No podía faltar Gerardo Vera en la nueva etapa del Centro Dramático Nacional pilotada por Alfredo Sanzol (Madrid, 1972). Y es que Vera tiene algo de mentor para él. Y de ‘agente provocador’: le dio en su día la confianza necesaria para que liberara instintos ‘dramáticos’ (como autor y director). La primera vez que estrenó un montaje –Sí, pero no lo soy– en el CDN fue, en 2008, gracias a Vera, que por entonces dirigía la institución escénica. Así que cuando Sanzol tomó posesión del cargo le dio un toque: “Oye, ¿qué te gustaría hacer?”. El viejo maestro se lo dejó muy claro: Macbeth.
El destino, luego, les alteró el plan. Vera falleció el 20 de septiembre, dejando el proyecto encarrilado, sí, pero con unas cuantas decisiones por tomar. “Estaba el reparto, el diseño de la escenografía, un figurín y los apuntes iniciales de la música”, explica a El Cultural Sanzol, que, para evitar la cancelación, agarró el timón de la nave a la deriva para guiarla hacia el estreno de este viernes en el María Guerrero. “El objetivo es homenajearle y contar una gran historia, que es lo que quería”, señala. Desde luego, mimbres no le faltan: el drama del monarca escocés, devorado por el conflicto entre poder y moral, es una de las cumbres de la dramaturgia de Shakespeare.
La forzada sustitución ha sido un giro de guion inesperado y desgraciado pero, aduce Sanzol, “también algo natural”, porque él estuvo alentando desde sus orígenes esta producción y porque conocía a fondo la adaptación de José Luis Collado, “concisa, esencial y rotunda”, en palabras de Vera, que ya dirigió el Macbeth verdiano en el Teatro Real (2004). Para el actual máximo responsable artístico del CDN, Macbeth es una de sus piezas predilectas. “Ya en Cous cous & churros, mi primera obra, que cuenta la historia de una presidenta de gobierno dominada también por un impulso descontrolado de poder, fue una gran inspiración. Incluso contiene versiones de diversos monólogos de Macbeth”
Cimientos poéticos y sintéticos
Por su parte, Sanzol también alaba el libreto de Collado, autor de los homéricos trasvases a las tablas de las novelas de Dostoievski El idiota y Los hermanos Karamazov, dos de los últimos títulos escenificados por Vera. “Poético, sintético, fibroso y sensual”. Es el cuarteto de epítetos que le dedica. Está encantado de sostener su puesta en escena sobre ese cimiento. Para darle forma, ha buceado en las notas que Vera dejó dispersas, balizas para orientar su avance sin salirse de las coordenadas originales. Como sólidas referencias también ha contado con el plantel de actores, sobre todo Carlos Hipólito (Macbeth) y Marta Poveda (Lady Macbeth), pareja que Vera tuvo en mente desde la concepción del montaje. Con ellos, Sanzol ha puesto en marcha una nueva forma de trabajar con los intérpretes que pretende desarrollar los próximos años. No quiere dar muchas pistas al respecto porque, alega, “todavía es secreta”, pero sí desliza que se asienta en la “memoria física del cuerpo”.
Hipólito y Póveda, más Jorge Kent, Álvaro Quintana, Alejandro Chaparro…, se moverán por una escenografía “catedralicia” que remite, especifica Sanzol, “a una de esas lomas escocesas en las que se ven carreteras con curvas y sin árboles”. Lo más llamativo es que tanto el suelo como el cielo se desbordan, saliéndose de la caja escénica. “Es una metáfora de lo que siente el propio Macbeth, que afirma que su espíritu está encerrado dentro de su cuerpo”. Un espíritu en sombras que, tras mancharse las manos de sangre, ya jamás podrá recuperar “el sol de la inocencia".