“Todos los días que voy a la cárcel salgo llena de dudas y de emoción, más viva y consciente”. Vitalidad y consciencia son cualidades que le sobran a Carolina África (Madrid, 1980) a la hora de hacer teatro. Esos dos pilares, a los que se añade la imaginación y el talento natural derramados en obras como Verano en diciembre y Otoño en abril (que en febrero volverá a Cuarta Pared) se darán cita en El cuaderno de Pitágoras, obra surgida de su experiencia como colaboradora en el centro penitenciario de Valdemoro (y de una desenfadada anécdota al pronunciar “bitácora”) que tiene previsto abrirse camino (si ómicron no lo estropea) en el escenario del Teatro Valle-Inclán a partir del 18 de enero.
"Tenemos una concepción de la cárcel estereotipada y basada en referentes cinematográficos pero ningún contacto real y humano”.
La pareja formada por Paqui y Furia es la protagonista de una historia coral que cuestiona, utilizando técnicas metateatrales, los prejuicios y estigmas que arrastra la reinserción social. A través de treinta personajes y una puesta en escena capaz de penetrar tanto en las celdas de la prisión como en espacios de libertad como una playa o un bar, África nos presentará una montaña rusa de emociones a través de un diario íntimo, fragmentado y, por momentos, muy divertido basado en hechos reales.
“Casi todo el elenco ha ido a la cárcel y ha participado en alguna jornada. No es teatro verbatim ni documento porque hay mucha ficción, pero ante todo hay mucha verdad y mucho deseo de contar historias que a mí me sacudieron y me hicieron reír. Hay de todo, situaciones duras y otras que nos harán soltar una carcajada, como en la vida”.
La reflexión de la autora y directora sobre el mundo penitenciario acaba convirtiéndose en una ráfaga de preguntas: “¿Para qué sirve la cárcel? ¿De verdad es un camino para la reinserción? ¿Son mis privilegiadas circunstancias las que hacen que yo no esté aquí? ¿Me creo mejor persona que ellos? ¿Tiene sentido la dicotomía buenos-malos, condenados-absueltos, libres-presos? He visto cómo el teatro ha salvado a muchos chicos en situaciones muy angustiosas de soledad y tristeza, especialmente durante la pandemia, que los ha tenido doblemente aislados. El teatro es una herramienta para crear grupo”. Según África, "tenemos una concepción de la cárcel estereotipada y basada en referentes cinematográficos pero ningún contacto real y humano”.