Un "hallazgo excepcional". Así denomiraron este jueves los responsables de las excavaciones del yacimiento arqueológico del Abric Romaní de Capellades (Barcelona) el descubrimiento de los restos parciales de un cráneo de Neandertal de 60.000 años de antigüedad.
Ha sido en la campaña de verano, después de más de 40 años de investigación en este yacimiento, cuando un equipo liderado por el catedrático de Prehistoria de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, Eudald Carbonell, ha encontrado por primera vez restos humanos neandertales: un fragmento de cráneo que conserva parte de los huesos parietal, temporal y cigomático.
De este modo el Abric Romaní, que será declarado Bien Cultural de Interés Nacional por la Generalitat de Cataluña, se sube "al podio de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo para conocer el comportamiento social y cultural de los neandertales", según declararon este jueves los codirectores del proyecto de investigación, Eudald Carbonell, Gema Chacón, Palmira Saladié y Josep Vallverdú, acompañados por el director del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES-CERCA), Robert Sala, del que todos ellos son investigadores, y la consejera de Cultura, Natàlia Garriga.
Carbonell considera que en debería haber más restos parecidos en la zona, "aunque puede que no los encuentren", advirtió. En todo caso, no dejó de insistir en la importancia del descubrimiento: "un hallazgo impresionante" que va a cambiar la dinámica de trabajo que tenían porque incorpora una información adicional a todo lo encontrado en cuatro décadas, desde hogueras, restos de animales o herramientas de piedra.
"Ha valido la pena el esfuerzo de estos 40 años", continuó, porque con este último hallazgo "se completa toda la información que hasta ahora habíamos estado documentando y publicando en revistas científicas de todo el mundo".
Respecto al material descubierto, Carbonell ha detallado que los restos parciales encontrados corresponden a un cráneo que conserva parte del hueso temporal, donde hay un conducto auditivo y restos cigomáticos. Esto "nos explica la morfología de los neandertales y sirve para completar la información que ya teníamos de hace 40 años", precisó.
El arqueólogo considera que este verano "se completa un ciclo, pero es un punto y seguido para seguir encontrando restos que tanta información nos dan de esta especie". Además, "para los que trabajamos en las ciencias de la vida y la tierra es como un premio, que como equipo nos hace más fuertes y nos ilusiona a continuar trabajando y buscando las huellas del pasado de las especies humanas", concluyó.
El destino quiso que el hallazgo se produjera el pasado viernes 19 de agosto, 113 años después de que Amador Romaní y Lluís Maria Vidal entendieran la importancia arqueológica de la Cinglera del Capelló, y 40 años después de que un joven Eudald Carbonell decidiera reiniciar los trabajos de excavación en el punto en el que lo habían dejado sus predecesores.
Los restos fueron limpiados después de su descubrimiento y diferentes especialistas los analizaron y determinaron que correspondían a un cráneo parcial de neandertal. La técnica restauradora del IPHES-CERCA Irene Cazalla llevó a cabo un minucioso trabajo de restauración y conservación para que los restos puedan ser manipulados para su posterior estudio.
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El yacimiento permite explicar la "microhistoria" de los neandertales, dijo Robert Sala, que además destacó la existencia de muy pocos en el mundo como este, que puedan mostrar cómo era su vida doméstica.
Estos días se están tomando muestras geológicas de los hogares asociados a los restos, que serán procesados en los laboratorios del IPHES-CERCA, a la vez que se analizarán las piezas recuperadas de industria lítica y otras faunísticas asociadas a estos restos humanos. Todo ello proporcionará a los investigadores una imagen "muy precisa" de las condiciones climáticas y del ecosistema en el que vivieron estas comunidades neandertales.