La compañía de la Cuarta Pared ha alcanzado la última etapa de su Trilogía negra. Lleva por título Tantos esclavos, tantos enemigos. Lo tomaron de un proverbio latino que advierte a los potentados de que el odio se encuentra cerca: dentro de sus propias casas, entre el servicio. La trilogía, que consiguió con su primera entrega, Nada que perder, un potente éxito de crítica y público, ha deambulado todo el tiempo por ahí: por la denuncia de una realidad presente hostil con los de abajo.
El género que ha hilvanado la colección completa es el thriller. Aunque en este remate se apuesta por el humor para emplearlo como arma satírica. La farsa, el teatro documento (noticias, atestados judiciales, whatsapps robados…) y la autoficción también concurren en la puesta en escena de Javier G. Yagüe, armada a partir de un texto de él mismo escrito junto a QY Bazo y Juanma Romero.
De clases sociales cada vez más distanciadas también nos habla Bernard-Marie Koltès en Muelle Oeste, pieza que la compañía Almaviva, liderada por César Barló, ha puesto en el cartel de la Sala Mirador. Un ambicioso montaje para la austeridad que prevalece –a la fuerza ahorcan– en el circuito alternativo. Con ocho actores en el elenco. Koltès los introduce dentro de una vieja nave de un rincón del West End de Nueva York, cerca del viejo puerto.
'Yellow Moon. La balada de Leila y Lee' cuenta la historia de dos adolescentes cuyo plan de hacer botellón una noche se verá convulsionado al encontrarse envueltos en un crimen
Un rompeolas de “mendigos, maricas, camellos, de ajustes de cuentas, un lugar donde la policía jamás pisa, por oscuras razones”. A ese inframundo acude, una noche cualquiera, un tipo adinerado con una intención definida: suicidarse lanzándose al río Hudson junto a su secretaria. El autor francés, con su descarnada poética, muestra que no es tan difícil acabar fuera de la sociedad, del concepto de ‘gente de bien’, y recalar en el infierno de la marginalidad.
Otro explorador de los estratos sociales y las tensiones es el dramaturgo escocés David Greig, una de las voces más sólidas e internacionales del teatro británico en los últimos años, con un amplísimo repertorio de obras estrenadas en espacios de referencia como el National Theatre o el Royal Court Theatre. La compañía Exlímite ha reparado en Yellow Moon. La balada de Leila y Lee, que cuenta la historia de dos adolescentes cuyo plan de hacer botellón una noche de viernes se verá convulsionado al encontrarse de repente envueltos en un crimen.
Tal giro de guion les obliga a emprender una huida, como dos bandidos que se alejan de una sociedad en la que le cuesta encontrar acomodo. Las carencias afectivas que han padecido hasta la fecha serán, sin embargo, trocadas por el germen del amor entre ambos. Beatriz Jaén, ayudante habitual de Alfredo Sanzol, está al frente de un montaje que tiene algo de road movie con ecos de Bonnie and Clyde. Con la adrenalina de la ilegalidad, de saberse fuera de la norma.