca de algunos de los muertos una moneda. Fue un ritual común en la Antigüedad llamado el óbolo de Caronte: se trataba de una costumbre relacionada con la mitología griega, un pago al barquero del inframundo, el Hades, para que cruzase sus almas a través del Estigia o el Aqueronte, según las distintas fuentes.
En las excavaciones también han salido a luz objetos relacionados con la indumentaria (alguna joya, horquillas y cinturones) o restos del calzado empleado por los parisii, un buen puñado de pequeños clavos que estarían colocados en la suela. En la nota se explica que estos materiales han aparecido a los pies del individuo o en un costado, como si los zapatos fuesen también una ofrenda. El esqueleto completo de un cerdo fue descubierto en una fosa aledaña a los enterramientos donde los investigadores creen que se sacrificaban animales para recabar la gracia de los dioses.
El equipo de investigación analizará ahora los restos humanos en el laboratorio. "Esto nos permitirá entender la vida de los parisii a través de sus rituales funerarios, además de conocer su salud estudiando el ADN", ha avanzado la antropóloga Camille Colonna. Dominique Garcia ha añadido que estas tumbas abrirán "una ventana al [conocimiento del] mundo de París durante la Antigüedad".