Dos históricos de nuestra escena, con una trayectoria intensa y extensa, Petra Martínez y Juan Margallo, se ha alzado con el Premio Nacional de Teatro, dotado con 30.000 euros. Un nuevo espaldarazo para una pareja de actores, directores y autores (hacedores totales de teatro, en definitiva) que empezó a gestarse, cómo, en una sala teatro: con Petra encaprichándose de las piernas de Juan, que iba con faldas en un montaje de Calígula en el Bellas Artes de Madrid (en su ‘mocedad’ trabajó para troupes como la del Teatro María Guerrero, la del Lope de Vega y la del Español). Ya ha llovido desde entonces y, después de mucho pelear en la trinchera casi siempre precaria del teatro, les ha caído uno de los premios solemnes y oficiales que ayudan a orlar una carrera.
El jurado que ha tenido a bien ungirles ha motivado su fallo con los siguientes argumentos:“Por la coherencia en la trayectoria mantenida sobre los escenarios, y por su compromiso con el arte y la sociedad a través de sus creaciones”. Además, ha destacado que el galardón se entrega también “por su resistencia y afán por incorporar a sus obras las nuevas formas y tendencias escénicas, de modo que han sabido hacer teatro del siglo XX, pero también mantener la excelencia escénica que les ha caracterizado en todo el contexto del siglo XXI, sin olvidar su labor pedagógica y de transmisión teatral, ejercida siempre con enorme profesionalidad, no exenta del sentido del humor que impregna sus obras”.
Eran unos veinteañeros cuando se dio aquel encuentro en el Bellas Artes. Jóvenes llenos de energía y una pasión por el teatro incontenible. Militaron en algunas de las aventuras seminales de la escena en la segunda mitad del siglo XX en España, un país que iba acercándose al final periodo oscuro de la dictadura franquista y quería respirar en libertad. También en las tablas. De esa ansia libertaria dan cuenta compañías como Teatro Experimental Independiente (TEI) y Tábano, gestadas en el ámbito universitario y en las que ambos estuvieron enrolados.
Ya con el caudillo bajo la pesada losa de la Cruz de los Caídos, en 1978, fundaron El Gayo Vallecano, mítica compañía independiente alumbrada en el barrio proletario que le da nombre (con guiño a su equipo de fútbol). Fermín Cabal y Luis Matilla fueron otros de los impulsores de este proyecto nacido con intención de ofrecer a un entorno desfavorecido, con escasa atención de los Administración, de una alternativa cultural que enriqueciera la vida de sus habitantes. Lorca, Alonso de Santos (con La estanquera de Vallecas, precisamente) y Pedro Álvarez-Ossorio fueron algunos de los autores que subieron al escenario en este periplo que se prolongó hasta mitad de los 80, con el auspicio del viejo profesor Tierno Galván, a la sazón alcalde de Madrid.
En el 1985, dieron una larga cambiada dando a luz Uroc Teatro, una compañía con la que abrieron enormemente el campo creativo, alternando clásicos con otros autores contemporáneos. Algunos de los títulos que cristalizaron fueron: El retablo de las maravillas (1996), Clown Quijote de la Mancha (1998) y El de la triste figura (2005), inspiradas en la obra de Cervantes; Clásyclos (comando incontrolado de teatro) (1998), a partir de versos de Calderón y Lope; Pareja Abierta; Reservadísimo (2001) y La mujer pasota; La mujer sola (2005), montajes de obras de Darío Fo; y La rosa de papel (2004), de Valle-Inclán.
Entre sus últimos trabajos de esta pareja artística se encuentran Adosados (2007), Cosas nuestras de nosotros mismos (2011), ¡Chimpón! (2015), La señorita doña Margarita (2021) y Hasta que el alzheimer me devore (2021, Sala Mirador). Petra Martínez, por su parte, tiene un amplio recorrido en la televisión (embarcada en populares series como La que se avecina) y en el cine, donde ha sido José Luís García Sánchez, Manuel Gutiérrez Aragón, Jaime Rosales y Pedro Almodóvar. En 2011 fueron también galardonados por la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes por su labor en Uroc. Asimismo, Margallo ha sido galardonado en dos ocasiones con el Premio Max de las Artes Escénicas y Martínez con el Premio Feroz como Mejor actriz protagonista por su último trabajo cinematográfico La vida era esto, de David Martín de los Santos.