Un equipo internacional de arqueólogos y científicos dirigido por el investigador español Juan José Ibáñez, de la Institución de Investigación en Humanidades Milá i Fontanals (IMF-CSIC), ha descubierto uno de los primeros enterramientos islámicos en el yacimiento de Tell Qarassa, en la actual Siria, datado entre los siglos VII-VIII. En concreto, se han documentado las tumbas de dos personas, un hombre y una mujer, que debieron formar parte de los primeros grupos musulmanes que se desplazaron a Siria, probablemente procedentes de la Península Arábiga o del Sinaí, según ha desvelado el estudio de ADN de los restos.
Los resultados de este trabajo multidisciplinar, que ha combinado datos arqueológicos e históricos con el estudio de restos biológicos mediante análisis de ADN antiguo, los isótopos y el análisis de carbono 14, se han publicado en la revista científica Communications Biology.
"Durante 2009 y 2010, nuestras excavaciones en el yacimiento de Tell Qarassa (Siria) descubrieron enterramientos que suponíamos neolíticos, con unos 10.500 años de antigüedad", ha recordado Ibáñez. Según ha explicado la genetista Cristina Valdiosera, de la Universidad de Burgos y coordinadora del estudio, para investigar los primeros grupos agrícolas de la región se analizó el ADN de 14 humanos. "Solo dos individuos de las capas superiores del yacimiento dieron resultados positivos y estos procedían de enterramientos que suponíamos que pertenecían a un período prehistórico posterior. Tras la datación por radiocarbono quedó claro que teníamos algo inesperado y especial", ha detallado.
Los enterramientos datan de la época omeya, a finales del siglo VII y principios del VIII (el segundo califato) y, según los arqueólogos, son coherentes con las primeras prácticas funerarias musulmanas. Los cuerpos, según Ibáñez, "habían sido depositados longitudinalmente y alineados hacia La Meca; un ritual muy diferente de los enterramientos neolíticos, en los que los fallecidos eran depositados en posición fetal".
"Era imposible precisar su contexto sin las fechas de radiocarbono, ya que no se conocían asentamientos o enterramientos musulmanes en la zona y el propio yacimiento solo se conocía como un lugar prehistórico. De hecho, el asentamiento más cercano en la actualidad es de una comunidad drusa no asociada al islam", ha subrayado el investigador.
"Los resultados genómicos también fueron sorprendentes, ya que los dos individuos parecían genéticamente diferentes de la mayoría de los levantinos antiguos o modernos. Los más parecidos -aunque no idénticos- de la actualidad son los beduinos y los saudíes, lo que apunta a una posible conexión con la Península Arábiga", ha precisado Megha Srigyan, bióloga evolutiva que analizó los datos en la Universidad de Uppsala (Suecia).
El genetista de la Universidad de Uppsala Torsten Günther ha añadido que "la mayor parte de nuestras pruebas son indirectas, pero los distintos tipos de datos apuntan a que este hombre y esta mujer pertenecían a grupos transitorios alejados de su hogar, lo que sugiere directamente la presencia de los primeros musulmanes en el campo sirio".
El equipo también buscó secuencias de ADN pertenecientes a patógenos conocidos en un intento de investigar la causa de la muerte. Sin embargo, a pesar de tener constancia documental de brotes de peste en esta época, los investigadores no han encontrado restos de ningún patógeno, por lo que no han podido saber la causa de su muerte ni por qué fueron enterrados de esa manera y en ese lugar. Los restos humanos recuperados en Qarassa, así como el resto del material arqueológico, han sido depositados en el Museo Arqueológico de Sweida (Siria).