Safo, Minerva, Scheherezade… Este año en el Festival de Mérida se imponen los mitos femeninos. Así lo quería Jesús Cimarro, su director, y así lo plasma su programación. Aunque la inauguración, el próximo día 1 de julio, se ha reservado a un caudillo emblemático, Julio César. Concretamente, a la conspiración que culminó con su asesinato, recreada por Shakespeare en una obra que ha dado origen a infinidad de versiones, en el teatro y también en el cine, donde prevalece la de Joseph L. Mankiewicz.
Pero, en la línea feminista de esta edición, al clásico se le ha dado un llamativo giro de tuerca. A saber: a los hombres los encarnan mujeres y viceversa. “Se genera una línea de tensión en relación al sexo que ofrece un discurso más contemporáneo sobre qué es el poder”, explica a El Cultural José María Muscari, artífice de esta producción del Complejo Teatral de Buenos Aires.
En la piel de Julio César se mete Moria Casán, popularísima actriz en Argentina. “Su interpretación es visceral, energética y efervescente”, señala Muscari, que confeccionó el espectáculo para reabrir en la capital argentina el Teatro El Plata, situado en Mataderos. Un barrio cuyo nombre revela la actividad que se ejercía en tiempos allí. Es un detalle que Muscari toma para su propuesta. El “olor a sangre” que quedó en la atmósfera lo aprovecha para la ambientación.
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Los diez actores del elenco están casi todo el tiempo en escena. Brindan así transparencia al público, que ve en directo la urdimbre escenográfica. Construyen la historia en medio de las proyecciones y de la música de Nathy Peluso, otro reclamo para llenar el inmenso graderío del Teatro Romano. “El vestuario”, añade Muscari, “es como de un desfile de Versace. Hay decisiones extremas de este tipo que nos acercan a la gente que irá a verla”. El propósito no es romper con la tradición. Al contrario.“Al representarla en un contexto con tanta historia dialogaremos con todas las puestas en escena de Julio César que se han hecho en el pasado”. He ahí el deseo de Muscari.