La actividad en Pompeya no cesa, el yacimiento parece inagotable pese a encadenar cada pocos meses hallazgos fascinantes. Los arqueólogos que investigan los vestigios de la antigua ciudad romana sepultada por el Vesubio en el año 79 d.C. han comenzado a excavar una zona central que ha estado prácticamente intacta durante dos milenios. Los trabajos se encuentran todavía en una fase muy inicial, pero ya han empezado a salir a luz varias estructuras interesantes.
La nueva intervención arqueológica se centra en un área de 3.200 metros cuadrados de la Regio IX, concretamente la Insula 10, una zona ubicada en el corazón de la urbe separada por la vía denominada de Nola de la Regio V, escenario de algunos de los hallazgos más sorprendentes de los últimos años, como el establecimiento de comida rápida (termopolio) desenterrado en 2020.
"Excavar en Pompeya es una enorme responsabilidad. La excavación es una operación irrepetible, lo que se excava es para siempre. Por lo tanto, necesitamos documentar y analizar bien cada hallazgo y asegurar y restaurar lo que encontramos", ha apuntado Gabriel Zuchtriegel, el director del Parque Arqueológico. "Estamos a punto de entrar en contacto con el pasado, y no sabemos lo que nos espera".
Según las primeras informaciones proporcionadas por el Parque Arqueológico de Pompeya, el equipo de investigadores —compuesto por arqueólogos, arqueobotánicos, numismáticos, vulcanólogos y expertos en topografía antigua, además de arquitectos, ingenieros y geólogos— ha empezado a descubrir la mampostería de los pisos superiores de varios edificios. Entre estos se encuentra una casa parcialmente excavada a principios del siglo pasado que antes de ser arrasada por la lava y la nube de ceniza servía de lavandería (fullonica) y otra que disponía de un gran horno.
Todo ello se ha empezado a registrar tras comprobar que en la zona no quedase ninguna bomba sin detonar de las que cayeron en el yacimiento durante la II Guerra Mundial. También se han utilizado imágenes obtenidas con escaneado láser para identificar las paredes de las estructuras. Los investigadores necesitarán en torno a año y medio para tratar de averiguar quién vivía ahí y qué tipo de actividades se desarrollaron. Aunque los edificios de alrededor fueron de familias de pudientes, Zuchtriegel presagia que en la Insula 10 vivieron personas más humildes ante la presencia de la lavandería y de lo que se ha identificado como una panadería.
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"A menos que alguien llegase antes, o que los propietarios lograran escapar cuando el Vesubio entró en erupción, podríamos encontrar aquí más frescos, cuerpos y joyas", ha asegurado Giuseppe Scarpati, otro de los arqueólogos que participan en los trabajos. "Sea lo que sea lo que encontremos, será la imagen de un momento", ha añadido la también arqueóloga Camilla Panzieri.
El bloque que se empieza a investigar se ubica dentro de un área más extensa de unas quince hectáreas que todavía no ha sido excavada de forma científica. En los niveles más altos se han documentado una serie de agujeros en el suelo relacionados con el uso agrícola de la tierra o con la extracción de lapili, rocas volcánicas. Según ha informado el Parque Arqueológico, en los siglos XVIII-XIX esta zona se utilizó como zona de cultivos, entre áreas boscosas y edificios rurales, y los invernaderos de los agricultores todavía estaban presentes hasta 2015.
Las excavaciones, no obstante, se enmarcan en un proyecto de conservación más amplio para evitar desprendimientos de tierra. En la Regio IX se han descubierto la Casa de Obellio Firmo, una de las más grandes y complejas del yacimiento, o las termas centrales de la ciudad, que abarcaba toda una manzana y estaba en construcción en el momento en que el Vesubio engulló la vida de la urbe romana.